Latina del sur de California vence al COVID-19 tras 80 días en el hospital
Beatrice Márquez narra lo vivido en el hospital, las secuelas y el impacto en su familia; a pesar de todo intenta mantener un espíritu fuerte
LOS ÁNGELES – Esta semana, Jamie Contreras se puso a reflexionar sobre la vida al ver que su hija de, 15 años de edad, aprendía de manos de su abuelita, Beatrice Márquez, cómo remendar su camisa en la máquina de coser.
“Las miré y pensé: ¿Qué tal si mi mamá no estuviera ahora con nosotras? Mi hija nunca hubiera tenido esta experiencia con su abuela”, expresó la mujer con la voz entrecortada.
“Nunca hubiera aprendido a coser en la máquina… Son esos pequeños momentos que ahora se valoran más”.
Y no es para menos, ya que hace poco casi toda la familia se contagió de coronavirus.
Beatrice Márquez fue la sobreviviente más delicada, ya que tuvo que permanecer 80 días hospitalizada.
A sus 58 años de edad, vivía con su hermano, de 60, y una sobrina. Recuerda que en mayo, su hermano fue el primero en contraer el virus, y falleció. Días después, Beatrice comenzó a sentir extremo cansancio, sueño y pérdida del gusto.
“Tampoco me acordaba de algunas cosas que mi hija me decía”, contó a La Opinión.
Su hija decidió llevarla al hospital, donde le dijeron que sus niveles de oxígeno estaban muy bajos. Al hacerle el examen del COVID-19, resultó positiva.
“Me pusieron en respiración artificial, me dieron [transfusión] de plasma y medicina… Me tuvieron así por cuatro semanas y media”, explicó Beatrice, quien agregó que también fue inducida al coma.
Mientras tanto su hija, su yerno y sus dos nietas, de 18 y 15 años, se hicieron la prueba del COVID-19. Jamie Contreras y su esposo dieron positivo; las adolescentes resultaron negativas.
“Para mí fue como un viaje a lo desconocido. No me preocupaba mucho por nosotros porque estamos saludables relativamente”, dijo Jamie, quien reside en el condado de San Bernardino.
No obstante, no podía decir lo mismo de su madre.
Aunque Beatrice era una mujer muy energética, que trabajaba cuidando a una persona mayor de edad con demencia y era miembro activa de su iglesia también padece de fibromialgia y lupus.
La primera una enfermedad neurológica que causa dolor en todo el cuerpo y la segunda, una dolencia que ataca las células y tejidos sanos por error. En el hospital los doctores no le daban más de un 20% de posibilidades de vida.
En el condado de San Bernardino, que cuenta con poco más de dos millones de habitantes, se han reportado cerca de 44,000 casos positivos y 629 muertes, según el Departamento de Salud Pública del área.
Lenta recuperación
Después de enfrentar la gravedad del virus, Beatrice logró vencer la enfermedad y fue trasladada a Casa Colina, un centro de rehabilitación en la ciudad de Pomona.
Las secuelas del virus la habían dejado inmovilizada. Después de varias terapias, volvió a caminar lentamente. La semana pasada fue dada de alta y, con la ayuda de una andadera, se despidió del centro de rehabilitación.
Su hija se la llevó a su casa temporalmente en lo que continúa con su recuperación y admite que ahora disfruta mucho más cada momento que pasan juntas.
Tanto madre como hija aseguraron que ellas tomaban muy en serio los cuidados para evitar el contagio y eran lo más precavidas posibles. Jamás pensaron que el virus llegaría a su familia.
Ahora solo les queda ser pacientes para la recuperación completa de Beatrice.
Jamie dijo que su madre se ha mostrado muy fuerte e intenta hacer todo lo posible para volver a la normalidad.
“Sí hay algunos cambios como su pérdida de peso y se fatiga un poco pero su carácter y su espíritu son exactamente los mismos… Es divertida y bromea constantemente”.
A cuidar a los demás
El doctor David Patterson, director médico de rehabilitación en Casa Colina Hospital and Centers for Healthcare, dijo que inicialmente se creía que el COVID-19 solo afectaba al sistema cardiopulmonar.
Pero con el paso del tiempo se ha visto que el virus también afecta al sistema nervioso central.
“Es la capacidad de las personas para pensar, la capacidad de retener la memoria, la coordinación de movimientos coordinados y una perspectiva prolongada de hospitalizaciones diferentes a cuando alguien tiene influenza”, explicó.
El doctor dijo que es común ver a personas creer que después de dos o tres semanas se curan pero es impredecible decir cómo reaccionará cada persona.
Añadió que el virus tiene un síndrome posterior a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) que es una especie de combinación de lo que ellos llaman neuropatía por enfermedad crítica y la miopatía de enfermedad crítica, que afecta a músculos y nervios.
El doctor dijo que entre sus recomendaciones, sobretodo para los jóvenes que piensan que el virus no les puede atacar fuerte, es que piensen en sus familiares mayores y/o con condiciones subyacentes.
“Tal vez al joven no le suceda nada más que un moqueo”, indicó. Pero si va con la abuela o el abuelo, o a un hogar de ancianos para visitar a alguien o a la iglesia, lo siguiente que pasará es que aniquilará a las personas en alto riesgo”.
El doctor Patterson dijo que al centro han llegado poco más de 30 personas que padecieron del COVID-19 y necesitaron rehabilitación. De ellos, casi el 30% a 40% tenían condiciones subyacentes. l