Migración y cambio climático
El Día de la Tierra es la ocasión para reconocer que el efecto del calentamiento global se manifiesta a diario. Es la hora de asumir la responsabilidad personal para reducir la contaminación y respaldar la políticas ecológicas
El futuro de calamidades ambiental que se pronosticaban por la contaminación, es nuestro presente. Basta ver las olas de calor, los vórtices polares, las sequías, inundaciones e incendios que hace unos años eran infrecuentes. Estas son señales de una urgencia.
Hay problemas que recrudecen debido al efecto del cambio. La ola migratoria que hoy llega a la frontera de Estados Unidos es uno de ellos. La violencia y la pobreza son las responsables del éxodo de familias centroamericanas llegan a la frontera desafiando los peligros de la travesía y las amenazas de la administración Trump. El clima tiene mucho que ver con eso.
Los científicos dicen que Centroamérica es una de las regiones más vulnerables al cambio de clima. Un análisis del año pasado del Banco Mundial estimó que por lo menos 1.4 millones de migrarán en las próximas tres décadas debido a cuestiones ecológicas.
Los cafetales son los más amenazados por su sensibilidad al clima. El llamado “corredor seco” de América Central empeoró. El promedio de las lluvias primaverales para el maíz se redujo. Allí no hay seguros -como en Estados Unidos- que protegen de la mala cosecha al 30% de la población de Honduras que trabaja en el campo. La predicciones para Guatemala y El Salvador no son mejores.
La degradación ambiental desequilibra a la sociedad. La violencia a veces es el resultado de las presiones que estos cambios en la población.
La ayuda económica estadounidense para el Triángulo del Nortea estaba dirigida a lidiar con el efecto del cambio de clima en la agricultura. El Presidente Donald Trump la canceló por su frustración con la inmigración sin entender que esa es la mejor inversión para evitar una mayor migración futura.
En realidad la Casa Blanca no comprende o no quiere comprender nada sobre la responsabilidad estadounidense con el cambio climático. Los cuatro secretarios del gabinete de Trump, dos de la Agencia de Protección al Medio Ambiente (EPA) y dos del Departamento del Tesoro, surgieron de la industria carbonífera y sus aliados.
En el pasado un presidente republicano, Richard Nixon, creó el EPA para limpiar el medio ambiente. Hoy otro lo destruye, quitándole fondos y poniendo a líderes de la contaminación en su dirección. No se ve el cambio de clima como una amenaza vital a la supervivencia humana. Para ellos es un inconveniente económico que produce una invasión regulatoria gubernamental.
La alternativa a esta visión distorsionada está en manos de los demócratas. El Nuevo Acuerdo Verde es unas combinación de propuestas realizables y metas aspiracionales positivos. Los precandidatos presidenciales saben que la ecología es una preocupación de su base por eso están al frente con varias ideas a ser consideradas seriamente.