Editorial: La disputa por aranceles
Los agricultores estadounidenses son los más afectados en este proceso de tira y afloja con aranceles
El presidente Donald Trump cree que el enfrentamiento comercial con China “es una pequeña disputa”. Piensa que es una negociación más de las tantas que hizo como empresario. La diferencia no puede ser más grande y el precio lo pagamos todo.
Trump cree que el resto del mundo se aprovecha comercialmente de Estados Unidos, gracias a las negociaciones multilaterales realizadas por presidentes débiles que causa el déficit de comercio. La realidad es más compleja.
En general, involucra una globalización en la que Estados Unidos cedió su lugar como manufacturero a cambio de bajar costos en otros países. Así pasó a convertirse en una nación consumidora en una economía con un mayor peso en el área financiera y de servicios.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China es la estrategia del mandatario para recuperar la productividad estadounidense y equilibrar las cuentas comerciales. Con aranceles, los productos chinos se venden menos en nuestro país, esto también ayuda a la producción nacional. La meta es vender más productos a China.
El problema es que Trump no parece comprender la dinámica comercial a este nivel. El Presidente repite que China es la que pagará por el arancel de 25% impuesto el viernes pasado a productos chinos por valor de $200,000 millones. Hay otro productos por valor de 300,000 millones que son considerados para el arancel.
En realidad, el arancel lo paga el importador en Estados Unidos, quien lo pasa rápidamente al consumidor. China no gasta un dólar más. El comprador final es el que lo desembolsa. Trump habla como si fueran los chinos los que los que pagan el costo extra. Además, Trump cree que hay una relación entre el arancel, el Producto Bruto Interno y mayores ingresos de los estadounidenses.
China respondió imponiendo aranceles a los productos estadounidenses. Los hace más caros y menos competitivos en el mercado asiático. Los productos agrícolas, son los más perjudicados. Los agricultores estadounidenses son los más afectados en este proceso de casi un año de tira y afloja con aranceles. Trump les promete comprar sus productos para aliviar el dolor a quienes son sus votantes. Es un subsidio tan extraordinario como selectivo.
El Presidente quiere que China cambie sus leyes para proteger la entrada de productos estadounidense. Esta no es una negociación con un contratista o un acuerdo inmobiliario en que Trump se levanta de la mesa y la otra parte cede a sus exigencias. No es solo dinero sino que hay cuestiones de soberanía nacional.
La salida es la que permita a Trump decir que China compra más productos, protegiendo la imagen del líder chino Xi Jinping como defensor de su país. Para eso no es necesario que el estadounidense promueva teorías comerciales extrañas ni crea que su victoria requiera humillar a su rival.