Los Ángeles de la Frontera ayudan a salir con fianza a docenas de detenidos en Otay Mesa
El programa de apoyo ha permitido salir en libertad condicional a 31 migrantes.
Uriel Pérez fue testigo cuando sicarios en la sierra del estado de Guerrero asesinaron a su hermano, y para salvar su vida huyó a vivir en Acapulco. Pero estuvo a salvo solo un tiempo.
“Dieron conmigo, escapé y no paré hasta llegar a Tijuana”, dijo a La Opinión el migrante de 20 años de edad. Aguardó su turno dos meses y pasó a San Diego a solicitar asilo, solo para que lo enviaran en diciembre pasado al centro de detenciones de Otay Mesa, donde pasó “los peores cuatro meses de mi vida”, expresó.
Para Uriel “es muy difícil aceptar que vienes huyendo para salvar tu vida, porque sabes que te buscan para acabar contigo, sin tener culpa de nada, y que, cuando llegas aquí, te mandan a una cárcel”.
En los primeros días de abril, justo cuando el centro de Otay Mesa comenzaba a convertirse en brote de COVID 19, una corte otorgó a Uriel la libertad bajo fianza. “Pero no tenía dinero. Me moría de miedo”, dijo el migrante.
En la unidad o “tanque” J del centro de detenciones, Uriel compartía un espacio reducido, “éramos 103 detenidos. Tratábamos de rasgar las camisetas para hacernos cubre bocas, pero era imposible eso de guardar distancia”.
En una llamada telefónica a un conocido que había salido de Otay, Uriel se enteró de que la organización sin fines de lucro Ángeles de la Frontera (Border Angels) había iniciado un programa para ayudar a salir de Otay Mesa a migrantes detenidos a quienes los tribunales daban la opción de libertad bajo fianza.
Con esa ayuda, Uriel salió justo cuando el brote de COVID 19 empeoraba en el “tanque” J.
Ahora se encuentra en Sacramento, a donde trasladaron su caso. Dijo confiar en que obtendrá el asilo.
Uriel es uno de 33 detenidos del centro de detenciones de Otay Mesa a quienes los Ángeles de la Frontera han ayudado hasta ahora a salir bajo fianza, dijo a La Opinión la directora ejecutiva de la organización, la abogada Dulce Miriam García.
Cuando García asumió la dirección del grupo en noviembre, propuso a la mesa directiva el proyecto de fianzas en coordinación con otras organizaciones que ya hacían esfuerzos por su cuenta.
La abogada de migración había ayudado a su propio hermano a salir bajo fianza del centro de detenciones de Otay Mesa y ese caso le permitió conocer el procedimiento. La oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) establece fianzas de $15,000 para los casos que amerita que pueden salir bajo ese proceso.
El trabajo de García es convencer a la corte de que los migrantes, quienes tienen poco o nada de dinero, pueden conseguir recursos con ayuda de familiares y organizaciones si los jueces imponen cantidades accesibles.
“Lo mínimo que las cortes han aceptado hasta ahora son 1,500 dólares (el 10%)”, explicó García, “pero usted sabe que son migrantes que por lo general vienen de situaciones de pobreza y para sus familias en Estados Unidos, a las que les pagan muy poco y a veces les hacen trampas, esos $1.500 dólares es mucho dinero”.
El proceso de Ángeles de la Frontera inicia cuando el ICE y la corte deciden que un migrante puede salir bajo fianza. Enseguida saber cuánto puede aportar la familia del detenido.
Ángeles de la Frontera tiene un límite de aportación de $ 5,000 dólares, pero se apoya en las demás organizaciones que contribuyen para la fianza.
Adicionalmente, como la misma abogada hace el trámite ante la corte y el ICE, las organizaciones y la familia se ahorran una comisión que cobran agencias especializadas, que por lo general tienen cuotas del diez por ciento del monto de la fianza.
“Lo que hacemos es reunir recursos y esfuerzos para sacar en libertad condicional a los migrantes”, dijo García.
El programa de fianzas ha permitido salir en libertad condicional bajo fianza a 31 migrantes de Otay Mesa, todos del “tanque” J, y a dos más del centro de detenciones en Adelanto, California.
“Sabemos que el ICE no ha vuelto a asignar a migrantes a esa sección J después de que nosotros ayudamos a alguien a salir de ahí”, dijo la abogada.
Uriel dijo que para él “fue como un milagro que pagaran mi fianza, usted sabe, personas que yo no conocía, una abogada a la que le llamé porque alguien me dio su teléfono”.
El migrante considera que al obtener la libertad bajo fianza, es un nivel de confianza de la corte, como señal de que su caso tiene buenas probabilidades de conseguir asilo.