Los estadounidenses negros e hispanos tienen el doble de probabilidades que los blancos de decir que las escuelas deben permanecer cerradas

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Para Aundi Marie Moore, una madre afroamericana de dos hijos en Bowie, Maryland, no hay debate sobre si sus hijos deberían regresar a la escuela este año durante la pandemia del coronavirus. “Mi esposo y yo decidimos que a nuestros hijos no los vamos a mandar a la escuela, aunque lo hagan obligatorio, hasta que haya una vacuna y la seguridad y la salud de nuestra comunidad sea la prioridad”, Moore dice. “En este momento, las cosas parecen demasiado precipitadas”.

Moore no es la única a la que le preocupa esto. El 57% de los estadounidenses negros y el 52% de los hispanos creen que las escuelas deberían permanecer cerradas y que los niños deberían comenzar el año escolar tomando clases en línea, en comparación con el 25% de los estadounidenses blancos, según una encuesta representativa a nivel nacional de más de 2,000 adultos en los Estados Unidos conducida en julio por Consumer Reports.

Las razones de esta desigualdad son complejas sin duda. Aún así, CR encontró que surgen algunas razones comunes en las entrevistas con los padres negros e hispanos que no formaron parte de la encuesta. Incluyen preocupaciones sobre una mayor susceptibilidad a COVID-19, una falta de confianza en que los protocolos de seguridad, incluido el uso de máscaras y el distanciamiento social, pueden seguirse y aplicarse en un entorno escolar, y el sentimiento de que la decisión de abrir escuelas es incompatible con otras políticas vigentes para evitar la propagación de COVID-19.

Las comunidades negras e hispanas han sido afectadas seriamente por la pandemia. Por ejemplo, ajustado por edad, la tasa de muertes por COVID-19 en la comunidad negra es más de 4 veces la tasa de muerte de la comunidad blanca. Y un nuevo estudio de niños en Washington, D.C., indicó que las minorías y los niños con menos recursos socioeconómicos fueron infectados con COVID-19 a una tasa más alta que otros niños.  En el estudio, los niños negros fueron más de 4 veces más propensos que los niños blancos de tener resultados positivos en la prueba de COVID-19, y los niños hispanos tuvieron más de 6 veces la probabilidad que los niños blancos de tener resultados positivos.

Las preocupaciones también están ocurriendo en medio de un feroz debate sobre si las escuelas deberían abrir de nuevo a medida que aumentan los casos de COVID-19 en algunas áreas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han hablado sobre la importancia de reabrir las escuelas, pero algunos sistemas escolares, como las escuelas públicas de Chicago, están optando por comenzar las clases virtualmente.

“Básicamente, las opiniones de las personas sobre si las escuelas deberían abrir o no se basan en los datos que las personas negras e hispanas han recibido”, dice Mondi Kumbula-Fraser, directora de Black and Brown Coalition for Educational Equity and Excellence (una alianza para la equidad y excelencia educativa), en el condado de Montgomery, Maryland. “Las opiniones que las personas expresan se basan en el miedo: miedo a la infección y miedo a la muerte”.

Kumbula-Fraser dio el ejemplo reciente de un reportaje del Washington Post en julio que decía que el 74% de los nuevos pacientes con COVID-19 en el condado de Montgomery eran hispanos. Agrega que todos los estudiantes de su condado estudiarán de forma remota hasta el fin de año, por lo que todavía no tiene que tomar la decisión de que sus dos hijos regresen a los estudios en el aula.

Preocupaciones médicas

Moore dice que el número desproporcionado de casos y muertes de los afroamericanos por COVID-19 influyó en su decisión de mantener a sus hijos en casa hasta que haya una vacuna y se hayan implementado medidas de seguridad comprobadas. Ella dice que está aliviada de que las escuelas en su condado estarán solamente en línea al menos hasta el final del año.

“Lamentablemente, tanta gente en la comunidad negra ha fallecido por COVID-19”, dice ella. “Es extremadamente peligroso para muchos de nosotros con afecciones médicas subyacentes como la diabetes y la hipertensión causadas por nuestras propias decisiones o decisiones que hicieron por nosotros a través de siglos. Mi hijo es altamente asmático, y no quiero exponerlo al COVID-19”.

Además de las preocupaciones sobre peores resultados médicos, los padres negros con los que CR habló, expresaron falta de confianza en que las políticas de las escuelas serían eficaces en mantener a salvo a sus niños.

El debate sobre si los niños deberían regresar a las aulas físicas se complica por la considerable variación en las tasas de infección por COVID-19 en todo el país y la falta de un tratamiento confiable o una vacuna aprobada. Algunos sindicatos de maestros amenazan con huelga o demandas si se les exige regresar a clases sin algunas concesiones o garantías, como más equipo de protección proporcionado. 

Para complicar aún más el problema, las preocupaciones de algunos padres y expertos en desarrollo infantil dicen que mantener a los niños fuera del aula podría causar daños sociales y académicos a largo plazo. También hay consecuencias económicas por mantener cerradas las escuelas: los niños que estudian desde casa pueden agotar las finanzas familiares cuando uno o ambos padres no pueden trabajar de forma remota.

Las políticas de las escuelas son muy vagas

Como consejera de orientación de la escuela secundaria en Manhattan, Tara Williams, que es negra, tiene una perspectiva interna de cómo los estudiantes interactúan y cómo funcionan las escuelas. Ella dice que se le exige que regrese al trabajo cuando comience el año escolar, pero que sus dos hijos de edad escolar se quedarán en casa y que los miembros mayores de la familia los cuidarán.

