El drama de un indocumentado por sobrevivir a crisis del COVID-19
Su historia es la de muchos otros inmigrantes que se han quedado sin empleo, y no saben cómo harán para pagar el alquiler
Por una alta demanda de solicitudes que rebasó la oferta, Pedro Rodríguez, un inmigrante indocumentado, no alcanzó a recibir la ayuda en efectivo que dio la Oficina del alcalde Eric Garcetti a través del programa Tarjeta Angelino, que consiste en la entrega de tarjetas de débito prepagadas para ayudar a las familias más impactadas económicamente por el coronavirus.
“Cuando solicité, me dijeron que ya se habían acabado”, dice Pedro, quien está desesperado porque como consecuencia de la pandemia, ya no lo llamaron del restaurante donde trabajó por tres años como freidor de pollos. “Primero me recortaron mi horario a cuatro horas por semana. Después me dejaron de llamar”, precisa.
De haber alcanzado a presentar su solicitud para la Tarjeta Angelino, no hubiera calificado porque vive en la ciudad de Hawthorne al sur del condado de Los Ángeles. Estas tarjetas estuvieron diseñadas para entregarse solo a quienes viven en la ciudad de Los Ángeles.
“No sé cómo voy a hacer para pagar la renta del cuarto donde vivo, y que me cuesta 600 dólares al mes. Sí, ya sé que dijeron que uno puede hablar con los dueños para que lo esperen con el pago, pero si con trabajos podía cubrir la renta mensual, la moratoria solo incrementará la deuda, y se me hará difícil pagar cuando todo vuelva a la normalidad. Eso, si es que me vuelven a llamar del trabajo, porque no sabemos como irá a quedar la economía”, dice.
Ansioso por ganarse unos dólares para completar para la renta, Pedro de 54 años, se puso a vender mascarillas en las calles de Hawthorne. “La competencia era mucha porque había bastante gente vendiendo, pero lo peor fue que los inspectores de la ciudad de Hawthorne, me amenazaron con darme una multa de 1,000 dólares y quitarme la mercancía sino me retiraba”, se lamenta.
Pedro había invertido el poquito dinero que tenía en la compra de mascarillas para venderlas en la calle, y juntar para la renta.
“Las personas indocumentadas que nos quedamos sin trabajo, ya no sabemos qué hacer. Llevó 24 años en este país pagando mis impuestos religiosamente. De nada nos sirve, porque cuando hay un problema como esta crisis de salud, no nos incluyen en la ayuda federal ni en la local. No contamos”.
Se pregunta cómo va a acatar la orden ‘Quédate en Casa’, sin contar con un respaldo económico. “Tengo que buscarle, salir a la calle”.
Este inmigrante originario de Sonora, México, sufre de apnea del sueño (problemas respiratorios al dormir), y tiene que conectarse desde hace un año y medio a un aparato de respiración artificial. Es la única manera – dice – de que pueda descansar sin obstrucciones para respirar, y así funcionar al día siguiente.
“A estas alturas, ya no le tengo miedo a enfermarme del coronavirus. Más bien, temo quedarme sin un techo y terminar viviendo en la calle. Yo le pido al gobierno y a sus líderes, que si no me pueden ayudar a pagar mi renta, me manden asistencia psicológica para sobrellevar esta angustiante situación porque estoy al borde de un ataque de nervios”.
Si alguien puede aportar una solución al problema de desempleo de Pedro, que no implique negocios del tipo multinivel o esquemas piramidales que exijan inversiones iniciales, pueden llamar al teléfono: 424-800-1245.
Hispanos, los más afectados
Un estudio del Centro de Investigación Pew conducido entre el 19 y 24 de marzo, arrojó que 49% de los hispanos en la nación, dijeron que ellos o alguien en su familia, había perdido su empleo; o les habían recortado el salario debido al coronavirus, comprado con 33% de todos los estadounidenses.
Otro reporte previo de PEW, indicó que cerca de ocho millones de trabajadores hispanos en el país trabajan en restaurantes, hoteles y otras posiciones en los servicios, lo que los colocaba en el más alto riesgo de perder su empleo ante la epidemia.
El gobernador de California, Gavin Newsom anunció un fondo de ayuda por 75 millones de dólares para apoyar aproximadamente a 150,000 inmigrantes indocumentados impactados por el COVID-19 que no son elegibles para los beneficios del desempleo por su estatus migratorio, ni recibieron cheques federales del paquete de recuperación económica.
La ayuda sería por una sola vez por un monto de 500 dólares por adultos y hasta 1,000 dólares por hogar. Se espera que ese dinero comience a repartirse en mayo, y se sabe que será entregado a los inmigrantes a través de las organizaciones comunitarias no lucrativas. Se calcula que en Los Ángeles, se beneficiarían unos 40,000 indocumentados.