Cuando la residencia se puede obtener a través de los hijastros

Muchos inmigrantes no saben qué tienen la opción de ajustar su estatus a través de los hijastros

Margarita Olivas Pérez logra la residencia a través de su hijastro Kevin Roberto González. (Foto suministrada).

Margarita Olivas Pérez logra la residencia a través de su hijastro Kevin Roberto González. (Foto suministrada). Crédito: Foto suministrada

La inmigrante mexicana Margarita Olivas Pérez logró salir de las sombras en las que vivió durante 23 años al obtener la residencia en los Estados Unidos a través de una petición hecha por su hijastro.

Nunca pensé que pudiera arreglar mi situación migratoria a través del hijo de mi esposo. Cuando su padre y yo nos casamos, él tenía seis años; pero no lo adopté ni tiene mi apellido, aunque lo crié como un hijo”, dice.

Margarita nació en Tijuana, y entró al país con una visa de turista. Su padre quien es residente de los Estados Unidos solicitó su residencia, pero como ella acababa de cumplir los 18 años, la espera en esos casos puede durar hasta 20 años.

Margarita Olivas Pérez se casó con su esposo Roberto González en 2013. En esta imagen son captados al lado de sus hijos. (Foto suministrada).
Margarita Olivas Pérez se casó con su esposo Roberto González en 2013. En esta imagen son captados al lado de sus hijos. (Foto suministrada).

El 14 de febrero de 2009 se casó con el inmigrante Roberto González. Su esposo ya tenía un hijo de una relación anterior Kevin Roberto González a quien Margarita tomó como un hijo ante la ausencia de su madre biológica.

La pareja tuvo dos hijas más que nacieron en San Diego, Alondra que ahora tiene 17 años y Blanca de 14 años. Kevin ya anda en los 22 años.

Margarita confía que los años que vivió sin papeles fueron muy difíciles. “Se le cierran a uno las puertas y tiene que humillarse en el trabajo por no tener un número de seguro social. Es una vida con miedo de ser separada de los hijos”, dice.

El regreso a México no era una opción porque su mamá falleció cuando ella tenía cuatro años, y aunque tiene a su abuela y familiares, no era como que una familia la esperaba con los brazos abiertos al cruzar la frontera.

Margarita Olivas con sus hijos y amigos. (Foto suministrada).
Margarita Olivas con sus hijos y amigos. (Foto suministrada).

“Cuando mi papá enviudó se casó e hizo su propia familia. Crecí de una familia a otra. Yo decía, no tengo a nadie en Tijuana. Qué voy hacer si me deportan”, se cuestionaba.

Margarita dice que angustiada por una posible separación de su familia ante el recrudecimiento de las políticas de migración bajo la administración Trump, fueron varios de sus amigos y miembros de su familia quienes empezaron a hablar de las diferentes opciones para arreglar su estatus migratorio. Ahí surgió la posibilidad de que fuera a través de Kevin.

Para seguir adelante, tuvo que hablar con el muchacho para pedirle su aprobación. “Él dijo que sí gustoso”, comenta Margarita.

Margarita Oliva Pérez con los abogados en migración Eric Price y Michelle Montes. (Foto cortesía Paulina Herrera).
Margarita Oliva Pérez con los abogados en migración Eric Price y Michelle Montes. (Foto cortesía Paulina Herrera).

Fue a través de las oficinas en San Diego del abogado en migración Eric Price que inició el trámite de la residencia mediante una petición hecha por su hijastro en 2017.

Sin embargo, guardaba serias dudas sobre si podía funcionar.

“Tuve que presentar el acta de matrimonio, fotografías familiares que mostraran que existía una relación y los expedientes escolares de Kevin. Yo siempre fui a las juntas de su escuela y firmaba los documentos escolares”, cuenta.

Casi dos años después de que Margarita presentó la solicitud para ajustar su estatus migratorio, el 10 de febrero tuvo en sus manos la tarjeta de residente permanente.

Sentí mucho alivio y paz. Voy hacer cosas que antes no podía sin temor de que me detengan por algún error y que me separen de mi familia”, dice feliz.

“Nomás no hemos hecho una fiesta para celebrar mi residencia porque no tenemos dinero”, afirma sonriendo.

Su hijastro Kevin no se siente menos feliz. “Para él, yo soy su mamá y para mi, él es mi hijo. Él me ha dicho que ya me merecía la residencia. Lo han felicitado mucho en la construcción donde trabaja por haberme ayudado”.

Roberto González esposo de Margarita Olivas, su hijastro Kevin y sus hijas Alondra y Blanca. (foto suministrada)
Roberto González esposo de Margarita Olivas, su hijastro Kevin y sus hijas Alondra y Blanca. (foto suministrada)

Margarita platica que se siente muy orgullosa de sus tres hijos.

“Me daba mucho sentimiento no poder estar en la graduación de la secundaria de mi hija Alondra. Ella quiere ser doctora. Mis dos hijas son muy estudiosas. A Kevin no se le dio la escuela, pero yo lo motivo para que ponga su propia empresa de construcción”.

Margarita dice que hay mucha gente como ella que desconoce que pueden arreglar su estatus migratorio a través de sus hijastros y que ahora viven con muchos temores y sus trámites estancados.

Sí es posible

El abogado en migración, Eric Price precisa que siempre que alguien se convierta en hijastro o hijastra antes de los 18 años, puede solicitar la residencia para su madrastra o padrastro cuando cumpla los 21 años.

“El hijastro o hijastra no tienen que vivir en la casa necesariamente, solo se tiene que probar que tienen una relación con el padrastro o madrastra con el que su madre o padre se casaron”, remarca.

“El documento básico para solicitar la residencia para un padrastro o madrastra es el certificado de matrimonio de su padre o madre con su nueva pareja”, observa.

El abogado reconoce que hay cierta confusión sobre si es posible que un hijastro o hijastra pueda darle la residencia a un padrastro o madrastra indocumentado, lo mejor es que siempre que haya en la familia, alguien con la ciudadanía o residencia, acudan con un abogado en migración con experiencia para que los saque de dudas y explore sus opciones.

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