¿Cuándo es necesario realizar una cirugía funcional de la nariz y no sólo por razones estéticas?

Dolores de cabeza recurrentes, nariz tapada, ronquidos, desviación nasal, alergias e interrupciones en el sueño. Todos estos pueden ser los síntomas principales que te obligarán a necesitar una rinoseptoplastia.

La obstrucción nasal puede ser originada por el crecimiento excesivo de los cornetes nasales (hipertrofia), el tabique desviado o por aparición de tumores benignos o malignos.

Esta obstrucción es descubierta a través de una endoscopia endonasal, donde el especialista, a través de una fibra óptica, revisa el interior de la nariz para estudiar la deformidad y tomar las medidas preventivas ante la operación.

Esta cirugía combina la rinoplastia y la septoplastia, porque se corrigen las fallas en el interior de la nariz, que dificultan el trabajo respiratorio; y también el aspecto exterior, logrando una mejoría estética.

Cabe destacar que la mejoría en la apariencia estética de la nariz se necesita para mejorar el aspecto interior. Es decir, el cambio exterior es también para ampliar las vías respiratorias y mejorar la afección interna.

Si el paciente solo está afectado por hipertrofia en los cornetes, puede ser tratado con antialérgicos y corticoesteroides nasales, como: la mometasona o la beclometasona.

En cambio, si tiene el tabique desviado, debe ser intervenido quirúrgicamente (a través de la rinoseptoplastia).

La cirugía es conocida como un proceso indoloro con una recuperación sencilla. Luego de ella, el paciente regresa a casa con tubos de silicona, para mantener el tabique estable (lo usará durante 5 o 7 días), y un parche plástico que puede ser retirado luego de una semana.

En 6 meses ya el resultado debe ser completo, luego de hacer masajes y revisiones periódicas para dar seguimiento a la recuperación.

Si estás sufriendo de obstrucción nasal, y está afectando tu calidad de vida (para dormir, por ejemplo); consulta con un otorrinolaringólogo, quizás estás necesitando una rinoseptoplastia.