“Era un orgullo para la familia”: tío de latino abatido por alguaciles
La muerte de Andrés Guardado recuerda las altas cifras de latinos caídos a manos de la Policía de Los Ángeles
Cuando a Noé Abarca le dieron la noticia por teléfono de que su sobrino Andrés Guardado había sido asesinado a manos de un agente del Departamento del Sheriff de Los Ángeles no lo podía creer. “Aún no lo creo. Era un muchacho muy emprendedor. Apenas empezaba su vida. Era bien positivo y alegre, se la pasaba bromeando y riendo”, dice Noé, tío paterno de Andrés.
Andrés murió a los 18 años abatido por las balas del Departamento del Sheriff de Los Ángeles cerca de las seis de la tarde, el jueves 18 de junio.
Hijo de padres inmigrantes de El Salvador, Sandra y Cristóbal Guardado, era el menor de tres hermanos. “Su padre es chef y su madre trabaja en una fábrica”, explica el tío.
El muchacho había nacido en Los Ángeles y creció en el barrio de Koreatown. Trabajaba de tiempo completo como agente de seguridad, pero en sus tiempos libres iba al taller donde lo mataron y hacía trabajo extra para ganarse un dinero adicional como mecánico o en las tareas que lo ocuparan. Estudiaba mecánica en Los Angeles Trade Technical College.
“Andaba viendo cuál era la carrera que más le convenía. Tenía muchos planes en su vida. Estábamos todos muy contentos con él. Era un orgullo para la familia”, dice.
Noé compartió con La Opinión, algunos mensajes de texto recientes entre Andrés y un primo, en los que discuten las carreras en las que él estaba interesado en estudiar como agente de policía o enfermero certificado
“Algo bueno buscaba para su futuro. Se mira en sus últimos mensajes”, dice el tío.
De hecho, comparte que desde los 13, 14 años, el muchacho trabajaba. Le ayudaba a un tío que era supervisor de un servicio de estacionamiento (Valet Parking en inglés).
Era además muy deportista. “Iba mucho al gimnasio”.
El tío Noé dice que aún no saben cómo y cuándo se llevarán a cabo los servicios funerarios. Sobre la posibilidad de entablar una demanda, comentó que no piensan en eso. “Los que queremos son respuestas a los hechos que terminaron con la vida de mi sobrino”, dice.
Versión del Sheriff
Un reporte del Departamento de Detectives del Sheriff del condado de Los Ángeles, indica que continúan investigando las circunstancias que rodean el tiroteo en el que estuvo involucrado uno de sus agentes, y en el que murió Andrés.
El incidente ocurrió en la cuadra 400 del bulevar Redondo Beach en la ciudad de Gardena al sur del condado de Los Ángeles.
De acuerdo a la versión del Sheriff, los agentes de la estación de Compton observaron a Andrés en el lugar, y cuando el muchacho volteó a mirarlos, mostró un arma y se echó a correr. Los alguaciles fueron tras él en una corta persecución.
Andrés recibió un disparo en la parte superior del torso y fue declarado muerto en el lugar de los hechos.
Según reveló la oficina del sheriff de Los Ángeles, cuando uno de sus agentes se involucra en un tiroteo, y alguien muere alcanzado por las balas de los agentes, se inician una serie de investigaciones.
Al final es la oficina del Fiscal del condado de Los Ángeles, la que tras un análisis determina si hay cargos criminales, y si el tiroteo se justificó.
Latinos, las mayores víctimas
Juan José Gutiérrez, coordinador de la Coalición de Derechos Plenos para los Inmigrantes, reveló en una entrevista reciente con La Opinión que de 2000 a 2020 en el condado de Los Ángeles, las policías ejecutaron a más de 800 personas, el 45.7% fueron por parte de los alguaciles; y 40% a manos de la policía de Los Ángeles.
Del total de los 800 asesinatos, más de la mitad son de origen hispano, precisó.
La familia de Andrés ha abierto una cuenta en el sitio GoFundme para recaudar fondos para sus funerales.
También en el sitio Change.org se ha creado una campaña de firmas para pedir justicia por Andrés.