Aurora boreal: Admira su belleza, pero también puede traer una catástrofe a la Tierra
La aurora boreal es un espectáculo natural causado por partículas que vienen del Sol. Pero una enorme llamarada solar podría afectar seriamente las comunicaciones
La belleza de la aurora boreal que aparece al inicio, es causada por la onda de partículas cargadas provenientes del Sol que la crean en la atmósfera de la Tierra, pero que, un día, podría alterar el curso de nuestra civilización.
Una aurora boreal, es una exhibición de luz natural en el cielo de la Tierra, predominantemente vista alrededor del Ártico y Antártico. Las brillantes luces danzantes de la aurora son en realidad colisiones entre partículas cargadas eléctricamente del Sol que entran en la atmósfera terrestre. Las luces se ven sobre los polos magnéticos de los hemisferios norte y sur.
Dos tipos principales de explosiones ocurren en el Sol: erupciones solares y eyecciones de masa coronal. A diferencia de la energía y los rayos X producidos en una erupción solar, que puede alcanzar la Tierra a la velocidad de la luz en ocho minutos, las eyecciones de masa coronal son nubes gigantes de material solar que tardan entre uno y tres días en llegar a la Tierra. Una vez en la Tierra, estas expulsiones, también llamadas EMC, pueden impactar los satélites en el espacio o interferir con las comunicaciones de radio.
Y si bien suelen ser inofensivas, los científicos advierten que una erupción solar particularmente fuerte podría algún día liberar un pulso de partículas cargadas capaces de derribar las redes de comunicación de la Tierra.
En 1859, después de unas notables auroras observadas en todo el mundo, un polvo de partículas cargadas procedentes de una eyección de masa coronal (EMC) asociada a una erupción solar afectó la magnetosfera de la Tierra con tanta intensidad que crearon el llamado evento de Carrington.
A partir del 28 de agosto de 1859 se observaron auroras que llegaban hasta el norte de Colombia. El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, y provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los primeros indicios de este incidente se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando por toda Norteamérica se vieron auroras boreales. Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit.
El evento de Carrington comprimió el campo magnético terrestre de forma tan violenta que se crearon corrientes en los cables telegráficos tan intensas que muchos se quemaron y provocaron descargas a los operadores de telégrafo.
Si un evento de Carrington impactara hoy en la Tierra, se especula que se podría producir un daño en las redes eléctricas y electrónicas globales a una escala sin precedentes.