Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr
Nuestro inconsciente funciona muy bien con lo que imaginamos
Últimamente está de moda algo que —dicen— es nuevo, pero en realidad es muy viejo. Le llaman mindfulness, pero es lo mismo que auto hipnosis y meditación. Ambas se practican por años con muy buen resultado. Todas conducen al mismo sitio: al trance.
En ese estado de relajación profunda podemos lograr cambios físicos, como quitar una migraña en minutos, reducir la ansiedad o volver a una etapa de la niñez para recordar un trauma y superarlo. A veces, recordándolo y con el trabajo del terapeuta, se supera casi totalmente.
Hacer desaparecer un síntoma en minutos y que no vuelva a manifestarse parece magia. La hipnosis saltó al escenario y a los shows. Por eso, Sigmund Freud se alejó de ella y la sustituyó por el diván, una técnica donde te ponen a mirar una pared vacía y el terapeuta está detrás. No puedes mirarlo, enfocas tu mente y caes en trance. Ese es el estado que provocan todas estas técnicas, cuya finalidad es comunicarnos con el inconsciente para diversas cosas positivas para los seres humanos.
Nuestro inconsciente funciona muy bien con lo que imaginamos. Y, si en estado de trance le damos a entender lo que queremos, lo podemos lograr. Tu imaginación, tu visualización en ese estado, puede hacer que consigas lo que deseas. Todo tu cuerpo responderá a lo visualizado en detalle, y tu mente también. Es importante que nunca dudes, y debes dar por un echo que así será. El inconsciente no entiende la palabra “no”. Siempre debemos dar por una realidad lo que hemos pedido y visualizado.
La terapia de vidas pasadas, creada por mi querido profesor Roger Woolger, también utiliza el trance hipnótico.
Estamos en Navidad, y ustedes se preguntarán por qué hablo de esto. En una semana entrará el nuevo año 2020, y todos tenemos metas. ¿Quieren lograrlas? Sigan estos pasos:
Escriba con el mayor detalle posible sus metas del año entrante. Si quiere una casa nueva, defina con especificación dónde, cuándo, el tamaño, los colores, las habitaciones, el jardín, etcétera. Mientras más claro lo exprese (incluso, debe dibujarlo), esa visualización llega al universo y se hará realidad.
No solo se quede ahí. La diferencia entre un sueño y una meta es que la meta tiene hora, día y cada paso para realizarla. El sueño, no. Estos pasos deben tener tiempos que se respetan hasta llegar al final.
Medite, haga auto hipnosis cada día e imagínese. Visualice esa casa, esa pareja, su meta a lograr en 2020. Dando todo por un hecho y sin dudar. Mientras más profunda sea su relajación, mientras más lo visualice, más cerca estará de lograr su meta. Como decía Roger Woolger, la meditación es para la mente, lo mismo que cepillarse los dientes es para el cuerpo.
Si algo resulta diferente a lo esperado, no es un fracaso. Solo revise qué debe mejorar o cambiar. Los fracasos no existen.