Ya suman tres víctimas mortales en el condado de Riverside

Autoridades de salud del condado de Riverside anunciaron el lunes por la tarde las primeras tres muertes relacionadas directamente con COVID-19, las cuales se registraron en el Valle de Coachella, una región considerada de alta vulnerabilidad.

“Nuestros pensamientos están con las familias de los dos pacientes.  Lamentablemente, se esperan estos resultados ya que enfrentamos un serio desafío y continuamos tomando las decisiones necesarias para proteger la salud de la comunidad,” dijo el oficial de salud pública Cameron Kaiser.

Hasta el día de ayer, el número de pacientes con COVID-19 en el condado de Riverside era de 15, con la mayoría registrados en el Valle de Coachella.  El pronóstico del doctor Richard Loftus ante la Junta de Supervisores del Condado sometido ayer, no fue nada alentador.

Loftus predijo que la región de Coachella podría registrar 4,000 muertes de personas por encima de los 60 años de edad, además de 200 muertes de personas menores de 40 años de edad, a consecuencia del coronavirus.

Loftus aseveró que esta situación es una en cada 500 años.

Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, datos recientes indican que la población del Valle de Coachella es de alrededor de 188,000 personas, de las cuales el 70 por ciento son de origen hispano.

El índice de pobreza en el Valle de Coachella es de 19.9 por ciento.

A raíz de las tres fatalidades, Kaiser ordenó restringir las reuniones en masa de 10 personas o más y ordenó que estas reuniones deben tener espacio de al menos seis pies entre los asistentes para evitar la propagación.  Esta orden incluye centros de salud, supermercados, guarderías y restaurantes.

Manuel Pérez, Supervisor del 4 Distrito, elogió las medidas y se lamentó de las muertes registradas hasta el momento.

“Mis condolencias y oraciones están con las familias que perdieron a sus seres queridos.  Ahora más que nunca hay que practicar el distanciamiento”, dijo Pérez.

Casi simultáneamente, autoridades de salud del condado de San Bernardino, anunciaron el segundo caso de COVID-19, un hombre no identificado de 54 años de edad que tuvo contacto con personas que viajaron del estado de Washington.

Un día antes, el domingo 15 de marzo, las autoridades anunciaron que una mujer de 53 años de edad que viajó a Londres, fue la primer en demostrar síntomas de COVID-19 en el condado más grande en extensión del país.

La mujer no identificada fue diagnosticada en el hospital Kaiser de Fontana.

Según David Wert, portavoz del condado de San Bernardino, ni el nombre ni la ubicación del segundo paciente será revelada para proteger su identidad.  Wert agregó que al menos entre 30 y 40 personas habían recibido el examen médico de COVID-19 hasta el viernes pasado, de los cuales todos habían resultado negativo.

La región de Inland Empire, al igual que todo el país, ha tomado medidas preventivas para evitar la propagación del mortal virus.  Al menos 33 distritos escolares de la región han cancelado clases para proteger a los estudiantes, incluyendo el distrito escolar unificado de la ciudad de San Bernardino, Fontana, Redlands, Chaffey, Upland, Adelanto, Cucamonga, Morongo, Hesperia, Riverside, Moreno Valley, y Murrieta, por mencionar algunos.

Ciudades como Riverside, Fontana, Redlands, Rialto, y Riverside, entre otras, han declarado emergencia local, cancelando todo tipo de eventos.  La ciudad de Riverside incluso ordenó el lunes pasado el cierre de restaurantes, cervecerías, lugares de entretenimiento, y conciertos.

Empresas que operan comunidades donde habitan personas de la tercera edad a lo largo y ancho de la región han implementado estrictas medidas de seguridad para mayor protección.

Las visitas sin la autorización previa han quedado prohibidas, los eventos comunitarios y reuniones de vecinos han sido canceladas.

Para proteger a los más vulnerables, las gerencias de supermercados han implementado horarios especiales para que los ancianos y personas con alguna discapacidad puedan abastecerse de comida y productos básicos de higiene.

Y es que desde que el presidente Donald Trump declaró emergencia nacional el viernes pasado, las tiendas han registrado largas filas que generan el desabasto, con algunas incluso registrando actos de violencia.

Emulando la acción de la arquidiócesis de Los Ángeles, el obispo Gerald Barnes de la diócesis de San Bernardino anunció ayer la suspensión de misas católicas en la región de Inland Empire hasta nuevo aviso.

Datos de la diócesis indican que alrededor de 1.6 millones de fieles católicos radican en la región de Inland empire, conformada por los condados de San Bernardino y Riverside.

Empresas importantes como los Casinos San Manuel y Pechanga han cerrado sus puertas hasta nuevo aviso.  Paradójicamente, el casino Agua Caliente, en el Valle de Coachella, continúa operando con limitaciones.

Por su parte, fundaciones y organizaciones no lucrativas han desarrollado recaudaciones de fondos monetarios para ayudar a los más necesitados.  La Fundación Comunitaria de Inland Empire instalo el IE COVID-19 Resilience Fund para apoyar a pequeñas agencias no lucrativas. Las personas pueden donar a través de iegives.org.

Asimismo, Time for Change abrió el fondo de crisis para apoyar a mujeres desamparadas y con hijos.  Por su parte el banco de comida Feeding America de San Bernardino y Riverside, está recolectando dinero para apoyara familias con comida, agua y productos básicos.  Las personas pueden hacer sus donaciones a través de feedingie.org.

La tercera víctima se anunció momentos antes del cierre de esta edición, pero no se identificó.