El heroísmo de los bomberos angelinos requiere ayuda

Bomberos del Condado de Los Ángeles necesitan reemplazar equipo y unidades anticuadas

Miembros del equipo de bomberos que ha servido a la comunidad angelina por los últimos 20 años.  (Jorge Macías)

Miembros del equipo de bomberos que ha servido a la comunidad angelina por los últimos 20 años. (Jorge Macías) Crédito: Impremedia

El trabajo de un bombero es, literalmente, de vida o muerte. Ellos están entrenados para salvar vidas y propiedades, pero también sufren emergencias y están en riesgo cada día, sobre todo si no cuentan con el equipo hidráulico o tecnológico que requiere su profesión.

“Nosotros estamos acostumbrados a ofrecer ayuda, pero no a pedirla”, dice el capitán de bomberos, Eric Suárez, quien tiene más de dos décadas en el Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles (LACFD). “Las llamadas de servicio [de incidentes médicos de emergencia] han aumentado al doble, pero menos del 5% de incremento en escuadrones médicos”.

Cuando tenía 14 años de edad, Suárez y sus padres fueron a visitar familiares a Tijuana. Era Semana Santa, y por la noche, todos estaban afuera cuando a su hermanito de dos años lo atropelló un automóvil.

“Sufrió heridas grandes y yo fui el primero que llegó para auxiliarlo como podía”, recuerda. “Luego vinieron los paramédicos y en un helicóptero lo llevaron a un hospital de San Diego”.

El capitán de bomberos, Eric Suárez (al centro), ha dedicado más de dos décadas de su vida a ayudar a la gente como “apagafuegos” y también como paramédico. (Jorge Macías)

La ayuda de emergencia que recibió aquel niño le salvó la vida.

Ese incidente fue lo que despertó la vocación de Eric Suárez por ser un bombero y paramédico.

“Quise dedicar mi vida a ayudar a la gente; he podido ayudar a muchos por el entrenamiento y equipo que tenemos, pero en la actualidad ya no es el idóneo para trabajar”, señala. “Cuando empecé este trabajo hace 20 años, usábamos un equipaje de casi 200 libras de peso que debíamos armar con mangueras en un minuto y medio”.

Con las tijeras de rescate (jaws of life) que solamente pesan alrededor de 48 libras y son utilizadas para auxiliar en la extracción de víctimas de un vehículo que se haya visto involucrado en un accidente automovilístico, así como de otros espacios pequeños, el tiempo de rescate se redujo sustancialmente.

En 2018, Suárez y otros bomberos acudieron para salvar a un motociclista que estuvo involucrado en un choque contra un auto. La motocicleta derrapó y el cuerpo del joven quedó debajo del carro.

“Cuando entré a trabajar, en un solo día recibimos 500 llamadas”, dijo Melinda Choi, supervisora de despachadores de bomberos. En el presente atienden unas 2,100. (Jorge Macías)

Con las herramientas de trabajo apropiadas, los bomberos levantaron el automóvil y en 30 segundos le salvaron la vida a aquel motociclista.

“Con el equipo de trabajo de antes no hubiéramos sido capaces de rescatar a aquel muchacho”, dijo el capitán de bomberos.

Los retos de la institución

Suárez, sus colegas, paramédicos, despachadores y expertos médicos, además de Daryl L. Cosby, jefe del Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles (www.info@weareelacounty.org) se encuentran en una campaña de concientización sobre los retos y necesidades de la institución.

Ellos esperan que la ciudadanía emita sus comentarios sobre sus prioridades de seguridad y probablemente, los cinco miembros de la Junta de Supervisores sopesen la idea de presentar el tema en la boleta electoral de marzo o noviembre 2020 para conseguir los 1,500 o 2,000 millones de dólares necesarios para reemplazar sistemas de comunicación, vehículos y equipo de rescate anticuado. Bajo el comando del jefe Daryl L. Osby, las tres centrales de operaciones compuestas por 22 batallones y nueve divisiones trabajan con un presupuesto actual de 1,115 millones de dólares.

“Este año vamos a recolectar la información en el sitio electrónico y en base a los comentarios, la Junta de Supervisores determinaría si va o no a la boleta”, dijo el jefe Osby. “La gente precisará que tan importante es para ellos la protección de sus bomberos y paramédicos”.

Cuestionado sobre el porqué las autoridades del Departamento de Bomberos del condado de Los Ángeles tardaron más de 20 años en dar a conocer la necesidad de más personal y el reemplazo de equipo obsoleto, Osby respondió que la Junta de Supervisores respaldan el proyecto, “pero han tenido que lidiar con otros problemas como las personas sin vivienda, [el sistema de transporte] Metro, agua y parques”.

A través de su red de nueve estaciones de bomberos en los vecindarios, el LA County Fire brinda respuesta de emergencia al 911 las 24 horas, e incluye los servicios de bomberos y paramédicos para los residentes del Condado de Los Ángeles en 58 ciudades y todas las áreas no incorporadas.

Las llamadas se han duplicado

“Cuando entré a trabajar, en un solo día recibimos 500 llamadas”, dijo Melinda Choi, supervisora de despachadores de bomberos. “En la actualidad recibimos 2,100; algunas veces batallamos porque las personas no saben siquiera donde viven y es difícil y a la vez estresante poderles ayudar, aparte de que nuestro personal esta sobrecargado de trabajo”.

En 2015, el volumen de llamadas de emergencia médica (EMR) fueron 303,151; en el 2016 fueron 317,781 y en el 2017 se recibieron 324,102.

“Estamos haciendo más con menos”, dijo el doctor Clayton Kazán, exdirector médico del programa de paramédicos del Instituto de Entrenamiento Paramédico del Condado de Los Ángeles y ex jefe de los servicios médicos de emergencia de UCLA. “No es raro que los escuadrones de paramédicos con un solo aparato de comunicación reciban mas de 25 llamadas por día”.

“Realmente extienden los límites del desempeño humano porque cuanto más ocupados se ponen, menos duermen. Cuanto más se preocupan por los errores y cosas así”, dijo Kazán. “Ellos hacen un trabajo increíble, pero tenemos que llenar esa brecha de financiación porque si no lo hacemos, habrá un punto de quiebre en el que nuestros errores comenzarán a ocurrir”.

Trabajando sin quejarse y sin pedir ayuda

Así lo entiende también el capitán de bomberos, Eric Suárez y el peligro de muerte al que se enfrentan por hacer bien su trabajo.

“Es cierta la emergencia, pero también como bomberos no estamos acostumbrados a pedir ayuda, solo a hacer nuestro trabajo, y tal vez en este momento debemos pedir ayuda, en lugar de hacer nuestro trabajo sin quejarnos”, afirmó.

Además de las carencias para desempeñar su labor, a ello se le suma la carga emocional por el tipo de situaciones que ha tenido que enfrentar y observar durante más de 20 años.

“Soy padre de tres hijos y cuando entré a trabajar como bombero y paramédico fuimos a darle auxilio a un niño de cuatro meses de edad. No tenía pulso y me fijé que usaba el mismo tipo de pañales que mi hijo”, rememoró. “Podrás tener todo el entrenamiento y la capacidad para ayudar, y lo haces sin pensarlo dos veces; el niño fue llevado a un hospital y falleció a los siete días…, tan solo de pensar en los padres de aquel niño, inmediatamente pensé también en mi hijo…los padres le dieron el adiós a su niño, y luego vinieron a visitarme a la estación y me entregaron una placa de reconocimiento por la ayuda que les di…, todavía la conservo y eso marcó mi vida para siempre en esta noble profesión”.

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