La comunidad salvadoreña revela su cartel en la autopista I-10 de L.A.
El rótulo indica la ubicación del Corredor Salvadoreño en Los Ángeles
Trece años atrás nació la idea de un “Corredor salvadoreño” que reuniera a comerciantes, artistas e inmigrantes de El Salvador, el segundo mayor grupo de latinos que reside en Los Angeles.
El proceso no fue simple y requirió legislación estatal y numerosos pasos hasta hacerse realidad. Pero en la actualidad, los salvadoreños cuentan con un corredor propio. Gracias al apoyo de miembros de la comunidad que recaudaron los fondos para hacerlo posible, el corredor ahora cuenta con carteles en la salida de la autopista I-10 que anuncian su presencia, en la salida de Vermont.
“Esta señalización es histórica, particularmente en este momento cuando la comunidad inmigrante de El Salvador y otras comunidades centroamericanas están siendo atacadas”, dijo Oscar Domínguez, fundador y Presidente de la Cámara de Comercio del Corredor de El Salvador.
“La Interestatal 10 es una de las carreteras más transitadas en los Estados Unidos y esto nos dará la oportunidad no solo de aumentar los visitantes a nuestro vecindario, sino también de reconocer las grandes contribuciones de los salvadoreños a nuestra ciudad”.
El Corredor Salvadoreño se extiende a lo largo de la Avenida Vermont desde la calle 11 hasta West Adams Blvd en el distrito Pico Union de Los Ángeles, donde viven más de 255,218 inmigrantes salvadoreños y sus familias. El Corredor fue designado vecindario oficial de Los Ángeles en el 2012 y en la actualidad cuenta con más de 150 de restaurantes, tiendas y vendedores ambulantes salvadoreños.
En entrevista con La Opinión, Dominguez compartió la historia de dicho corredor, desde su concepción, más de una década atrás, hasta hacerse realidad.
“La idea de hacer un corredor del que los salvadoreños podamos sentirnos orgullosos nació de ver a otras comunidades, como los coreanos y los chinos que tenían sus propios sitios, como Corea o China Town”, indicó Dominguez y contó que la comunidad judía había sido la primera en instalar un corredor en Los Ángeles, en la calle Temple.
Dominguez indicó que la idea de hacerlo en Vermont se originó porque allí se encontraba varias agencias de remesas que llevaban los nombres de bancos en El Salvador.
En el corredor, los visitantes pueden encontrar tiendas salvadoreñas, agencias y centros como el ubicado en 1726 Vermont donde se ofrecen clases, talleres y reuniones de capacitación. “El centro de la calle Vermont es una incubadora, que ya ha ayudado a comenzar 55 negocios”, indicó su fundador.
El corredor está basado en cuatro ejes fundamentales, indicó el presidente de la Cámara de comercio.
“El primer eje es la Cámara de comercio, donde ofrecemos apoyo, clases y capacitación a aquellos que buscan abrir su propio negocio. También contamos con un eje cultural, por el cual ofrecemos capacitación para artistas, clases de escritura. Hace cinco años que presentamos el Festival de cine salvadoreño”, indicó.
Dominguez también describió un eje comunitario, que reúne a líderes de organizaciones salvadoreñas y el eje del deporte que recluta a hijos de salvadoreños para que puedan desarrollarse a través de los deportes.
“Tenemos que apoyarnos como comunidad, como lo hacen otras comunidades, por ejemplo, los armenios o los coreanos. Ellos se ayudan entre sí y apoyan los pequeños negocios. Como salvadoreños es fundamental que empecemos a soñar a lo grande y que les enseñemos a nuestros hijos, a nuestros nietos que sí se puede soñar”, concluyó.
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