Mike Pence defenderá los valores del conservadurismo republicano en su cara a cara con Kamala Harris
El vicepresidente tiene un talante más calmado que Trump. Incluso la campaña demócrata lo considera un buen orador
Hábil orador, aunque discreto, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, saldrá a la palestra esta noche en el debate frente a la aspirante demócrata a la Vicepresidencia, Kamala Harris, haciendo valer su veteranía y los valores del conservadurismo republicano tradicional.
La propia campaña demócrata advertía este miércoles de que encaraba con cautela el cara a cara con Pence, al que han descrito como “formidable a la hora de debatir” y que, con su temperamento más tranquilo, se ha convertido en el perfecto compañero de fórmula del impredecible presidente Donald Trump.
“Nuestra expectativa es que Mike Pence tendrá un buen debate. Ha tenido éxito en otros debates y tuvo su propio programa de radio, así que no le subestimamos”, dijo Sumone Sanders, una asesora de la campaña del aspirante presidencial demócrata, Joe Biden, durante una rueda de prensa telefónica horas antes del debate.
Debido a su talante, más calmado que el de Trump, la campaña demócrata no cree que vaya a interrumpir constantemente a Harris, como hizo Trump con Biden la semana pasada en su debate en Cleveland (Ohio), “pero por mucho que (Pence) se exprese con confianza, lo que expresará serán mentiras y distorsiones”, auguró Sanders.
Lealtad a Trump sin fisuras
Durante sus cuatro años como vicepresidente, Pence, de 61 años, ha mostrado una lealtad sin fisuras a un Trump errático.
“Soy un cristiano, un conservador, y un republicano, en ese orden”, subrayó como contundente declaración de principios al aceptar la nominación como candidato a la Vicepresidencia en 2016.
Trump sorprendió al escoger a Pence, entonces un poco conocido gobernador republicano de Indiana, para que le ayudase a reconciliarse con el núcleo tradicional del partido.
Y en los últimos cuatro años, el vicepresidente ha cumplido sin salirse nunca del guión.
“(Esto no va de) republicanos o demócratas. La decisión en estas elecciones se trata de si Estados Unidos sigue siendo Estados Unidos”, remarcó Pence al aceptar en agosto pasado la candidatura republicana para servir cuatro años más como vicepresidente.
Servidor de Dios
Pence suele encarar sus intervenciones como un predicador, alejado de las cuestiones partidistas, más un servidor de Dios que un funcionario público.
Si Trump cuenta con el carisma volcánico y una pasión sin igual por los focos, el vicepresidente, calmado y siempre respetuoso, es todo lo contrario: disfruta y vive cómodo en el segundo plano.
“Pence ha construido el más raro de los activos en esta Administración, y es una relación duradera y cercana con el presidente. La palabra clave aquí es duradera”, apuntó Tim Phillips, presidente del grupo conservador Americans for Prosperity, en declaraciones al Washington Post.
Incluso durante uno de los momentos más complicados de la Presidencia de Trump, el proceso de juicio político abierto en su contra en la Cámara de Representantes por la oposición demócrata por obstrucción a la justicia y abuso de poder, el vicepresidente mantuvo la calma.
Algo nada fácil ya que de haberse producido la destitución, rechazada finalmente por la mayoría republicana en el Senado, le hubiese correspondido asumir la Presidencia.
“Mike Pence es desde luego un buen hombre, pero a la vez es uno que sabe cómo sobrevivir en el a menudo brutal mundo de la política“, señaló Douglas MacKinnon, exfuncionario de la Casa Blanca con los presidentes Ronald Reagan y George H.W. Bush, en un artículo publicado en el portal The Hill.
Maestro de lo mundano
Pese a su insistencia en los valores y cuestiones divinas, Pence es también diestro en el arte de las relaciones humanas del Capitolio, donde conoce todos los entresijos, salones y túneles.
Congresista por Indiana entre 2003 y 2013, cuenta con buenas conexiones de esa década larga en Washington, donde batalló por la disciplina fiscal, un Gobierno federal con menos peso, una política de defensa fuerte y una agenda social rigurosamente conservadora.
Pence siempre fue visto como una “opción de consenso” que puede actuar como enlace entre el aparato del partido y el poderoso sector evangélico.
A Trump, mientras, siempre se le ha contemplado como un conservador de escasa credibilidad.
De hecho, el presidente en el pasado apoyó a demócratas, se mostró abierto en temas divisivos como el aborto y va por su tercer matrimonio, con un historial sentimental repleto de escándalos, incluidas actrices pornográficas como Stormy Daniels.
Casi el opuesto de Trump es la biografía sentimental de Pence, casado hace más de 30 años con su esposa, Karen, educadora y pintora de acuarelas, con quien tiene tres hijos y donde no hay un solo nubarrón.
Nacido de padres de origen irlandés en 1959 en Columbus (Indiana), Pence creció y cursó todos sus estudios, incluida su licenciatura en Derecho, en ese estado eminentemente agrícola del Medio Oeste de Estados Unidos, considerado históricamente un feudo republicano.
Su hermano mayor, Greg, es actualmente legislador en el Congreso federal por ese mismo estado.