Mientras luchan por mejores condiciones de trabajo, costureros esperan el pago de su salario

Decenas de trabajadores llevan meses y hasta años sin recibir su dinero como resultado de una queja legal por robo de salarios.

Mercedes Cortés es de las pocas trabajadoras que ha recibido su compensación.

Mercedes Cortés es de las pocas trabajadoras que ha recibido su compensación.  Crédito: Iliana Salguero | Impremedia

Unos 45,000 costureros en Los Ángeles llevan años esperando a que sus condiciones laborales mejoren y que sus sueldos sean justos, mientras eso sucede, al menos 400 han presentado una queja formal de robo de salario en la Comisión Laboral de California.

Muchos de los trabajadores que han puesto una denuncia aún no reciben sus pagos a pesar de haber ganado su demanda hace meses e incluso años, La Opinión conversó con tres trabajadores que aún no reciben el dinero que por derecho les pertenece.

Uno de ellos es un hombre de 70 años a quien llamaremos Jesús porque pidió que su identidad sea protegida.

Jesús y Ricardo prefieren ocultar su identidad.

Este señor de origen mexicano puso una denuncia ante la Comisión Laboral de California hace dos años, y hace unos 8 meses, la queja laboral se resolvió a su favor por una suma de $96,000, por todos los años que había sido víctima del robo de salario.

“Trabajé 18 años con una coreana, entraba a las siete de la mañana y salía a las seis de la tarde y los sábados salía a la una, pero no me pagaba el mínimo, me pagaba barato”, explicó Jesús, que lleva seis meses desempleado.

“En el año 2018 cerró, entonces yo me fui a la Comisión Laboral a hacer una demanda de bajo salario y me lo hicieron; entonces este agosto que pasó fuimos a hacer las firmas para que nos dieran el dinero, pero hasta ahorita no sabemos cuándo nos lo van a dar”.

Junto con Jesús, un hombre al que llamaremos Ricardo y que prefiere el anonimato, también interpuso su denuncia ante la misma oficina.

El caso de Ricardo también se resolvió a su favor y está esperando una remuneración por $75,000, dinero que aún no le causa ilusión, porque aún no sabe cuándo lo recibirá.

“Hay muchos planes, pero si uno no tiene el dinero, los planes no sirven de nada”, dijo Ricardo que lleva 27 años trabajando en la industria.

Paulina MIguel lleva cinco años esperando su dinero.

“Es una profesión fantasma, en el mundo no se sabe que existe… Todos estos años nos hemos privado de estar con mis hijos cuando estaban creciendo. Yo trabajaba a veces hasta el domingo, no los podía llevar ni al McDonald’s, porque cuando son niños eso es lo que piden”, lamentó el hombre de 48 años.

Paulina Miguel, una guatemalteca de 25 años de edad, es otra de las trabajadoras que lleva varios años esperando recibir su dinero.

“Tengo una queja por salario que se fue directamente al fondo estatal, llevo cinco años esperando. Son $2,000 de un año de trabajo, [nosotros] llegamos a un acuerdo con el patrón, porque la compañía se declaró en banca rota”, contó la joven.

¿Y los $16 millones?

El año pasado el estado de California asignó 16 millones de dólares al fondo estatal para restituir el dinero a los costureros afectados, pero muchos aún no reciben su parte.

“Nos organizamos. Paulina fue una de las personas que fue con nosotros a Sacramento para abogar con los representantes para que, como una solución temporal, se pusiera el dinero que se necesitaba para eliminar la lista de espera que era como de 400 costureros”, indicó la organizadora del Centro de Trabajadores de la Costura, Daisy González

“Había unos 400 costureros que habían ganado su caso. Ellos habían vivido el robo de salario por años y no habían visto ni un centavo del caso que habían abierto. Algunos ya recibieron lo que estaban esperando, pero no todos”, agregó.

“Estamos haciendo ese reclamo porque no me pagaron lo que era… Y cuando voy a preguntar a la Comisión Laboral, me dicen: ‘pues no sabemos cuándo, espere’”, cuenta Jesús muy indignado.

Alex Sánchez, organizador del Centro de Trabajadores de la Costura, explicó que el estado hizo un cálculo de 16 millones de dólares para poder pagar a los 400 costureros y desde el año pasado ese dinero está en el fondo estatal, pero los costureros todavía no han recibido nada de dinero.

