Niño adoptado estudia medicina, luego lo deja todo para regresar a su país
Marc también quiere ayudar a formar a médicos y personal sanitario de la zona para que se queden en la región
Marc Boix fue adoptado a los 6 años por una familia española, de Olot. El niño era huérfano de madre y como era muy buen estudiante, para que tuviera opción a un futuro mejor, un político convenció a su padre para que lo llevara al orfanato de la organización Nepal Children’s Organization en Katmandú.
El niño se marchó y toda la familia quedó con la esperanza de que se verían al menos una vez al año, como les habían asegurado. Sin embargo, no fue así. Marc ya nunca volvió a pisar su país ni a ver a su familia.
Por suerte, regresó a los 18 años acompañado de su padre adoptivo y su hermano pequeño, de origen mexicano, también adoptado. Fueron todos como parte de unas vacaciones.
Aquel niño que era tan buen estudiante continuó sus estudios y tras terminar medicina en la Universidad de Barcelona estuvo un año en un hospital de Katmandú. Fue en ese momento cuando decidió que quería volver a sus orígenes para ayudar a los habitantes de la zona con sus propios medios.
Cursó la especialización de Anestesiología y dos años después empezó a construir su plan: poner en marcha una farmacia y un centro de atención primaria. Poco a poco lo fue consiguiendo con la ayuda de amigos, familiares y conocidos. Después, creó la organización Health Us Nepal, que tiene la misión de llevar salud a la región de Nepal de donde Marc procede, una zona aislada y empobrecida en la que viven unas 60.000 personas sin acceso a una asistencia sanitaria de calidad.
En Takla, que es el pueblo originario de Marc, no hay luz, agua ni sanitarios en las casas. Son unos 150 habitantes, y una familia vive con menos de un dolar y medio al día.
Entre el centro de atención primaria y la farmacia, puestos en marcha desde principio de año, Marc atiende a unas cuarenta personas al día. Junto con el gobierno local, acordaron construir, además, un pequeño centro médico de salud a cinco horas a pie de Simikot, (un pueblo al que solo se puede llegar por avioneta). A día de hoy el centro ya funciona.
El joven también atiende a enfermos en este centro y va por los pueblos rurales según las necesidades de la población.
Sin duda, es todo un ejemplo y motivo de inspiración para los demás.