‘Una mujer donde sea trabaja’

Poco después de graduarse de la universidad en México, Beatriz Zavaleta comenzó a trabajar como maestra en su natal estado de Morelos.

Al poco tiempo de ejercer su carrera, solicitó su visa de turista para Estados Unidos y siendo una joven con planes a futuro decidió emigrar para estudiar inglés y eventualmente regresar a ser maestra de este idioma en México.

“Según venía por un año nada más”, dijo sonriente la originaria de Cuernavaca, mientras preparaba las tortillas para hacer chilaquiles en el supermercado Northgate González del sur de Los Ángeles.

“Pero ya ve, es la historia de todos. Probamos el sueño americano y no nos vamos”.

La mujer, de 56 años de edad, contó que cuando llegó por primera vez a Estados Unidos no tenía familia y se fue a vivir con unas amistades a la ciudad de Santa Mónica, al oeste de Los Ángeles.

Ya establecida comenzó a trabajar cuidando niños mientras estudiaba inglés en el colegio comunitario del área.

Luego, se mudó al sur de Los Ángeles donde comenzó una nueva vida. Se casó y tuvo dos hijos.

El precio de emigrar ‘al norte’

Zavaleta contó que con el tiempo se fue acoplando a esta ciudad. Sus hijos iban creciendo y por razones de la vida tuvo que separarse de su esposo.

Como madre soltera, dice, que su obligación era más grande y por ello decidió tomar tomar cualquier oportunidad de trabajo que se le ofreciera.

Ella laboró en un concesionario de automóviles y eventualmente vendiendo productos de marca de cocina. Hace 16 años compró su casa en el sur de Los Ángeles y poco después compró otra propiedad para alquilar.

La vida parecía estar bien pese a que ella solo contaba con un permiso de trabajo en Estados Unidos y no podía viajar a México. Sus padres, quienes sí tenían visa, la visitaban de vez en cuando.

No obstante, Zavaleta lamenta el momento en el que su madre falleció en 2012 y no pudo acompañarla en su última morada en México.

“Ese es el dolor de estar aquí, que no pude ir”, dijo con tristeza y aseveró que hace tres años por fin logró obtener su residencia legal permanente.

“Ahora sí voy a ver a mi papá cada que puedo. Él está un poco delicado de salud”.

Orgullosa empleada

Ya lleva cinco años trabajando para el supermercado latino Northgate y aseguró que la compañía le ha abierto las puertas a nivel laboral pero también ayudó a nivel educativo a su hija.

“Tiene 22 años y va a la universidad para ser psicoterapeuta… Trabaja con niños con autismo y aquí en Northgate le han dado becas para estudiar”, dijo agradecida.

Indicó estar muy contenta con su trabajo porque le gusta ver cuando los clientes saborean su comida. Ya sean los chilaquiles o las tostadas, indica, todo lo hace con amor.

“Me emociona darle de comer a la gente… Es como cuando uno esta en familia les da de comer con cariño”.
Zavaleta aseveró que las mujeres son muy indispensables hoy en día; además de emprendedoras.

“Uno de mujer sí puede. Todo se puede. Y donde quiera trabaja”, recalcó