Qué era “el bosque” de Notre Dame en el que se cree comenzó el incendio que devastó la catedral de París
La estructura construida en torno al año 1220 era una invaluable muestra de la arquitectura medieval y fue arrasada por el fuego desatado el lunes
Era uno de los tesoros de la catedral de Notre Dame de París, una maravilla de la arquitectura medieval que no estaba a la vista de los visitantes.
Este martes es una de las pérdidas irreparables causadas por el incendio que sufrió ese icónico templo.
Se la conocía como “el bosque” y era una inmensa estructura situada en el techo de la catedral, de 100 metros de largo por 13 de ancho en la nave y 10 metros de altura, construida con madera de roble conformando una suerte de ático.
Este entramado estaba formado por unas 1,300 vigas, cada una de las cuales procedía de un árbol distinto, por lo que se estima que para su construcción fue necesario cortar al menos unas 21 hectáreas de bosques. De allí su nombre “el bosque”.
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Esa estructura, arrasada por el incendio del lunes, fue construida en torno al año 1220, pero gran parte de la madera utilizada en ella era mucho más antigua.
Notre Dame había tenido una estructura similar en la parte del coro que se derrumbó en algún momento entre los años 1160 y 1170. Las vigas fueron luego reutilizadas en la construcción de “el bosque”.
Se estima que algunos de los árboles de los cuales procedían podían tener entre 300 y 400 años de antigüedad, lo que quiere decir que databan de entre los siglos VIII y IX.
Esta estructura de madera sostenía un techo construido con unas 1,325 láminas de plomo de 5 mm de grosor, cuyo peso alcanzaba las 210 toneladas.
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De acuerdo con la página oficial de la catedral, en el año 1196, el obispo Maurice de Sully legó en su testamento unas 5.000 libras para la compra de plomo para el tejado del templo.
Una de las ventajas de esa capa de plomo es que permite sellar perfectamente la superficie de la estructura, según reseña la Biblioteca Nacional de Francia en un texto sobre la construcción de la catedral.
Hay indicios de que el incendio de este lunes comenzó en “el bosque”.
“Condenados al fuego”
Según explicó el fiscal de París, Rémy Heitz, a las 6:20 de la tarde del lunes se produjo una primera alarma de incendio en la catedral pero, tras realizar las inspecciones correspondientes, no fue hallado ningún fuego.
Unos 23 minutos más tarde se produjo una segunda alarma y, entonces, se descubrió un incendio en la zona superior de la catedral.
Este espacio se encuentra encima de los arcos de piedra que se pueden ver en lo alto de la catedral. En su interior hay un entramado de grandes vigas de madera que ayudan a dar soporte a la estructura del templo.
De acuerdo con el arcipestre de la catedral, Patrick Chauvet, hay inspectores de incendio que de forma rutinaria supervisan la edificación, incluyendo el techo de madera, cuyo estado verifican tres veces al día.
Pero, Notre Dame, al igual que otros templos en Francia no contaba con todas las medidas modernas contra incendios.
Frédéric Létoffé, directivo de un grupo francés especializado en la restauración de edificios y monumentos antiguos, explicó que la catedral dispone de detectores de humo que operan continuamente pero que no contaba con aspersores automáticos en la zona de “el bosque“ y que el ático tampoco estaba separado con paredes cortafuego, algo que habría evitado que el incendio se extendiera.
En este caso, algunos expertos creen que fue la bóveda de piedra la que impidió que el incendio causara mayores destrozos.
Paradójicamente, según los expertos, algunas de las medidas de preservación que se tomaban con “el bosque”, que rutinariamente era reparado y sellado a prueba de agua, pueden haber contribuido a facilitar el fuego pues eso implicaba que la madera estaba muy seca y, por tanto, era más inflamable.
Estos problemas, sin embargo, no son exclusivos de Notre Dame sino que suelen estar presentes en otros templos.
De acuerdo con Vincent Dunn, un consultor en temas de seguridad contra incendios entrevistado por The New York Times, los lugares religiosos representan un desafío para los bomberos.
“Estas catedrales y centros de culto están construidos para quemarse. Si no fueran lugares religiosos, estarían clausurados”, aseguró.
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