Coronavirus | La marcha atrás de Trump a la idea de mantener la economía parada por el COVID-19
Los más recientes mensajes de Trump parecen indicar que tratará de evitar el golpe económico a pesar de que la emergencia por el coronavirus sigue creciendo
Mientras cada vez más estados de Estados Unidos. emiten órdenes de “mantenerse en casa”, los negocios cierran y se le pide a los ciudadanos que limiten sus salidas y practiquen el distanciamiento social, Donald Trump parece estar teniendo dudas al respecto.
Durante más de una semana, funcionarios de su gobierno y líderes en los estados han hablando de la necesidad de “aplanar la curva” del brote de coronavirus, para limitar la propagación de la enfermedad y evitar que el sistema de salud se vea abrumado.
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Sin embargo, el elevado costo económico se está volviendo cada vez más evidente.
La semana pasada, el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, predijo que el desempleo podría alcanzar el 20%. El jueves, su oficina publicará los nuevos números en la materia de la semana pasada y se espera que sean millones de desempleados.
Un informe de la institución financiera Goldman Sachs estima que el producto interno bruto de EEUU en el segundo trimestre podría contraerse en un 24%, lo cual dista mucho del récord anterior de 10% registrado en 1958.
La noche del domingo, el presidente escribió en Twitter, con mayúsculas, que tiene algunas preocupaciones.
“NO PODEMOS DEJAR QUE EL REMEDIO SEA PEOR QUE EL PROBLEMA EN SÍ MISMO”, dijo el mandatario. “¡AL FINAL DEL PERÍODO DE 15 DÍAS, TOMAREMOS UNA DECISIÓN DE CUÁL ES EL CAMINO POR EL QUE QUEREMOS IR!”.
WE CANNOT LET THE CURE BE WORSE THAN THE PROBLEM ITSELF. AT THE END OF THE 15 DAY PERIOD, WE WILL MAKE A DECISION AS TO WHICH WAY WE WANT TO GO!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 23, 2020
El período de 15 días al que se refería comenzó el 16 de marzo, cuando la Casa Blanca anunció nuevas pautas para los Centros para el Control de Enfermedades que alientan a todos los estadounidenses a trabajar desde casa cuando sea posible, así como limitar las reuniones de más de 10 personas.
Como suele ser el caso, el tuit del presidente pudo haber sido una reacción a un segmento de un programa en el canal de noticias Fox News.
La noche del domingo, el presentador Steve Hilton (un antiguo asesor del ex primer ministro británico David Cameron) advirtió que un colapso económico resultaría en muertes evitables y otras dificultades: que la “cura” podría ser peor que la “enfermedad”.
“Nuestra clase dirigente y sus portavoces de televisión, que generan temor por este virus, pueden permitirse un cierre indefinido”, dijo Hilton. “Los trabajadores estadounidenses no pueden. Serán aplastados por algo así”.
Los partidarios de Trump pueden estar retrocediendo lentamente en la opinión que tenían hace unas semanas de que el virus está siendo utilizado por los enemigos del presidente para golpear su caudal político al dañar la economía.
Este lunes por la mañana, el presidente continuó con este tema, con una serie de retuits de cuentas (algunas con solo unos pocos cientos de seguidores) que pedían que se permitiera a los estadounidenses regresar al trabajo después de que finalizara el período de 15 días.
Y por la tarde, en su conferencia de prensa junto al equipo que gestiona la crisis, volvió a insistir en la idea de que el costo de frenar toda la economía es demasiado grande.
El exasesor económico de Trump, Gary Cohn, también se unió al coro aunque de manera algo indirecta.
“¿Es hora de comenzar a discutir la necesidad de tener una fecha para que la economía vuelva a funcionar?”, cuestionó en Twitter.
“Quienes establecen las reglas han tomado medidas audaces de salud pública y economía para abordar el coronavirus, pero las empresas necesitan claridad. De lo contrario, asumirán lo peor y tomarán decisiones para sobrevivir”, añadió.
Is it time to start discussing the need for a date when the economy can turn back on? Policymakers have taken bold public health & economic actions to address the #coronavirus, but businesses need clarity. Otherwise they will assume the worst and make decisions to survive.
— Gary Cohn (@Gary_D_Cohn) March 22, 2020
Sin embargo, esta perspectiva entre los conservadores no es compartida por todos.
