El monstruo del lago Ness puede existir: no como un dinosaurio sino un animal gigantesco
Nadie descarta que no haya un monstruo en el Lago Ness... pero lo que este investigador encontró es inesperado
¿Hay un dinosaurio en el lago Ness? No, según el último estudio científico llevado a cabo en esta zona de Escocia, “probablemente no hay un reptil gigante cubierto de escamas”. Pero eso no significa que no haya un monstruo, añade el especialista en genética Neil Gemmel, de la prestigiosa universidad neozelandesa de Otago.
El lago Ness es una profunda y alargada franja de agua de casi 23 millas de longitud en el norte de la Gran Bretaña. Tiene 755 pies de profundidad, lo que le convierte en el segundo lago más profundo de la isla y el más grande en volumen y superficie. Pero su relevancia internacional proviene de una leyenda.
Los orígenes de esta historia se remontan al siglo seis de nuestra era, cuando el Imperio Romano se estaba desmoronando y Europa caía en la oscuridad de la Edad Media. Admnan de Iona, abad irlandés declarado después santo por la iglesia católica, escribió sobre la historia de un hombre perseguido por una “bestia acuática” cuando nadaba por ese lago; ese suceso había acaecido supuestamente un siglo antes, pero le sirvió para relatar un presunto milagro de otro santo.
A finales del siglo XIX, el Romanticismo (que alimentó, por ejemplo, la pasión por el ocultismo y la magia) revivió el interés por esta leyenda, pero su graduación en la modernidad llegó en los años 30, con nuevos avistamientos y, sobre todo, las primeras supuestas fotografías de la criatura.
A partir de entonces, más testimonios han cimentado una leyenda de la que numerosos estudios científicos no han hallado prueba alguna, pero que ha capturado la imaginación colectiva y ha alimentado la economía local.
Este último estudio se ha realizado mediante la búsqueda de restos genéticos en el lago, dando por hecho que, si el supuesto monstruo es un dinosaurio (un plesiosaurio, en concreto) superviviente de tiempos prehistóricos, o tal vez un descendiente ignoto, habría dejado rastros de ADN de reptil.
A favor de esta teoría podría jugar, además de la enorme profundidad del lago y sus recovecos (explorados, en cualquier caso, con sonar sin éxito), que en Groenlandia se ha descubierto recientemente un tiburón de más de 400 años de edad. En contra, además de todos los estudios científicos realizados, hay que tener en cuenta el plesiosaurio es un reptil de hace 200 millones de años, común durante el periodo Jurásico y extinto desde hace 66 millones de años.
El equipo científico comandado por Neil Gemmel no halló ADN de reptiles en el lago, pero sí numerosos rastros de otro animal: anguilas. De hecho, les sorprendió la abundancia de este animal, que puede llegar a medir hasta 13 pies de longitud.
“¿Es posible que lo que la gente esté viendo sea una anguila gigante? Bueno, quizá”, explica el profesor universitario, “no sabemos si el ADN de la anguila que estamos detectando proviene de una anguila gigante o de muchas anguilas”.
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En cualquier caso, “la inexistencia de evidencias” del monstruo “no es necesariamente una prueba de su inexistencia”, añade, dejando volar de nuevo nuestra imaginación: “Hay una idea que sigue siendo plausible aunque las pruebas son solo anecdóticas”, concluye, “pero, ya saben, la gente seguirá viendo cosas aquí”, “bien puede haber un monstruo del lago Ness, no sabemos, nosotros no lo hemos encontrado”.
Editado por Bruno G. Gallo