Donald Trump Jr. abandera el discurso antiinmigrante de su padre en la convención republicana
El partido del presidente intentó vincular a Joe Biden con el "comunismo" y la "extrema izquierda", pero no concretaron qué propuestas del demócrata justificarían el señalamiento
La primera noche de la convención nacional republicana estuvo marcada -como era de esperar- por los ataques al partido demócrata y a su candidato Joe Biden y por los elogios a los casi cuatro años de Administración Trump. Donald Trump Jr. fue el encargado de abrazar de lleno la bandera contra los inmigrantes que su padre agitó durante la campaña de 2016 y que ha traducido en medidas desde que ocupa la Casa Blanca.
Trump Jr. repitió al menos un par de veces en su discurso la idea de seguir poniendo barreras a la inmigración para -según él- favorecer a los trabajadores estadounidenses. Los últimos intentos del presidente de impedir incluso la entrada al país de personas con alta cualificación han chocado hasta con las grandes empresas tecnológicas estadounidenses, que se benefician de los trabajadores formados en el exterior.
El hijo mayor del presidente, no obstante, hizo también un llamado a acabar con el racismo y tildó de “desgracia” el asesinato de George Floyd a manos de la policía. Al mismo tiempo, aplaudió la labor de los agentes -a los que llamó héroes- y dijo -aunque no es cierto- que Biden quiere quitar fondos de las fuerzas de seguridad.
Tanto Trump Jr. como Tim Scott, el único republicano negro en el Senado, hablaron de la brutalidad policial sin nombrar a Jacob Blake, el hombre negro que recibió el pasado domingo siete tiros de un policía mientras sus hijos menores contemplaban la escena. Al contrario que Biden, Trump tampoco ha hecho declaraciones sobre el caso que ha avivado las protestas del movimiento Black Lives Matter.
El complejo equilibrio entre defender a las autoridades policiales y a sus agentes y condenar el racismo institucional deja a los republicanos sin propuestas concretas sobre la justicia racial. El partido se centra en el discurso de blindar la seguridad y, a pesar de la evidencia empírica, pone al mismo nivel los ataques injustificados de agentes a hombres negros y las muertes de policías en servicio.
Trump Jr. no fue el único que insistió en la idea falsa de que Biden y los demócratas quieren reducir o eliminar el presupuesto de las autoridades de seguridad sino que esta fue una de las estrategias que utilizaron para vincular al candidato demócrata con los movimientos progresistas de dentro y fuera del partido azul.
Los discursos de la primera noche de la convención nacional republicana trataron de perfilar a una candidatura demócrata mucho más a la izquierda que lo que realmente está.
El empresario estadounidense Máximo Álvarez apuntó que los demócratas defienden ideas que le recuerdan a la Cuba de Fidel Castro desde la que sus padres emigraron cuando él tenía 13 años en busca del prometido “sueño estadounidense”. “Tenemos que escoger entre libertad y opresión”, dijo Álvarez sin mencionar las grandes diferencias entre los dos países ni poner el foco en propuestas concretas de Biden que se asemejen al comunismo cubano.
Kimberly Guilfoyle, asesora de campaña de Trump, también habló de la “amenaza socialista” que supuestamente encarna la candidatura demócrata. Del mismo modo, Guilfoyle salió a la defensa apasionada del “sueño estadounidense” que, según ella, simboliza su familia (aunque su madre es de Puerto Rico, un territorio estadounidense).
A pesar de que Bernie Sanders dijo que algunas de las propuestas otrora consideradas radicales ahora están establecidas, muchas fuerzas progresistas han sido críticas con lo que representan Kamala Harris y Joe Bien y dudan de que un supuesto gobierno de ambos vaya a traer grandes avances en materia de justicia social y ecológica.
Comparar a sus opositores con Cuba y Venezuela es una estrategia desgastada que ya ha usado la derecha y la ultraderecha en países de América Latina y Europa para tratar de infundir miedo en los votantes. El partido republicano se agarra ahora a ella en un intento de revertir los pronósticos de las encuestas y mantenerse en la Casa Blanca.