Huelga de hambre en el centro de detención de Otay Mesa
Se dice que son tres los inmigrantes infectados; activistas protestan y buscan prevenir que se extienda el COVID-19.
Un grupo de ocho migrantes en el centro de detenciones de Otay Mesa cerca de la frontera con México continuaba este lunes en huelga de hambre por tercer día consecutivo en demanda de seguridad luego de que al menos tres personas fueron contagiadas con el coronavirus al interior de la instalación.
El grupo Resistencia a la Detención en Otay Mesa, informó a La Opinión que dos empleados de la corporación Core Civic y un migrante habían dado positivo para Covid 19 hasta el viernes cuando 23 migrantes iniciaron la huelga de hambre.
“Otros dos migrantes resultaron positivos en el fin de semana, pero no nos lo han confirmado oficialmente”, dijo un representante del grupo.
Los involucrados en el ayuno temen que la población de mil 200 migrantes y unos 400 empleados de esa corporación puedan contagiarse.
Los migrantes en huelga de hambre declararon a través de la Resistencia que lo que piden es que se les permita salir del centro de detenciones a lugares más seguros donde esperarían a que en mayo, tentativamente, las cortes retomen sus peticiones de asilo.
Pero en una protesta el fin de semana fuera del centro de detenciones, la organización de la Resistencia denunció que 17 de los 23 migrantes en huelga de hambre cedieron a presiones de empleados de la cárcel privada que “los amenazaron con quitarles el comodato y el acceso al teléfono”.
Sin identificarse, los manifestantes advirtieron que el comodato en la tienda interna, único lugar donde los migrantes pueden conseguir jabón para lavarse las manos como medida mínima de higiene contra la pandemia.
El teléfono también es esencial para los migrantes, porque sus familias “están preocupadas pos su salud al interior del centro de detenciones, pues en medio de la contingencia su detención se alarga por el cierre de las cortes”, agregaron.
Otros migrantes “cedieron a amenazas de oficiales de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que amenazaron con influir en sus casos de asilo”, insistió el grupo
Los ocho migrantes que mantienen el ayuno, ahora enfrentan represalias por la protesta.
“Sabemos que a algunos de ellos los enviaron al hoyo”, o celda de castigo, “y por eso no los hemos podido contactar para confirmar que hay otros dos migrantes contagiados con el COVID 19”, informó el grupo.
Rechazan fianza
La abogada de migración Dulce García se presentó el viernes por la tarde ante las oficinas del ICE a entregar una fianza para la libertad condicional de uno de sus clientes, pero el ICE rechazó la fianza sin dar ninguna explicación.
Cuando la abogada insistió en conocer las razones de la negativa, el ICE le orientó que contactara al centro de detenciones de Otay Mesa, donde le informaron que su cliente estaba en cuarentena como potencial contagiado del virus.
Por la misma condición de cuarentena, prohibieron que el cliente de García se comunicara por teléfono.
“Cada vez tenemos información sobre nuevos casos”, dijo a La Opinión una joven de la Resistencia. “El peligro es que, en un lugar con tantas personas detenidas, el virus, que contagia con extrema facilidad, pueda llegar a otros sin ninguna condición adecuada para salvar sus vidas”.
El viernes por la tarde, docenas de integrantes de la Resistencia estacionaron sus vehículos a lo largo de una calle aledaña al centro de detenciones y todos tocaron el claxon al mismo tiempo; un ruido que indudablemente se escuchaba dentro de la instalación.
Los manifestantes expresaron que dentro del centro de Otay Mesa los migrantes no pueden guardar la distancia saludable que exigen tanto el gobierno federal como el del estado de California, y las condiciones de higiene son insuficientes.
Una manifestante observó que permitir que salgan los detenidos también beneficia a los empleados de la corporación Core Civic, pues después de trabajar muchos regresan con sus familias, que estarían expuestas en caso de que al interior del centro de detenciones prendiera un brote de la enfermedad.
La semana pasada una empleada del centro de detenciones dijo a condición de anonimato a una televisora de San Diego que, pese a que ya se conocían dos casos de empleados con COVID 19, la empresa seguía sin proporcionar equipo de protección a los más de 400 empleados.
La mujer, que se identificó como Margaret, dijo que en las reuniones diarias antes de iniciar turno se reúnen hasta 40 empleados en un cuarto pequeño y luego, sin mascarillas ni guantes, van a mezclarse con los migrantes.