“Mis hijos van a estudiar a distancia, al menos por los primeros dos meses”, dice Williams. “Quiero ver qué sucede antes de decidir si pueden regresar. Para ser honesta, no tengo fe en el sistema en este momento. ¿Van a limpiar los edificios todas las noches como nos dicen que lo harán? Mis hijos están en la escuela primaria y quieren interactuar con otros niños. ¿Cómo van a asegurarse las escuelas de que los niños mantengan puestas sus máscaras y mantengan la distancia?”.

Tammie Reid, una madre afroamericana de dos niños de edad escolar en Newark, N.J., es presidente de una escuela local “charter”, dice que hay una base histórica para esta desconfianza.

“Históricamente, cuando se trata de los sistemas públicos, nuestra gente ha estado sobrerrepresentada cuando se trata de malos resultados y no suficientemente representada cuando se trata de mejores opciones”, dice Reid. “A partir de los datos de la encuesta, discerniría que los padres negros e hispanos son reacios a confiar en que las decisiones que se toman están en el mejor interés de los niños y las familias de sus comunidades”.

Reid, quien educa a sus hijos en casa durante todo el año, agrega que la falta de una política gubernamental coherente con respecto a COVID-19 podría estar contribuyendo a esta desconfianza.

“La determinación de preparación debería de hacerse en el contexto de toda la comunidad”, dice ella.  “Decir que las escuelas pueden abrir de forma segura pero otros lugares que sirven poblaciones grandes, como los gimnasios y restaurantes, deberían de mantenerse cerrados es incongruente”.

Learning Heroes, una organización sin fines de lucro que apoya a los padres en tomar un papel activo en la educación de sus hijos, ha entrevistado a padres con niños que asisten a escuelas públicas en 3 estados. Encontraron, que en general, los padres blancos tienen más confianza que los padres negros e hispanos que las escuelas pueden reabrir de forma segura.

“Simplemente de anécdotas, estamos escuchando que los padres blancos están recibiendo comunicación continua de las escuelas de una manera que los padres negros e hispanos no la reciben”, dice Bibb Hubbard, presidente y fundadora de la organización. “Todos los padres que hemos entrevistado son muy conscientes de la falta de interacción social que enfrentan los niños cuando estudian en casa, pero los padres blancos tienen un mayor nivel de confianza en que las escuelas pueden abrir de manera segura y que vale la pena el riesgo. Los padres negros e hispanos quieren poner la seguridad primero; para ellos no vale la pena el riesgo”.

Un riesgo multigeneracional

Los padres negros e hispanos con quien CR habló también notaron que las familias de color a menudo viven en hogares que incluyen varias generaciones en la misma casa o en proximidad cercana, que eleva las preocupaciones sobre el regreso a la escuela.

“Culturalmente, en las familias negras e hispanas, a menudo vive un abuelo o pariente mayor con la familia”, dice Reid.  “Estas personas mayores tienen un mayor riesgo de contraer COVID-19, y creo que hay un mayor conocimiento del impacto que puede tener”.

Joe Rojas, mentor empresarial y padre hispano de dos hijos en la ciudad de Queens, Nueva York, dice que él y su familia han seguido cuidadosamente los protocolos de seguridad desde el comienzo de la pandemia y que esto ya no sería posible si los niños regresaran a la escuela.

 “Me preocupa que mis hijos no estén socializando lo suficiente, pero estoy más preocupado por la gente en mi casa, como mi suegra y un vecino mayor que los niños ven todo el tiempo”, él dice. “Cuando pones a niños pequeños en un salón de clases, realmente no puedes mantenerlos separados”.

Los padres negros e hispanos con los que hablamos reconocieron que mantener cerradas las escuelas crearía desafíos importantes, que incluyen, en muchos casos, que al menos uno de los padres permanezca en casa, lo que implicaría perder un ingreso.

La Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos dice que menos del 20% de los empleados negros pueden trabajar de forma remota, mientras que casi el 30% de los trabajadores blancos pueden hacerlo. 

Pero los padres dijeron que era un sacrificio que muchos sienten que vale la pena hacer. “Las familias negras y latinas que conozco preferirían no trabajar y ser pobres antes que permitir que su familia se vea perjudicada”, dice Rojas. “La familia es más importante que cualquier otra cosa. Así es”.

Moore dice que, aunque no puede hablar por todas las personas negras, un enfoque en la familia es común al respecto de los valores entre los afroamericanos. “Nos lastimaría mucho más ver a nuestro hijo sufrir de esta enfermedad prevenible que no poder pagar nuestras facturas. Eso también es importante, pero no más importante que la familia”.

Williams, la consejera, afirma que el estado socioeconómico también influye en las opiniones sobre si las escuelas deberían reabrir”.

“Te sorprendería el tipo de magia que algunas personas pueden sacarse de la manga, te tengo que decir”, dice ella. “A lo mejor algunos padres tengan un refugio especial instalado donde pueden desinfectar a los niños tan pronto como lleguen a casa. Pero para las familias negras y latinas que no tienen una casa grande, ¿dónde pones a alguien en cuarentena si se enferma? ¿En tu vestíbulo? Los blancos probablemente tienen más espacio o algún tipo de plan. Pero la mayoría de las personas negras e hispanas que conozco no se sienten seguras. Hay demasiados “¿qué tal si pasa esto?”.

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