El debate sobre la economía del combustible: lo que necesitas saber

Se recrudece la batalla por las emisiones de los autos.

La Casa Blanca, el estado de California, la industria automotriz y los grupos de consumidores se han embarcado en una lucha política en relación con las disposiciones para los automóviles y camionetas de bajo consumo en los próximos años.

El resultado determinará no solo cuánto pagarán los consumidores por los automóviles y el combustible, sino también cuánto dióxido de carbono emitirá el sector del transporte. El transporte (que incluye viajes aéreos, así como automóviles y camiones) es ahora la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en los Estados Unidos, superando a las fábricas y a todas las demás fuentes. Además, según la ciencia, cada vez queda menos tiempo para reducir las emisiones y así disminuir el impacto del cambio climático. 

La batalla, que se ha intensificado en las últimas semanas, enfrenta a la Administración de Trump, que quiere reducir las normas de ahorro de combustible para bajar el costo de los automóviles, contra California, que quiere continuar estableciendo sus propias reglas mucho más estrictas, argumentando que aliviará la contaminación y hará que los consumidores ahorren dinero en combustible. Los grupos de consumidores, incluidos Consumer Reports, están del lado de California, mientras que la industria automotriz se divide entre Trump y California

Aunque se espera que la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento de Transporte emitan nuevas reglas de consumo de combustible (millas por galón) para fines de este año, es poco probable que termine la batalla. 

La industria automotriz ya está tomando decisiones sobre los vehículos que saldrán en los próximos 3 a 5 años, indica Brett Smith, director de tecnología de propulsión e infraestructura energética del Centro de Investigación Automotriz en Ann Arbor, Mich. Sin embargo, la incertidumbre normativa y jurídica está dificultando el pronóstico de cómo serán los autos en los próximos años. 

“Para los consumidores, es realmente tonto, simplemente se trata de llegar a un acuerdo”, dice Smith. “Pero para las compañías automotrices, implica tomar decisiones sobre miles de millones de dólares en inversiones. Y es muy importante para el medio ambiente”.

Aquí presentamos un vistazo de la situación actual y lo que probablemente sucederá en las próximas semanas.

¿Qué hay detrás de la disputa?

En 2012, el gobierno de Obama negoció con la industria automotriz para producir un único conjunto de normas para mejorar el ahorro de combustible y reducir las emisiones de dióxido de carbono para los años modelo 2017-25. La industria automotriz firmó el acuerdo en parte porque había estado presionando por un único programa nacional en lugar de tener que cumplir con diferentes conjuntos de normas. California, que ha establecido sus propias reglas de ahorro de combustible durante décadas, también firmó.

Pero las dos partes ahora están enfrentadas en cuanto a lo que debería suceder en los próximos años modelo. California quiere aproximarse a los objetivos originales de Obama. La Administración de Trump indicó el año pasado que congelaría los objetivos después de 2021, al alegar que eso ahorraría dinero a los consumidores a través de precios más bajos. 

¿Qué está pasando ahora?

Aunque la Administración de Trump inicialmente tenía la intención de congelar las normas de ahorro de combustible, los informes recientes de los medios sugieren que está considerando aumentos moderados de aproximadamente 1.5% al año. Eso conllevaría a un promedio de millaje en el mundo real de aproximadamente 31.8 mpg en 2026, según un análisis realizado por Consumer Reports. El promedio actual de toda la flota es de 29 mpg. Las normas de Obama habrían requerido 37.5 mpg para 2025. 

“Las normas de ahorro de combustible y emisiones de los vehículos son una de las herramientas más poderosas que tenemos para ayudar a los consumidores a ahorrar dinero y reducir la contaminación del aire”, declara Shannon Baker-Branstetter, gerente de automóviles y política energética en la oficina de Consumer Reports en Washington, DC. “Si estas normas de autos limpios se debilitan, esto podría ser uno de los principales retrocesos normativos ambientales y de consumo más devastadores del gobierno hasta la fecha”. 

La Administración de Trump argumenta que la reducción en los objetivos de ahorro de combustible está justificada porque menos estadounidenses de los esperados están comprando vehículos de bajo consumo de combustible, especialmente híbridos y vehículos totalmente eléctricos. Esto se debe a que los bajos precios de la gasolina provocaron que más consumidores eligieran los SUV y camionetas. El gobierno también argumenta que requerir un mayor ahorro de combustible con demasiada rapidez requerirá una tecnología más costosa, lo que eleva el precio de etiqueta de los automóviles y camionetas nuevos. 

Un portavoz de la EPA dijo que las normativas finales “darán luz a una norma nacional para el mercado automotor estadounidense, salvarán vidas y promoverán el crecimiento económico y la creación de empleo al reducir el precio de los vehículos nuevos y ayudar a que más estadounidenses compren automóviles y camionetas más nuevos, más limpios y más seguros”.

Mientras tanto, la Administración de Trump ha presentado una demanda para poner fin al poder de California de imponer sus propias normas. La semana pasada, un grupo de fabricantes de automóviles, General Motors, Fiat Chrysler y Toyota, junto con la Association of Global Automakers, se expresaron a favor de Trump para que la industria tuviera solo un conjunto de normas a seguir.  

“Puesto que nuestra industria enfrenta la posibilidad de múltiples normas superpuestas y contradictorias que aumentan los costos y penalizan a los consumidores, teníamos la obligación de intervenir”, dijo John Bozzella, presidente y CEO de Global Automakers, en un comunicado la semana pasada, hablando en nombre de la asociación comercial y de los 3 fabricantes de automóviles. 

