Temen que la injusticia que ellos sufrieron se repita con la comunidad latina
Japoneses internados en la II Guerra Mundial se ven reflejados en inmigrantes
Estadounidenses de origen japonés que de niños fueron internados en campos de concentración en Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, se ven identificados con las condiciones de detención de los menores indocumentados de ahora y temen que la injusticia que ellos sufrieron se repita.
“Las bases de lo que nuestro gobierno está haciendo ahora, encarcelar y separar familias, es lo que nuestro gobierno nos hizo desde 1942 hasta 1947”, dijo Hiroshi Shimizu, presidente del Comité Tule Lake, campo de concentración que se instaló en California y que llegó a albergar a cerca de 18.000 personas.
Shimizu, quién nació y vivió sus primeros años en detención a pesar de ser ciudadano estadounidense, es una de las voces que han alertado sobre la similitud de las acciones del Gobierno del presidente Donald Trump con las ordenes de Franklin D. Roosevelt.
Más de 120.000 japoneses-estadounidenses inocentes fueron internados en campos de concentración con el argumento de que podrían representar un peligro para el país, que en ese momento se enfrentaba a Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Las advertencias de los activistas de origen japonés llegaron este fin de semana a las puertas de Fort Sill, una instalación del ejército al norte de Oklahoma a la que las autoridades federales al parecer planean enviar a centenares de menores indocumentados este verano.
Un grupo de sobrevivientes liderados por la activista Satsuki Ina denunciaron los planes del Gobierno y recordaron que en este sitio también se recluyó a estadounidenses de origen japonés.
“Fuimos acusados de ser una amenaza a la seguridad nacional, hoy estamos escuchando las mismas palabras contra las personas que están buscando asilo político en este país”, subrayó Ina.
“Paren de repetir la historia”, sentenció la mujer que nació en el campo de internamiento Tule Lake, en el norte de California.
Shimizu subrayó que el resultado de la política del Gobierno Trump podría ser más devastadora de lo que su comunidad sufrió.
“Lo que es horrible es que nuestro gobierno hoy en día está separando a los niños de sus madres y, lo que es más terrible, han creado cárceles para estos niños”, insistió el activista, que ha llevado sus protestas a Crystal City (Texas), donde estuvo uno de los centros de internamiento más grande del país en la II Guerra Mundial.
“El gobierno está causando innecesariamente daños psicológicos irreparables a miles de personas”, añadió Shimizu, de 76 años.
Los rechazos a las condiciones de detención de los menores indocumentados arreciaron después de que se revelara el vídeo de una audiencia en el tribunal de apelaciones del Noveno Circuito en el que la abogada del Departamento de Justicia, Sarah Fabian, aseguró el pasado martes que el Gobierno no está obligado a proporcionar a los menores inmigrantes jabón, cepillos de dientes o incluso camas.
La semana pasada la congresista demócrata Alexandria Ocaso-Cortez comparó las instalaciones donde son retenidos los indocumentados que cruzan la frontera con “campos de concentración”.
Por su parte Julián Castro, aspirante a la candidatura demócrata para las elecciones de 2020, recalcó a Efe que más allá de la palabras que los definen, hay que centrarse en lo que sucede en estas instalaciones.
Para Antonio Kazumu Naganuma, que fue detenido junto a sus padres en Perú y enviado a un centro de detención en suelo estadounidense en 1944, lo importante es resaltar los hechos y las injusticias que ha cometido el país.
“Debido a que mi familia y 3.000 peruanos japoneses fueron ingresados en los campamentos del Departamento de Justicia por la fuerza (a punta de pistola), es importante contar esta historia que incluyó a estadounidenses alemanes e italianos estadounidenses”, insistió Naganuma.
Holly Cooper, directora de la Clínica de Inmigración de la Universidad de California en Davis, explicó que para mediados de mes había 13.179 niños inmigrantes no acompañados detenidos y que las condiciones que en que están “son deprimentes e inhumanas”.
La descripción de estos reportes no sorprende a Shimizu, quien insistió en que, al igual que otros sobrevivientes de los centros de internamiento japoneses, está “comprometido a oponerse a las políticas de inmigración de la actual administración” del presidente Trump hasta que se les ponga fin