La ironía de la ciudadanía

Universidad de California Riverside

Universidad de California Riverside Crédito: ucr.edu

Después de años de impartir clases comunitarias de educación política en California—desde Salinas hasta Riverside, lo que llamo la periferia paisana, es decir, aquellas comunidades a las afueras de las grandes urbes, donde hay menos recursos pero gran potencial político—me he econtrado con la siguiente ironía de la ciudadanía. A pesar de que los residentes permanentes que solicitan la naturalización hacen todo lo posible para sumarse a las filas de nuevos ciudadanos de este país—estudian el inglés y las preguntas de historia y civismo, demuestran su buen ‘caracter moral’ ante las autoridades—es decir, siguen las reglas al pie de la letra como lo exige el gobierno federal, la burocracia de la ciudadanía les cambia las reglas de juego a su gusto y antojo.
Esto lo acabo de experimentar en una clase comunitaria de ciudadanía que impartimos virtualmente, mi alumna de la Universidad de California en Riverside (UCR) y yo. Nuestra gran lidereza Gabby, como le llaman los partícipes de nuestra clase de ciudadanía, nos reune semana tras semana, para nuestras clases en linea. Recientemente nos informó Mari, una de las señoras de la clase quien era eligible para tomar su examen en español, que le había llegado su esperada cita de naturalización. Debido a las restricciones sanitarias, el documento indicaba que la solicitante no debía llevar a su intérprete de manera presencial, si no que el traductor tendría que fungir via telefónica. Le ofrecí servir como su traductor y Mari aceptó muy agradecida. Cuando se llegó el día, yo esperaba ansiosamente la llamada del oficial de inmigración y nada. Pasó una hora. Pasaron dos. Cuando al fin recibí una llamada de Mari explicándome que había pasado su examen completamente en inglés!
Resulta que el oficial de inmigración le preguntó que donde estaba su intérprete y Mari le explicó que su citatorio decía claramente que el traductor tenía que pariticpar por teléfono. A esto el oficial contestó que ella tomaría su entrevista en inglés. Mari siguió las indicaciones, y a través de una pantalla, el oficial le hizo las preguntas en inglés, las cuales contestó correctamente, agradecida de haber repasado las preguntas en ambos idiomas, ya que nuestra clase de ciudadanía es completamente bilingue.
La semana después de su entrevista, Mari se conectó a nuestra clase virtual para compartir su experiencia. “Yo creo que fué Dios el que me dijo que me aprendiera las preguntas en los dos idiomas, porque yo presentía que tenía que aprendérmelas también en inglés.” Con mucho esfuerzo, y con Gabby como su angel de la ciudadanía, así lo hizo y lo logró. Mari nos invitó a festejar su triunfo a su casa con unas enchiladas potosinas pero decidimos dejar la reunión hasta que pase la contingencia sanitaria. Poco antes de otra alza en el costo de la aplicación de ciudadanía que una corte federal intenta frenar, recordé aquel verso del poeta zacatecano Ramón López Velarde donde dice:
Las pobres desterradas
de Morelia y Toluca, de Durango y San Luis,
aroman la Metrópoli como granos de anis.
Y la periferia paisana también.

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