El domingo, Steve Bannon, un viejo conocido de la campaña de Trump y exmiembro de la Casa Blanca caído en desgracia, abogó por la imposición de un control social total.
“Que caiga el martillo, no mitigar el virus, no administrar la curva, ¡romper la curva!”, dijo durante una entrevista con Fox News. “Enfrentar al virus en este momento con un cierre total, utilizar el estímulo (fiscal) para salvar la crisis económica“.
El senador republicano Lindsey Graham, quien goza de tener el oído del presidente, emitió su propia advertencia, con un dejo de elogio.
“La mejor decisión del presidente Trump fue vetar los viajes desde China desde el principio”, escribió en Twitter. “Espero que no socavemos esa decisión al sugerir que retrocedamos las políticas agresivas de contención dentro de Estados Unidos”.
Graham tergiversó de alguna manera la orden del gobierno del 31 de enero que solo limitaba la entrada de ciudadanos extranjeros no residentes en EEUU que habían estado en China en las dos semanas anteriores, pero el presidente se ha referido a la medida como evidencia de que actuó temprano para tratar la propagación del virus.
Mientras tanto, otros en el gobierno de Trump continúan enfatizando la necesidad de un distanciamiento social riguroso, lo que sugiere que podría haber divisiones crecientes entre los expertos médicos y aquellos que se enfocan en el impacto económico.
Este lunes por la mañana, por ejemplo, el médico Jerome Adams advirtió que lo peor estaba por venir.
“Quiero que Estados Unidos entienda que esta semana será mala“, señaló en una entrevista televisiva. “Y no hay suficientes personas que estén tomando esto en serio”.
Cualquier movimiento del gobierno para implementar normas también podría generar un choque con los gobernadores estatales. Un número creciente de ellos ya están ordenando mayores restricciones, tanto movimiento como de reuniones.
Una de las fortalezas tan celebradas del sistema de gobierno federalista de Estados Unidos es que permite a los estados, los “laboratorios de la democracia”, la libertad de diseñar sus propias políticas y soluciones a las preocupaciones políticas urgentes.
Sin embargo, ese sistema nunca se ha probado de esta manera, ya que algunos gobernadores advierten sobre los riesgos de una respuesta sin uniformidad a una crisis de salud nacional.
El presidente subrayó este potencial de conflicto en un tuit el domingo por la tarde, cuando cargó contra el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, quien criticó en el pasado la respuesta de Trump al COVID-19.
“Pritzker, el gobernador de Illinois, y un grupo muy pequeño de otros gobernadores, junto con fake News CNN y MSDNC, no deberían culpar al gobierno federal por sus propias deficiencias”, escribió.
“Estamos allí para respaldarte si fallas (Pritzker), ¡y siempre lo estaremos!”, añadió.
.@JBPritzker, Governor of Illinois, and a very small group of certain other Governors, together with Fake News @CNN & Concast (MSDNC), shouldn’t be blaming the Federal Government for their own shortcomings. We are there to back you up should you fail, and always will be!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 22, 2020
Al parecer, el presidente está siendo arrastrado en múltiples direcciones y, como suele hacer, está transmitiendo sus pensamientos en Twitter.
En su comparecencia ante la prensa del lunes, pareció distanciarse de sus asesores médicos.
“Si fuera por los médicos, dirían mantengamos todo cerrado: cerremos el mundo entero”, dijo.
“No le puedes hacer eso al país, especialmente a la primera economía del mundo”.
Trump se ha descrito a sí mismo como un “presidente de tiempos de guerra” que lucha contra la propagación de este virus, pero también pasó buena parte de 2019 construyendo una campaña de reelección en torno a la afirmación de que ha creado un crecimiento económico y un bajo desempleo sin precedentes, todo lo cual parece estar evaporándose.
Y no solo Trump está mirando esto como un presidente cuya reelección podría depender de un repunte económico, sino que también es un hombre de negocios que teme por el trabajo de su vida: su imperio de resorts, hoteles y campos de golf, algunos de los cuales, según los informes, ya estaban en problemas financieros, enfrentan una crisis existencial.
Los más de tres años de gobierno ya han tenido suficiente agitación y drama, en gran parte creados por él mismo, para llenar dos periodos de gobierno completos.
Sin embargo, el brote de coronavirus es una crisis que define la presidencia, una que, salvo el tipo de tratamiento milagroso que Trump a veces esperaba, parece ofrecer opciones que van de mal en peor.
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