Los signos del Zodiaco más odiados, pero que no son tan malos como crees
Conoce qué signos no causan una buena impresión por tener mala fama, pero en realidad son mejores de lo que la mayoría piensa
La envidia puede afectar tu energía. Crédito: Nick Bondarev | Pexels
Todos los signos del Zodiaco tienen ciertos estereotipos que los catalogan ante las demás personas. Dicen que los Géminis son dos caras, que los Leo son egocéntricos o que todos los Escorpión son traicioneros. Lo cierto es que a una persona no la define al 100% su signo ya que su personalidad es el resultado de las experiencias que ha vivido, la educación que adquirió en casa y la convivencia con familiares y amigos.
En este sentido, existen signos que son odiados por la fama que tienen, pero en realidad no son tan malos como todo mundo cree.
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Géminis
Como mencionamos, no se puede quitar la etiqueta de la frente que dice “dos caras”. Lo ven como alguien voluble, bipolar, que podría hablar de ti a tus espaldas y como un ser demasiado comunicativo.
La verdad es que, al ser un signo de aire regido por los gemelos, piensan más rápido que los demás porque funcionan como si estuvieran dos personas dentro de él. Sus habilidades de comunicación le fueron regaladas por su planeta regente, Mercurio, y si bien puede parecer que son los habladores del Zodíaco, en realidad son los mejores oyentes.
Leo
Todos creen que son ególatras y furiosos. Si alguien te dice que es Leo de inmediato podrás pensar que es vanidoso y solo vive para sí mismo.
La realidad es que, aunque no lo deseen, brillan más que los demás porque el Sol es su astro regente y los dotó de muchos talentos. Son generosos, te motivan y son muy detallistas. Les importa mucho más cómo los ven que cómo se ven a sí mismos.
Escorpión
Los pintan como personas empeñadas en vengarse y traicioneras. Es verdad que son misteriosos, pero no es porque sean siniestros. Necesitan sentirse seguros antes de abrirse. Su personalidad tan amenazante lo protegen de su profunda intensidad emocional.
Es un signo de agua, así que piensa en ellos como un bloque de hielo. Una vez que han determinado que eres genuino y digno de confianza, su exterior fresco comienza a derretirse y te dejan entrar en su reino interior suave y empático.
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