Bájale al volumen de los audífonos a tu hijo, antes que su oído lo haga

Los padres deben tomar decisiones oportunas para que sus hijos no tengan daños irreparables

Sin los cuidados necesarios, los niños podrían terminar con pérdida de audición, dificultades de comunicación y síntomas angustiantes de zumbido de los oídos, plenitud auditiva, sensibilidad y dolor.

Sin los cuidados necesarios, los niños podrían terminar con pérdida de audición, dificultades de comunicación y síntomas angustiantes de zumbido de los oídos, plenitud auditiva, sensibilidad y dolor. Crédito: Pixabay

A los niños les encanta la música y los videojuegos, y en el propósito de mantener la calma en casa sus padres les permiten usar audífonos para pasar sus ratos de esparcimiento. Y en esta cuarentena, esos tiempos de ocio se han incrementado, al grado de ser un verdadero peligro para la audición en los menores

Con las familias unidas en casa, los chicos buscan espacios para distraerse a solas, sin embargo no importando el volumen de los auriculares sino la dosis de ese ruido, el prolongado uso se está convirtiendo en un arriesgado dispositivo sin medidas de seguridad.

Sin los cuidados necesarios, los niños podrían terminar con pérdida de audición, dificultades de comunicación y síntomas angustiantes de zumbido de los oídos, plenitud auditiva, sensibilidad y dolor.

Los audífonos en los niños no son necesariamente seguros, señalan expertos. Los auriculares para niños generalmente tienen un tope de 85 decibeles, lo que ayuda. Pero hay más que eso. “Tratar 85 decibeles como un nivel seguro no tiene ningún sentido”, dijo Rick Neitzel, profesor asociado de ciencias de la salud ambiental en la Universidad de Michigan, a The New York Times.

“La exposición no es solo intensidad, sino también cuánto dura y con qué frecuencia ocurre”, dijo. “Ignorar el tiempo es perder el punto. Este número de 85 decibeles ha alcanzado un estado mítico no porque sea seguro sino porque es una de las pocas formas en que se regula el ruido ocupacional”, comentó el especialista.

Además, algunos auriculares para niños, los que tienen límites de volumen que promocionan su seguridad, se comercializan como almohadillas cómodas y una batería de larga duración, para que los niños puedan utilizarlo todo el día. Y desde ese punto, el problema parece más difícil de lidiar.

En ese sentido puedes preguntar, ¿cuál es la cantidad de tiempo prudente y cuál es el nivel de decibeles adecuado? No existe una respuesta simple para ambas partes. Lo cierto es que algunos especialistas mencionaron que 70 decibeles serían lo más cercano a lo prudente. A modo de comparación, 70 decibeles es el zumbido de una aspiradora de recipiente pequeño y 85 es una aspiradora vertical potente. El ruido, sin embargo, no siempre es constante. Incluye picos y valles, así como factores como frecuencia, armónicos y reverberación.

Además, la exposición al ruido de los audífonos es acumulativa. Si un niño amante de los auriculares también practica la batería y corta el césped, la dosis de ruido del día aumenta. El daño del ruido constante de bajo nivel se acumula con poca advertencia. Las personas deben decidir por sí mismas con cuánto riesgo se sienten cómodas.

La pérdida de audición no significa que las cosas suenen más suaves. Significa que la comunicación es más difícil: las personas pueden escuchar pero no pueden entender. El habla suena amortiguado; La música suena aburrida. Las conversaciones pasan de ser fáciles a pesadas.

Luego está el tinnitus, el zumbido de los oídos que afecta del 10 al 20 por ciento de la población. Por lo general, se necesita menos exposición al ruido para causar tinnitus que causar pérdida de audición. A menudo se acompaña de una sensación de presión u obstrucción llamada plenitud auditiva.

Aún más paralizante es la hiperacusia, una sensibilidad que hace que los sonidos ambientales parezcan incómodamente fuertes y puede progresar hasta un punto en el que el sonido de los platos a la hora de la comida causa un dolor de oído persistente.

Los padres deben tomar decisiones oportunas para que sus hijos no tengan daños irreparables en sus oídos. Tan simple como acercarse y verificar que no perciban el sonido de los auriculares, o que el niño pueda escuchar cuando se le habla, así como tomar descansos para escuchar.

Esta situación podría ser motivo para realizar una evaluación de audición para el niño al menos cada tres años. Un audiograma estándar y una prueba de voz en ruido pueden detectar problemas futuros. Cualquier síntoma en el oído es grave: zumbido, amortiguación, sensación de plenitud, aleteo, golpes, sensibilidad, distorsión, dolor, incluso si es temporal.

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