California está oponiendo resistencia. La Administración de Trump debe abandonar su “ataque indefendible” sobre la autoridad del estado para establecer normas de emisiones antes de que haya una conversación seria sobre un solo conjunto de normas nacionales, dice Jesse Melgar, portavoz del gobernador Gavin Newsom. 

“Tenemos objetivos ambientales que cumplir, y aire limpio y comunidades que proteger”, dice Melgar. “Nunca llegaremos a cumplirlos con políticas federales regresivas que pisoteen los derechos de los estados y con tácticas de intimidación que amenacen la autonomía de los fabricantes de automóviles”. 

Otro grupo de fabricantes de automóviles, incluidos Ford, BMW y Honda, declaró el verano pasado que seguirían las normas más estrictas de California sin importar lo que el gobierno federal decidiera sobre el ahorro de combustible. Una vez más, el objetivo de los fabricantes de automóviles era poner fin a la incertidumbre para poder planificar.

Tanto Honda como Ford indicaron en correos electrónicos que enviaron a Consumer Reports que estaban cumpliendo su acuerdo con California, y que esos objetivos negociados de ahorro de combustible evitarían litigios y proporcionarían más estabilidad a la industria y al mismo tiempo reducirían las emisiones de dióxido de carbono.

“Creemos que este camino hacia adelante protege mejor el medio ambiente, la asequibilidad del consumidor y la salud de la industria a corto y largo plazo”, dijo John Cangany, un portavoz de Ford, en un correo electrónico. 

California ha presentado su propio recurso judicial para impugnar los esfuerzos de congelar las normas de ahorro de combustible del gobierno de Obama y ha ganado el apoyo de grupos de consumidores y ambientalistas. Aunque ese pedido de impugnación tuvo un revés el mes pasado cuando fue rechazado por un tribunal federal de apelaciones, la batalla legal está lejos de terminar.

¿Qué pasará después?

En los próximos meses, se espera que la Administración Trump proponga una normativa final que cubra el ahorro de combustible para los años modelo 2021-26. Cualesquiera que sean los objetivos, seguramente serán impugnados en los tribunales. 

Todo esto significa que podrían pasar años antes de que se resuelva algo, y es poco probable que suceda antes de las próximas elecciones. 

“Las compañías de automóviles realmente no saben lo que va a suceder”, dice Smith, del Centro de Investigación Automotriz. “California tampoco entiende. No creo que la Administración Trump lo sepa realmente, porque gran parte de esta controversia se ha convertido en una serie de batallas jurídicas”. 

La última vez que la industria enfrentó tanta incertidumbre sobre las normas de ahorro de combustible, justo después de la crisis financiera de 2008-2009, se negoció un acuerdo, y dio como resultado las normas de 2017-25 que ahora se han descifrado. 

California ha ganado en los tribunales muchas veces a lo largo de los años, dice Daniel Becker, director de la Campaña de Clima Seguro. Ha estado presionando para que se regule el ahorro de combustible desde la década de 1990. Su autoridad jurídica está firmemente arraigada en la Ley de Aire Limpio y en muchas otras leyes, dice, y no hay razón para pensar que la última impugnación judicial será diferente. 

“Habrá uno o dos años desagradables mientras los tribunales llegan a una decisión”, dice Becker. “Finalmente, California ganará en los tribunales y continuará teniendo su derecho a regular. Eso conducirá a que haya vehículos más limpios allí y en otros lugares”.

¿Qué significa esto para los consumidores?

Consumer Reports ha respaldado normativas más altas de ahorro de combustible debido al impacto ambiental de vehículos más eficientes y el ahorro neto para los consumidores. El análisis de CR muestra que incluso con costos de tecnología más elevados al comienzo, a la larga los consumidores ahorrarán dinero a través de costos de combustible más bajos.

Si las normativas de ahorro de combustible se congelaran en los niveles de 2021, los consumidores estadounidenses en general perderían alrededor de $460 mil millones durante la vida útil de sus vehículos, según un análisis de CR publicado en agosto. Eso implica un monto adicional de $3,300 por vehículo nuevo. Una intención declarada de realizar aumentos modestos en la eficiencia del combustible costaría a los consumidores alrededor de $2,100 por vehículo.

“Las normas actuales de economía de combustible son una de las políticas de consumo más exitosas, tanto para que las personas ahorren dinero como para mejorar el medio ambiente”, dice Baker-Branstetter, analista de políticas de RC. “La tecnología para alcanzar los objetivos actuales ya existe, por lo que no hay excusa para debilitarlos”. 

Pero la forma en que se estructura el programa de ahorro de combustible no es suficiente para construir vehículos más eficientes, dice Dennis Fitzgibbons, un consultor de la industria automotriz que ha presionado a los fabricantes de automóviles sobre el ahorro de combustible. Los fabricantes no pueden obligar a las personas a comprar vehículos que no quieren y es por eso que algunos fabricantes de automóviles todavía están presionando por la flexibilidad normativa. 

“Los obstáculos aquí no son necesariamente tecnológicos”, dice Fitzgibbons. “Son las preferencias del consumidor. Es el precio de la gasolina. ¿Cómo alinear lo que los consumidores están diciendo en el mercado con lo que el gobierno está diciendo a través de las normativas?”.

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