Coronavirus: conductores de transporte compartido sin protecciones y con menos ingresos
Exigen mascarillas y guantes, y que se les otorgue desempleo
A Brígida Pérez, el coronavirus le bajó sus ingresos entre un 90 y 95% como conductora de la compañía de servicio compartido Uber, pero además le preocupa que no le den equipo de protección contra la pandemia.
“He dejado de llevar pasajeros para dedicarme a solo entregas de comida y compras de supermercado. Estoy ganando la mitad de lo que antes del virus”, dice esta madre de cuatro hijos, quien lleva dos años trabajando para Uber.
Ahora presta el servicio para Ubereats y al menos tres compañías más de entrega de comidas y productos de supermercado a domicilio que funcionan por medio de aplicaciones.
“Cuando pregunté a Uber si me podía quedar en mi casa para no exponer a mis hijos, me dijeron que por ser contratistas independientes no calificamos para el desempleo”, señala Brígida.
Así que la necesidad de llevar el sustento a su casa, la ha obligado a seguir trabajando 12 horas al día. “Me da miedo contagiar a mis hijos, pero no tengo otra opción”, dice.
Muchas veces tienen que esperar hasta una hora en línea para comprar los alimentos que le ordenan llevar a las familias que no pueden salir de sus casas. “Mi hijo de 14 años me dice que si ya no lo quiero. Por qué ya no me abrazas”, me pregunta.
También criticó a Uber por no darles mascarillas y guantes para protegerse. “Las puedes pedir pero no te llegan. Yo he tenido que comprarlas en Amazon, 50 mascarillas por 25 dólares”.
Los conductores de las compañías de transporte compartido como Brígida, mandaron una carta al procurador de la ciudad de Los Ángeles, Mike Feuer en la que piden que las haga cumplir con la Orden de Protección del Trabajador emitida por el alcalde Eric Garcetti, la cual exige a los empleadores, proveer mascarillas de tela, desinfectantes y acceso a los sanitarios a los trabajadores de servicios esenciales durante la pandemia.
“Los conductores de reparto de comida de restaurantes y de supermercados son esenciales”, dijo Coral Itzcalli, vocera de la Alianza de Trabajadores Móviles (MWA).
Señala que trabajadores como Brígida se exponen a contagiarse cuando van de compras a los supermercados.
“Ahí se topan y rozan con la demás gente. Estas compañías se están aprovechando del sistema que no da ningún beneficio a los contratistas independientes, y no les provee desempleo ni mascarillas para protegerse”.
Brígida dice que puede ganar entre 12 y 15 dólares en un periodo que comprende de una a dos horas. “No estamos haciendo ni el salario mínimo por hora. De ahí tenemos que poner para la gasolina, el mantenimiento y la aseguranza del carro”.
Coral agrega que el incumplimiento de las compañías para proteger a sus trabajadores y al público en general al no acatar la Orden de Protección al Trabajador, se da en momentos críticos en los que California ha enfrentado la semana con el mayor número de muertes por el coronavirus.
“Uber no se ha comprometido a garantizar mascarillas para todos los conductores”, subraya.
Deborah García, una conductora de tiempo completo de Uber, dice que la mayoría de sus viajes en las últimas semanas han sido para transportar profesionales de la salud que están en la primera línea de la atención al COVID-19.
“Estoy increíblemente vulnerable a la infección. A las compañías de transporte compartido, les encanta decir que sus conductores son héroes, pero a mi me enfurece que no usen ni una pequeña cantidad de sus billones para mantener a sus conductores sanos y salvos”.
La Opinión espera una respuesta de Uber a las peticiones y quejas de sus conductores.
Menos de la mitad
Georgina Bernal González, quien lleva cinco años como conductora de Uber, reconoce que le ha ido mal desde que comenzó la pandemia.
“Antes del coronavirus, ganaba un promedio de 100 dólares por manejar cinco horas al día. A la semana me llevaba a la casa 500 dólares. Me iba súper bien. Ahorita, me llevó entre 30 y 45 dólares. Un día me gané solo 11 dólares”, dice.
“Yo soy jubilada, manejo Uber para entretenerme, pero para quienes solo tienen este ingreso, debe ser muy difícil con la pandemia y sin poder recibir desempleo”.
Georgina platica que con el COVID-19, los viajes se han reducido a transportar personas a distancias muy cortas.
“Los viajes son al súper, a recoger comida, y a la farmacia. Ahora tenemos muchos pasajeros que son ‘chamaquitos’ que trabajan en los negocios de comida rápida, o gente que labora en las fábricas. Son personas que antes no usaban Uber”.
En realidad, considera que “ningún viaje vale la pena en la actualidad. Yo digo ¡guau! cuando me gano siete dólares por llevar a alguien”.
Contagiarse del coronavirus no le preocupa. “A mi Uber sí me dio mascarillas y guantes. Me llegan una semana después de que las pido; y casi todos los pasajeros se suben bien protegidos con mascarillas y guantes. Abren la ventanilla trasera. La gente está consciente. También ayuda que los viajes colectivos de varias personas se han suspendido”.