Quién es Gerardo Bedoya, el jugador “más sucio” de la historia del fútbol (y la persona “con el corazón más grande” fuera de la cancha)

Gerardo Bedoya es mejor conocido por acumular más tarjetas rojas que cualquier otro jugador de fútbol.

Gerardo Bedoya en su última etapa con Independiente de Santa Fe.

Gerardo Bedoya en su última etapa con Independiente de Santa Fe. Crédito: Getty Images

“Cuando Gerardo Bedoya va a un programa de televisión, el presentador tiene una tarjeta roja en el bolsillo por la fama que lo precede”.

La frase es del periodista deportivo experto en fútbol colombiano Carl Worswick, quien sabe muy bien por qué lo dice.

El colombiano Bedoya, ya retirado, es el futbolista con el mayor número de tarjetas rojas en la historia de su deporte.

“Recuerdo que para un documental que estábamos grabando, entrevisté a un torero para explicar su personalidad”, dice Worswick, quien entrevistó a Bedoya para un programa de la FIFA.

“Pero su personalidad es totalmente opuesta a lo que uno piensa de él. Y eso lo deja claro: él es una persona muy diferente fuera de la cancha”, agrega.

Aunque Bedoya, de 44 años, fue un jugador destacado, “eso no fue suficiente para quitarse de encima los titulares que siempre lo señalan como el jugador más sucio del fútbol”, apunta Workswick.

Es un preconcepto del que el jugador no puede deshacerse: conocido como el General o la Bestia, Bedoya recibió 45 tarjetas rojas durante sus 20 años de carrera futbolística, que finalizó en 2015.

A eso, habría que sumar las dos expulsiones más que ha acumulado trabajando como asistente técnico. Su primera expulsión en el banco de técnico la recibió solo 21 minutos después de estrenarse en el cargo, en 2016.

Pero tal vez la tarjeta roja que más recuerda fue la número 41: un codazo y patada en la cabeza cuando el oponente estaba en el piso.

Le dieron 15 fechas de suspensión.

Pidió disculpas después del partido, tras afirmar que tenía un carácter temperamental.

“Lo que hice no tiene justificación”, dijo entonces a los medios.

“Ciertamente tiene una personalidad explosiva. Cuando vio la roja no pudo controlarse. En el calor del momento, no fue capaz de tomar un respiro y dejar las cosas así”, anota Worswick.

“Además, luego fue expulsado cuando apenas iban 21 minutos en su primer juego como asistente técnico. Cuando eso sucedió, los jugadores en el banquillo se reían, no podían creerlo. Sabían que iba a suceder. Ciertamente, su reputación no le ayuda”, agrega.

El General

Bedoya nació en 1975 en Ebejico, un municipio cercano a Medellín, la segunda ciudad más poblada de Colombia.

Y durante su carrera profesional tuvo puntos muy altos que ciertamente van más allá de su reputación basada en las múltiples expulsiones.

Por ejemplo, fue parte fundamental del único título a nivel de selecciones que consiguió su país.

Ocurrió en 2001, en la Copa América que se celebró en Colombia. En la semifinal, frente a Honduras, un bombazo suyo desde fuera del área terminó en gol y selló la clasificación a la final de los anfitriones.

Ese mismo año, en diciembre, jugando para el argentino Racing Club frente a River Plate, un zurdazo suyo en el minuto 86 ayudó a mantener la diferencia de puntos en la tabla de posiciones, lo que a la postre le serviría a Racing para conseguir el título ese año.

Es considerado uno de los goles más celebrados por la hinchada, debido a que Racing no había salido campeón en 35 años.

Bedoya jugó en 13 equipos alrededor del continente, entre ellos Boca Juniors y Puebla de México. Pero la mayoría de su carrera la pasó en Colombia.

En 2012, fue uno de los pilares para el título del club colombiano Santa Fe, que llevaba 37 años sin poder celebrar un campeonato.

“Los hinchas de Santa Fe lo aman porque siempre fue un jugador que dio todo en el campo de juego. Que entregó todo por la causa”, señala Worswick.

“Bedoya exigió respeto y anotó algunos goles espectaculares, pero siente que solo es recordado por las tarjetas rojas. Para los fanáticos de Santa Fe y Racing, será recordado como parte integral para terminar su sequía de títulos”, añade.

Después de que Bedoya ganó el primero de sus tres títulos como futbolista con el Deportivo Cali, en 1998, y recibió 14 tarjetas rojas en el proceso, el drama nunca le fue ajeno.

También recibió varias tarjetas rojas cuando llegó a Racing y, después, cuando estuvo tanto en Millonarios como en Santa Fe, los dos equipos de Bogotá.

Omar Vásquez, excolega de Bedoya durante su paso por Millonarios entre 2007 y 2010, fue su compañero de cuarto durante las concentraciones del equipo ante de los partidos.

“Es usual que recordemos a la gente solo por las cosas malas, pero él tiene que ser reconocido como un gran jugador colombiano”, le explica Vásquez a la BBC.

“Bedoya es un ganador, alguien que hizo historia, que ganó títulos en los mejores equipos de Argentina y Colombia”, añade su excolega.

Vásquez señala que fue un privilegio para él compartir el camerino con alguien que había logrado tantas cosas en su carrera.

Sin competencia

Por ahora nadie parece arrebatarle el récord al jugador colombiano.

Uno que podría hacerle sombra en este sentido es el defensor del Real Madrid y capitán de la selección española, Sergio Ramos.

En el pasado partido frente al Manchester City por los cuartos de final de la Liga de Campeones, Ramos vio la tarjeta roja por vez 26 en su carrera.

Pero con 34 años, es poco probable que el español alcance las 45 expulsiones de Bedoya antes del final de su carrera.

Y ahora que el General comenzó su etapa de técnico, es posible que ese número continúe aumentando.

“Él ha sido muy claro sobre el hecho de que no tiene enemigos ahora y quiere reconstruir su reputación. Siempre ha dado todo por los clubes donde ha estado y los hinchas lo quieren por eso“, explica Workswick.

Para muchos fuera de Colombia, Bedoya siempre será una estadística, que es seguida por videos de sus fuertes entradas y sus acaloradas discusiones con los árbitros.

Sin embargo, para los fanáticos de Racing y Santa Fe especialmente y entre sus excolegas, será recordado por mucho más que esos momentos de agitación.

“Fue un gran líder y disputó cada pelota con toda su fuerza. Él siempre va a comandar el equipo”, dice Vásquez.

“Pero, a la vez, es un tipo sensible que siempre va a ayudar a sus compañeros. Parece contradictorio, pero fuera de la cancha es la persona con el corazón más grande”, agrega.

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