¿Funciona la sopa de pollo como medicina para mejorar las defensas?

Expertos señalan tres razones que hacen a la sopa de pollo buena para los enfermos

sopa de repollo

La sopa de pollo proporciona líquidos y electrolitos para prevenir la deshidratación. Crédito: shutterstock

Existen muchos remedios tradicionales, infusiones o alimentos que popularmente son considerados como estimulantes del sistema inmunitario. Son usados para prevenir enfermedades e incluso para acelerar la curación.

Cuando nos sentimos mal, la comida con frecuencia recomendada es la sopa de pollo. Ya sea por un resfriado común, una infección en las vías respiratorias, en el estómago, durante la recuperación de una cirugía o una enfermedad. Se ha señalado a la sopa y caldo de pollo como una comida que nos reconforta e incluso favorece la recuperación.

¿La sopa de pollo ayuda a curarte?

Si bien no existe evidencia científica que señale que la sopa de pollo acelera la recuperación, sí es ua comida con las características que tu cuerpo necesita.

“Al descomponer sus ingredientes, parece un remedio que vale la pena probar”, señala la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) y destaca tres aspectos:

  • Es ligera y agradable para el estómago cuando no se tiene mucho apetito.
  • Proporciona líquidos y electrolitos para prevenir la deshidratación, que puede ocurrir fácilmente con fiebre.
  • Una receta tradicional de sopa de pollo aporta varios nutrientes involucrados en el sistema inmunológico: proteínas y zinc del pollo, vitamina A de las zanahorias, vitamina C del apio y las cebollas; y antioxidantes de las cebollas y las hierbas.

Si bien la alimentación no lo es todo para el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico, es uno de los factores que lo puede favorecer o debilitar.

Cuando no hay una buena alimentación y se no se ingieren alimentos que proporcionen los nutrientes necesarios que el cuerpo necesita se puede afectar la producción y actividad de las células inmunitarias y los anticuerpos. Estamos más vulnerables a bacterias, virus, parásitos dañinos y enfermedades.

La HSPH señala que es poco probable que los alimentos individuales ofrezcan una protección especial. Necesitamos de muchos micronutrientes que adquirimos en una dieta variada y saludable.

Entre los nutrientes que se han identificado como sustanciales para el crecimiento y buen funcionamiento de las células inmunitarias está la vitamina C, vitamina D, zinc, selenio, hierro y proteínas (incluido el aminoácido glutamina), los cuales podemos obtener de alimentos vegetales y animales.

Así como hay alimentos que nos proporcionan nutrientes que favorecen nuestras defensas, hay otros que pueden debilitarlo. El alcohol y las comidas o bebidas con gran cantidad de azúcar agregado lo afectan en poco tiempo.

Estudios demuestran que entre dos horas y cinco horas después de tomar entre 4 y 5 bebidas, los sistemas inmunes se vuelven menos activos que cuando estás sobrio.

Procurar una dieta equilibrada es uno de los aspectos a cuidar para mantener nuestro escudo. Dormir lo suficiente (de 7 a 9 horas), manejar el estrés, realizar algún tipo de ejercicio, evitar fumar, no consumir alcohol en exceso y mantener la limpieza de manos son acciones que contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmunológico.

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