Gobierno de Trump plantea que los mexicanos tienen la culpa por nuevos brotes de coronavirus
Una estrategia para desviar la responsabilidad ante el incremento de casos que ha generado la reapertura del país
Altos funcionarios de la administración del presidente Donald Trump han estado solicitando información en reuniones y comunicaciones privadas en un intento por culpar a los mexicanos que cruzan la frontera de los brotes de coronavirus, reportó este jueves el diario USA TODAY que obtuvo notas y correos electrónicos que intercambiaron oficiales del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).
Las comunicaciones cuestionan si los mexicanos podrían estar transmitiendo el COVID-19 a través de la frontera como probable causa del incremento de nuevos casos registrados en estados como California, Texas y Arizona.
El secretario del HHS, Alex Azar, y otros funcionarios plantearon la posibilidad en repetidas ocasiones ante el DHS y otros oficiales de salud pública durante la semana pasada, según el reportaje del USA TODAY.
“¿Hay algún patrón de inmigración que el DHS esté viendo que respalde la tesis de que los brotes podrían venir de mexicanos en la frontera?”, preguntó Azar en uno de los correos electrónicos.
“¿Podríamos estar viendo los efectos posteriores del cinco de mayo?”, recalcó escribiendo en español la fecha de la celebración mexicana.
Para activistas defensores de los inmigrantes las conversaciones reflejan los argumentos que el gobierno de Trump ha utilizado para transferir la responsabilidad de sus fracasos a quienes tienen menos probabilidades de defenderse, y recalcan que se trata de una estrategia para desviar la culpa por el incremento de casos debido a la reapertura del país.
Las respuestas al secretario del HHS coincidieron que los brotes de nuevos casos de coronavirus se debían a la precipitada reapertura de las actividades sociales que la Casa Blanca ha promovido a pesar de las críticas de los expertos en salud pública.
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Michael Caputo, subsecretario de asuntos públicos del HHS, reconoció que la agencia está preocupada por la transmisión transfronteriza de COVID-19 y por ello la prohibición que implementó el gobierno de Trump a toda la inmigración en la frontera que no se considere esencial.
El secretario Azar rechazó que haya dicho o crea que la comunidad hispana o los mexicanos sean responsables de los brotes.
“He estado a cargo de HHS para abordar las disparidades de salud y el impacto de COVID-19 especialmente en las comunidades hispanas y afroamericanas. Abordar las disparidades de salud no es culpar a los afectados”, señala la declaración de Azar.
Pero de acuerdo con las comunicaciones, el secretario Azar fue insistente en cuestionar si el aumento en los casos de coronavirus podría haberse originado en la frontera a pesar de que no hay evidencia alguna de esa relación que planteó.
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Los correos electrónicos y las notas de las reuniones privadas que sostuvieron los funcionarios, de acuerdo con el reportaje, revelan que los funcionarios federales de alto nivel y de múltiples agencias están alarmados por los brotes y buscan desviar la culpa cuando todo indica que el problema es derivado de la estrategia de reapertura.
Las comunicaciones también contradicen directamente los repetidos esfuerzos de la administración para minimizar la amenaza de una segunda ola de COVID-19, como esta semana lo hizo el vicepresidente Mike Pence al publicar un artículo de opinión en el que dice que el pánico es exagerado y que se trata de tácticas de medio por parte de los medios de comunicación.
Devin O’Malley, asesor de Pence, reconoció que en las reuniones de trabajo entre las agencias del gobierno se planteó la posibilidad de que ciudadanos con doble nacionalidad y residentes permanentes que cruzan la frontera de México al no estar incluidos en las restricciones de viaje, podrían haber contribuido a nuevos casos en San Diego, California, y El Paso, Texas.
Si bien es cierto que los casos de coronavirus se han estado propagando a lo largo de la frontera, principalmente en Arizona, los brotes más alarmantes se registrado en Iowa, Minnesota, Alabama, Dakota del Sur, Tennessee y Carolina del Norte.