COVID-19 y personas sin vivienda: se necesita una estructura de respuesta más robusta
El COVID-19 ha dejado al Condado de Los Ángeles sufriendo el impacto con cerca de 5,550 muertes y más de 225,000 casos, sin mencionar una economía destrozada y desempleo que no se habían visto desde la gran depresión. Latinos, afroamericanos y otras comunidades de color son los que se han visto más afectados que otros a medida que la pandemia expuso y agravó las desigualdades en nuestra sociedad.
Durante mucho tiempo la indigencia ha sido un problema, agravada por la pandemia. Ahora tenemos una crisis dentro de una crisis.
Al comienzo de este año, la Autoridad de Servicios de Desamparados de Los Ángeles (LAHSA) por sus siglas en inglés, publicó los números anuales de las personas sin vivienda , y reveló que 66,000 personas en el Condado de Los Ángeles están experimentando el no tener una vivienda, un aumento del 13 por ciento respecto al año pasado y del 28 por ciento respecto al año anterior.
Estas cifras son importantes, tomando en cuenta que el año pasado, albergamos a más de 22,000 personas en el Condado de Los Ángeles. Hicimos esto gracias a la Medida H, y le agradecemos a los votantes por aprobarla. Pero por cada 207 personas que albergamos todos los días, 227 personas nuevas quedan sin vivienda.
Esto no es sólo en el condado de Los Ángeles. Esta dinámica se puede ver en todo el país. A nivel estatal el año pasado la falta de vivienda en California subió 16.4 por ciento. A nivel nacional, subió un 2.7 por ciento. en medio de una pandemia mundial, depresión económica y disturbios civiles en todas partes por los espectros de la violencia racial y la brutalidad policial, se espera que la situación empeore antes de que mejore.
Los recientes disturbios civiles provocados por el asesinato de George Floyd y Andrés Guardado han despertado un llamado para una sociedad más equitativa y representan un dialogo más constante sobre las disparidades raciales a las que enfrentan las comunidades de color. La persistente falta de equidad en el acceso al empleo, la atención médica y otros aspectos de la vida diaria hacen que las comunidades de color sean más susceptibles a estar sin vivienda.
Según un estudio de la Universidad del Sur de California de 2019, Frenando el aumento de los latinos sin vivienda: lecciones del Condado de Los Ángeles, las comunidades latinas componen el 48 por ciento de la población del condado y el 35 por ciento de la población sin vivienda, o tal vez más. El estudio señaló que es probable que los latinos estén contados de manera insuficiente en los recuentos de personas sin vivienda porque son menos propensos a vivir en refugios y campamentos para personas sin vivienda, y utilizan servicios públicos en tasas más bajas que otros grupos raciales/étnicos. Las comunidades latinas también son más propensas a vivir en hogares superpoblados. El estudio señala que es una característica que no se toma en cuenta en el recuento oficial de personas sin vivienda, pero que probablemente contribuya a una vivienda inestable.
Entonces, ¿cuál es el camino hacia adelante?
Recientemente, la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles aprobó por unanimidad mi moción para establecer una Agenda de Política antirracista en el Condado de Los Ángeles. Creo que ya no es suficiente apoyar las iniciativas de diversidad e inclusión: necesitamos avanzar al siguiente nivel, enfrentar el racismo institucional explícito, y convertirnos en un líder nacional en la formulación de políticas y la implementación de programas antirracistas.
La moción también pide la implementación de las recomendaciones del Comité especial de personas afroamericanas que están sin vivienda, reveló que el racismo es una de las principales razones por las que los afroamericanos representan sólo un 10 por ciento de la población del Condado, pero un tercio o más de su población sin vivienda. De la misma manera que el movimiento civil aseguró y fortaleció el derecho al voto para todas las comunidades de color, esta investigación innovadora encontró que poner fin a la falta de vivienda no es sólo proporcionar un techo a alguien, sino también de poner fin a la cascada de políticas fallidas que conducen a la falta de vivienda.
Mientras tanto, hemos redoblado los esfuerzos para prevenir la falta de vivienda a través de la defensa contra el desalojo y la asistencia de alquiler. Hemos auspiciado políticas locales. Apoyamos la ley estatal que prohíbe a propietarios discriminar contra residentes que tienen asistencia de alquiler financiada con fondos públicos. Aseguramos que los encargados de formular políticas utilicen un lente antirracista para hacer su trabajo, algo que considero fundamentalmente importante. Estamos haciendo todo esto, mientras incrementamos programas como Proyecto Roomkey y Homekey para albergar equitativamente a las personas sin vivienda más vulnerables durante la pandemia COVID-19 y al mismo tiempo construir viviendas asequibles que tanta falta hacen para una estabilidad a largo plazo.
Sin embargo, este es el trabajo de mayor importancia para nosotros en nuestra lucha para poner fin a la falta de vivienda a nivel local. También necesitamos un cambio en la forma en que la estructura general funciona, un cambio a nivel federal para reorientar nuestra perspectiva nacional.
Afortunadamente, la Ley CARES incluyó $4,000 millones en fondos y protecciones para los estadounidenses sin vivienda y más de $150,000 millones en otros fondos que son elegibles para el uso de servicios a personas sin vivienda, vivienda y asistencia de alquiler, sin embargo eso es sólo una gota en un mar de necesidades.
Como un libro de guías listo para ser hojeado, los líderes legislativos tienen la oportunidad de fortalecer los programas que surgen de las comunidades utilizando el marco de respuesta equitativa para personas sin vivienda COVID-19 recientemente publicado, un producto conjunto, de varios grupos nacionales de reflexión comprometidos con poner fin a la falta de vivienda. Este marco aborda el espectro de necesidades, incluidas las acciones a corto plazo para albergar a las personas y evitar que queden sin vivienda, así como acciones a largo plazo que fortalezcan el sistema para el futuro.
Sin duda, esta es la crisis moral de nuestros tiempos. No hay una solución rápida, pero el primer paso es cambiar actitudes y opiniones y, francamente, hacer más de lo que sabemos que funciona. Esto no sólo proporcionará una base más sólida para mejorar el bienestar de las personas sin vivienda, sino que sin duda conducirá a que más personas sin vivienda, estén bajo un techo.
Nada menos traerá a todos juntos.
Mark Ridley-Thomas es Supervisor del Condado de Los Ángeles, autor principal de la Medida H, la Ley de Servicios y Prevención para Personas sin vivienda del Condado de Los Ángeles de 2017, y copresidente del Consejo Regional de Asesores Regionales para Personas sin vivienda del Gobernador Gavin Newsom.