“Cuando –los trabajadores-  van a la comisión a preguntar ‘cuándo me van a pagar’, la comisión dice ‘no sabemos, puede ser de uno a cinco años, no tenemos las personas adecuadas para cortar los cheques’”, explicó Sánchez.

La Opinión envió un correo a la Comisión Laboral del estado para saber sobre los cheques de los costureros, pero hasta el momento no han contestado.

Cómo poner una queja

Los trabajadores reconocen que es importante que todo el gremio se una para que puedan ser escuchados y sus condiciones laborales cambien.

“No nos toman en cuenta porque no se dan cuenta las autoridades de cuántos costureros somos en realidad, los que estamos en malas condiciones. Entonces, si ellos (los demás costureros) no nos apoyan, no podemos lograrlo”, dijo Mercedes Cortés, quien desde hace dos años hace campaña para luchar por los derechos de los costureros.

Cortés recibió hace dos años, $7,000 luego de haber sufrido robo de salario por varios años.

“No gané lo justo, pero llegamos a un acuerdo, me pagaron $7,000 como en noviembre de 2017”, dijo la mujer que pide que todos alcen la voz.

Alex Sánchez explicó que para hacer una queja, las personas tienen que ir a la Comisión Laboral y ahí les van a pedir talones de cheques, nombre de la compañía y otras cosas, luego ellos hacen una investigación.

“Si la compañía aún está abierta van a tratar de negociar para llegar a un acuerdo; el problema es que si –los trabajadores-  van sin representación les pueden ofrecer algo, pero a veces eso no beneficia al costurero”, subrayó. “No es que te estén dando dinero gratis, es tu trabajo”.

El Centro de Trabajadores de la Costura informó que cualquier trabajador puede presentarse a la Comisión Laboral de California a presentar una queja sin necesidad de tener un abogado o, aunque sus pagos se hayan realizado en efectivo.

Acoso y otros abusos

Muchos costureros sufren diferentes tipos de abuso en sus puestos de trabajo, desafortunadamente muchas veces optan por callar, por temor a perder su empleo.

Paulina contó que ella sufrió acoso sexual hace cinco años en una de las fábricas en las que trabajó.

“Tuve un problema con el mánager y la patrona no me creyó. Cuando yo entré a trabajar él me daba trabajo, hilo y todo lo que necesitaba para trabajar, pero cuando él iba a agarrar el trabajo (terminado) me metía mano y me tocaba las piernas”, contó la joven de ahora 25 años.

“La primera vez le dije que por qué lo hacía y él me dijo que fue un accidente; hubo una segunda vez y a la tercera fui a hablar con la coreana (propietaria de la fábrica). Ella le llamó la atención, pero después, él ya no me daba trabajo como siempre lo hacía”.

Siguió Paulina: “Yo y mi familia decidimos no denunciar (a la policía). Mis padres me dijeron que si yo lo demandaba con la policía, los que iban a sufrir eran los niños de él, me dijeron que los que iba a sufrir las consecuencias eran los niños y eso me hizo reaccionar, por eso no metí nada en lo legal”.

No obstante, su buena voluntad no tuvo efecto, y después ella sufrió las consecuencias. “Después él me decía que ya no había trabajo, y me descansaba”, agregó Paulina.

Mercedes también contó un episodio en el que un superior le hizo una propuesta indecorosa.

“Una vez un coreano me dijo cuando me iba a hacer el cheque: ‘si te dejas tocar la pierna te pongo más’ y le dije, ‘no, págame lo que me debes nada más’, me fui y ya no volví”, recuerda.

En el Centro de Trabajadores de la Costura también ofrecen asesoría para este tipo de casos.

“Nos hemos asociado con una organización no lucrativa de abogados; ellos ayudan a abrir un caso de acoso sexual (u otros abusos) y representan a los trabajadores que han enfrentado de este tipo de casos”, indicó González.

Sánchez se tomó un momento para hacer un llamado a la comunidad y apoyar a este sector tan vulnerable.

“A veces no nos ponemos a pensar qué es lo que pasa en la industria de la costura, a veces nos enfocamos en los precios que pagamos y qué tan barato podemos comprar, pero no nos ponemos a pensar lo que está costando, o el costo humano de los trabajadores”, expresó Sánchez. “Nada dan barato en este mundo solo por darlo barato, alguien está pagando el precio y el precio lo están pagando los costureros”.

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