Esta mujer paró a ayudar a tres inmigrantes. Lo hizo porque es madre. Pero la ley es la ley: fue arrestada
Teresa Todd solo pensó en su hijo menor cuando vio las figuras pidiendo auxilio en un lugar tan aislado y obscuro
WASHINGTON.— Teresa Todd recuerda bien cuando se detuvo en una zona desértica en Texas a ayudar a tres hermanos que habían sido abandonados por su grupo. Su gesto de buena samaritana le costó una breve detención, pero ahora lucha para que el Congreso modifique las leyes y no castigue a personas que rescaten a migrantes.
Todd es abogada de la ciudad fronteriza de Marfa y del condado de Jeff Davis, en Texas, situados en un altiplano del desierto chihuahuense.
Durante una noche fría en febrero pasado se detuvo a ayudar a tres jóvenes salvadoreños que fueron abandonados por su grupo porque la más joven, Esmeralda, se enfermó y no podían avanzar.
En entrevista telefónica con Noticias Telemundo, Todd explicó este lunes que sólo pensó en su hijo menor cuando vio las figuras pidiendo auxilio en un lugar tan aislado y obscuro, y su instinto materno la obligó a actuar.
“Creo que paré en parte porque soy madre de dos adolescentes, de 17 y 15 años, y el joven que corrió delante de mi coche era casi del mismo tamaño que mi hijo menor. Les pedí que se subieran a mi coche, y poco después llegó la Patrulla Fronteriza y me advirtió de que podrían enjuiciarme” por transportar a inmigrantes indocumentados, explicó.
Todd pasó 45 minutos en una celda y un total de tres horas en detención. Varios días después, agentes federales, con orden de cateo en mano, llegaron a la alcaldía a confiscarle su teléfono. Se lo devolvieron 53 días después, causando enormes interrupciones en su trabajo.
“Mucha gente se molestó conmigo porque no les devolvía las llamadas, y en ese teléfono tengo mucha información privilegiada de mis clientes. Como abogada, claro, me causó muchos problemas”, se quejó Todd, cuyo caso salió a luz pública el viernes pasado en un artículo del diario The New York Times.
Desde entonces, su oficina no deja de recibir llamadas, y en las redes sociales la mayoría de los comentarios son para elogiar y respaldarla.
Tocando puertas
La abogada de Todd, Liz Rogers, confirmó a Noticias Telemundo que su cliente no afronta cargos criminales, que cooperó extensamente con las autoridades, y ahora sólo busca que los líderes políticos escuchen su propuesta.
Todd se comunicó hoy mismo con la oficina del congresista republicano, William Hurd, que representa el distrito 23 de Texas, y le aseguraron “que tienen el asunto en su radar desde que salió el artículo”.
“Espero poder reunirme con él o con su equipo pronto, para que podamos discutir cómo avanzar con ese aspecto legal en torno al Buen Samaritano”, dijo Todd, cuya incipiente campaña de presión ha generado gran interés en la comunidad inmigrante.
“La situación ahora es muy distinta a cuando se aprobaron esas leyes. Ahora estamos viendo la llegada de familias, de niños no acompañados. Me parece que no debería ser un crimen dar ayuda humanitaria en ciertos casos, y pienso que la mayoría de los estadounidenses tampoco está de acuerdo”, enfatizó la abogada.
Su meta, agregó, es que el Congreso apruebe exenciones en el estatuto federal, especialmente si se trata de “salvarle la vida a alguien, sin temor a ser detenido, investigado o arrestado”.
Un futuro incierto para los jóvenes
Los tres jóvenes, Carlos, Francisco y Esmeralda, formaban parte de un grupo de diez personas cuando cruzaron el Río Bravo. Al parecer, llevaban seis días caminando y ya habían agotado sus raciones de comida y agua cuando Esmeralda, de 18 años, presentó graves síntomas de deshidratación.
Todos siguen bajo custodia de la Oficina de Inmigración y Aduanas, aún cuando han solicitado asilo. Su caso se complica porque los dos hermanos presuntamente firmaron documentos que, según ICE, autorizan su “autodeportación”.
Dan Domínguez, alguacil del Condado Presidio, cercano a Marfa, ha dicho a la prensa que, a su juicio, Todd debería ser sometida a juicio porque, sin importar su gesto humanitario, “la ley es la ley”.
Es que, según el código penal, las autoridades federales pueden presentar cargos criminales contra personas que, a sabiendas, intenten transportar a inmigrantes indocumentados más allá de los puntos fronterizos, los oculten u ofrezcan albergue.
Una vez declaradas culpables, esas personas suelen afrontar una multa y sentencia carcelaria.
Según datos oficiales, entre 2015 y 2018, el número de personas acusadas por contrabando y dar refugio a inmigrantes indocumentados aumentó en casi un tercio, de 3,441 a 4,532.
En abril de 2017, bajo el entonces fiscal general, Jeff Sessions, la Administración Trump instruyó a los fiscales en todo EEUU a que dieran máxima prioridad a enjuiciar a quienes faciliten los cruces ilegales, o trasladen y den albergue a al menos tres migrantes indocumentados.
Otros casos similares al incidente con Todd en la franja fronteriza también han tenido amplia cobertura mediática, como el de activistas en Arizona, del grupo “No More Deaths/No Más Muertes”, que en enero pasado fueron condenados por proveer agua y comida a migrantes en zonas desérticas.
En California, activistas del grupo “Border Angels”, que desde hace 20 años dejan ropa, comida y bidones de agua para los migrantes en el desierto, han sido objeto de críticas de grupos anti-inmigrantes.
Mientras Todd presiona para que el Congreso modifique las leyes migratorias, la abogada expresó esperanza en que los jóvenes que atendió aquella noche puedan obtener asilo.
Cuando Todd se enteró de que Francisco “agradeció a Dios primero, y después a esa señora” que los rescató de una muerte casi segura, la abogada no hizo más que ponerse a llorar, dijo.
“Tengo dos trabajos y dos hijos, pero estoy intentando hacer todo lo que pueda por ayudar en esto… nuestro tiempo juntos fue muy breve esa noche, pero me conmueve mucho su caso y espero que consigan asilo para quedarse en EEUU, porque está claro que sus vidas correrían peligro si son devueltos” a El Salvador, puntualizó Todd.