Editorial: Paquete de ayuda fraudulento
En mayo, la Cámara de Representantes aprobó un plan de ayuda y recuperación para socorrer a millones de estadounidenses a quienes la pandemia y sus consecuencias económicas trajo a la pobreza y la desesperación.
Se trataba, claro, de un segundo paquete de beneficios, después de que el primero, de 2,2 billones de dólares, se demostró insuficiente.
Como es regla, el proyecto aprobado por la Cámara Baja pasó al Senado… y ahí se ha quedado desde entonces. El líder republicano Mitch McConnell se ha negado a permitir que la moción llegue a debate y votación.
En cambio los republicanos han estado debatiendo entre ellos sobre una versión propia del paquete, sin participar a los demócratas y sin ponerse de acuerdo entre ellos. Trump ha justificado en todo momento que las negociaciones excluyan a los demócratas del Senado que son 47 de los 100 miembros.
Este martes, con el regreso del Senado de su receso de verano, McConnell anunció que pondría a votación esta misma semana una moción propia para obligar a sus copartidarios a votar a favor y a los demócratas, en contra.
El apuro tiene como propósito evitar la confrontación entre las diferentes facciones republicanas.
La idea de McConnel no es presentar la mejor versión para ayudar a los millones de nuevos necesitados en el país, sino una que haga contraste con la demócrata ante la proximidad de las elecciones. En lenguaje parlamentario, la idea de McConnell es incluir “píldoras venenosas” a sabiendas que los demócratas no pueden aceptarlas.
El plan, claramente, es mostrar a los demócratas como quienes se oponen al plan de ayuda, independientemente de que la propuesta republicana haya cercenado la ayuda real.
Ante la gravedad de la situación, los líderes de la oposición han pedido un plan bipartidario que incluya una continuación del pago de $600 por semana para quienes perdieron sus empleos y que venció en mayo. El plan republicano solo ofrece $300.
Los partidos deben ponerse de acuerdo en un plan máximo y no mínimo. Millones de estadounidenses están al borde de la desesperación. Lo que merecen es un gobierno funcional que toma en cuenta sus necesidades mientras dure la crisis del coronavirus. El plan debe incluir además ayuda a escuelas, a gobiernos locales y regionales y al servicio de Correos para que pueda procesar la avalancha de votos por correo que ya han comenzado a enviarse para las elecciones presidenciales.
En el horizonte se acerca del debate y la votación para financiar las acciones del gobierno, una vez que el actual presupuesto venza a fines de mes.
En un momento crítico para la nación, los partidos deben dialogar y llegar a un consenso, como lo han hecho durante más de dos siglos.