Así matan a los periodistas mexicanos en 2019
A la más reciente víctima, Rogelio Barragán del portal Guerrero al Instante, le desfiguraron el rostro
MÉXICO –Trabajaban para prensa escrita o para radio. Cubrían información policíaca o política. O ambas. La mayoría habían tenido amenazas de muerte y terminaron sus días secuestrados o emboscados. Con el tiro de gracia o desfigurados del rostro, golpeados, torturados. Sus cuerpos botados en cualquier parte como las investigaciones judiciales.
Se trata de los últimos siete asesinatos de periodistas en México en 2019, ya en el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien había dado esperanzas a los organismos defensores de periodistas para esclarecer los casos y hoy se encuentran preocupados.
“Se tienen que hacer reformas profundas a fin de que se avance en la lucha contra la impunidad en que permanecen los asesinatos y la desaparición de los periodistas y mejorar sus mecanismos de protección”, dijo Christophe Deloire, secretario general de la organización Reporteros sin Fronteras, quien lleva una cuenta puntual de asesinatos y agresiones desde poco antes del 2000.
México se encuentra en el sitio 144 de los países más mortíferos en un ranking de 180 realizado por RSF con poco más de un centenar de muertes desde principios del milenio.
Una de las principales preocupaciones es la saña con que matan a los comunicadores. En el más reciente caso ocurrido el pasado miércoles, al director del portal Guerrero al Instante, Rogelio Barragán, le fue desfigurado el rostro “con ácido”, según informes policíacos, igual que a Francisco Romero, colaborador del diario Quintana Roo Hoy, localizado cerca de un bar a donde había ido a cubrir una nota.
Romero contaba con escoltas y un botón de pánico por amenazas previas, pero de nada sirvieron: salió por la madrugada, cuando los custodios no estaban con él, a investigar los probables asesinatos en un bar. Poco después tampoco tenía vida.
El mecanismo de protección a periodistas es una medida mínima de protección que piden quienes han sido amenazados, pero, algunas veces ni siquiera llega a instalarse como a Rafael Morúa, locutor de la Radio Comunitaria Kashana, en Santa Rosalía, Baja California, a quien le dieron un tiro en la cabeza el 19 de enero pasado. Tampoco lo tuvo a Norma Sarabia, colaboradora de Tabasco Hoy y El Sol del Sureste cuyos asesinos le dispararon desde un coche.
Los periodistas de radios comunitarias son un blanco común. Telésforo Santiago, fue acribillado en febrero pasado en San Agustín Luxicho, Oaxaca, durante una emboscada en la carretera. Con un estilo más urbano también emboscaron a Eugenio Ramos, reportero de temas policiacos para la estación Oye 99.9 FM. Mientras almorzaba con funcionarios públicos y empresarios, un sicario llegó hasta su mesa y sólo le dispararon a él.
“No se debe descartar ninguna hipótesis en las investigaciones”, recomienda RSF aunque sin ningún reporte de avances por parte de los ministerios públicos, sin sentencias.