Repostería casera de Sinaloa llega a las mesas de LA

Inmigrante dice conectar con sus costumbres al preparar coricos, pan de mujer y otras delicias de su tierra

Rosy Higuera vende sus productos a un restaurante y también hace pedidos para eventos. / foto: Aurelia Ventura.

Rosy Higuera vende sus productos a un restaurante y también hace pedidos para eventos. / foto: Aurelia Ventura.  Crédito: La Opinión

Cuando la maestra Rosy Higuera se pone a amasar la harina de maíz para hacer coricos, las galletas tradicionales del norte de México, los recuerdos se le agolpan.

El olor de la harina de maíz me hace acordarme de mi gente. Me entra mucha añoranza por mi tierra y mi familia. Me conecto con mis costumbres”, dice esta inmigrante mexicana.

Rosy no solo prepara los deliciosos coricos hechos a base de harina de maíz, huevos, manteca vegetal y azúcar sino que elabora otros productos de la repostería típica de Sinaloa como el pan de mujer que lleva piloncillo en su interior y las empanadas de trigo.

A los pocos años de emigrar a los Estados Unidos, cuenta que la nostalgia la invadió y encontró que la preparación de panes y galletas que su madre Meli solía preparar, la ayudaba a sentirse mejor y cerca de sus raíces.

Rosy Higuera hace coricos, pan de mujer, empanadas de trigo y otras delicias de la repostería sinaloense. (Aurelia Ventura/La Opinión)

Pero también descubrió que podía vender sus galletas entre sus amistades y ganarse un dinero extra. 

Rosy vino al sur de California procedente de su natal Mocorito, un municipio al norte de Sinaloa, que vio nacer en Rosa Morada, uno de sus pueblos, a los integrantes del popular grupo Los Tigres del Norte.

Esta inmigrante sinaloense, amante de la repostería, es una mujer educada. Se graduó de la Escuela Normal en Sinaloa como maestra y de la carrera de ciencias naturales. Ejerció la docencia por muchos años en México hasta que se jubiló.

Llegó hace más de 30 años a reunirse con su esposo Alfredo que ya trabajaba en California. Se establecieron en la ciudad de Anaheim en el condado de Orange donde actualmente vive con su familia. El mayor de sus hijos Pavel que ahora tiene 38 años es el único que nació en Sinaloa; y los dos  hijos menores, Alfredo de 32 años y Mara Lucia de 22 nacieron en Estados Unidos.

Rosy Higuera hace frente a la nostalgia por su tierra y su familia, haciendo coricos y otras galletas y panes tradicionales. (Aurelia Ventura/La Opinión)

Al principio cuando comenzó a hacer los coricos no pensó en venderlos sino que eran solo para  consumo familiar. Luego le dio por empezar a regalarlos entre sus amistades. Cuando le pedían más, decidió hacer para vender en baby showers y otras fiestas. ”Actualmente vendo galletas en un restaurante y surto pedidos para eventos”, platica.

El amor por la repostería le viene de familia. Su madre tenía un puesto en el mercado donde vendía coricos, pan de  mujer, empanadas, bollitos – conocidos aquí como cup cakes- y otras delicias de la repostería casera sinaloense.

“Mi madre hacía el pan en un horno de tierra con leña. Metía las charolas al horno con la ayuda con una pala”, dice.

09/24/19 /LOS ANGELES/Rosy Higuera, creadora de pan de mujer, galletas y postres artesanales. (Aurelia Ventura/La Opinión)
Los coricos de Rosy Higuera, una delicia al paladar. (Aurelia Ventura/La Opinión)

Rosy no solo ayudaba a hacer el pan sino que además salía a vender a la calle.

“Yo siempre he sido muy luchona y movida, muy buena comerciante. Iba casa por casa a vender el pan. Se me vendía todo”, dice.

También hacia jamoncillos -dulces de leche- y mandaba a sus hermanos a venderlos. “A veces se los comían y no vendían nada”, dice riendo.

En su casa de Anaheim, en su pequeña cocina, Rosy hace malabares para preparar sus coricos y demás panes sinaloenses.

“En un rinconcito, me acomodo a hacer mis galletas”, comenta.

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Mientras las prepara, se le vienen de inmediato a su mente, los olores y sabores de cuando en su casa, entre todos ayudaban a su madre. “Recuerdo hasta el ruido de las cazuelas”, dice esta mujer cuyo mayor orgullo es haber sido maestra de su pueblo y que sus ex alumnos le sigan llamando maestra.

Rosy participa activamente en la promoción de su natal Mocorito, considerado un pueblo mágico en México; y es cofundadora de la Fraternidad Sinaloense de California desde 1991.

Rosy Higuera se llena de recuerdos cuando prepara los coricos y otros panes típicos de su estado natal en el norte de México. (Aurelia Ventura/La Opinión)

Pero además por su dedicación como voluntaria en apoyar a los padres de familia para que sus hijos fueran a la universidad, el estado de California le dio una carta de reconocimiento como una madre de familia activa con la comunidad. “Educábamos a los padres para que apoyaran a sus hijos a ir a la universidad, y no pensaran que era muy difícil. Yo ponía el ejemplo de que si yo logré que mis hijos fueran, ellos también podían”, dice.  

Sin embargo, confiesa feliz que hacer coricos es una de sus pasiones ya que le da mucha satisfacción pues le permite seguir la tradición repostera de su familia y sentirse cerca de su tierra y su gente, aún a miles de millas de distancia.

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