Litio, la primera nacionalización que empuja López Obrador

Compañías extranjeras buscaban el litio desde la década de los 90 en la región de la Sierra Madre Occidental, en Sonora México.

México en la lista de los yacimientos de Litio más grandes del mundo.

México en la lista de los yacimientos de Litio más grandes del mundo. Crédito: Agencia Reforma

MÉXICO.- El poblado de Becadéhuachi, Sonora, no era otra cosa que un pueblo de migrantes con una de las mayores reservas de litio del mundo. Aunque de ello se sabe desde hace muy poco. El ex sub secretario de Energía, Francisco Quiroga, lo llamó “el petróleo del futuro” en la apuesta por la energía limpia y puso las cartas sobre la mesa para una posible nacionalización.

Los pobladores se buscaban la vida entre la ganadería básica y el éxodo hacia Estados Unidos o las urbes del estado de Sonora. Picaban piedra en otros caminos mientras británicos y estadounidenses lo hacían en el de ellos hasta que encontraron 4,500 toneladas del mineral en 2019.

Las compañías buscaban el litio desde la década de los 90 del siglo pasado en esa región de la Sierra Madre Occidental.  En ese entonces, el mineral ligero comenzaba a popularizarse como alternativa en la producción de baterías de celular, computadoras y autos eléctricos aunque ya se utilizaba en la cerámica y los medicamentos antidepresivos.

Así llegaron los primeros geólogos extranjeros de la empresa Bacanora en 1994 al rancho La Ventana, donde se encuentra la reserva natural de litio en el municipio de Becadéhuachi (ubicado a 270 kilómetros de Hermosillo) con poco más de mil habitantes y 500 viviendas según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística.

Lo recuerda Miguel Terán. Este pequeño ganadero local narró recientemente a medios locales que vendió sus tierras a la empresa Bacanora Lithium después de darles permiso de explorarlas. Llegaron 115 barrenos, picaron aquí y allá y luego le ofrecieron comprar.“Yo les dije: ustedes saben que están comprando y yo no sé qué estoy vendiendo. No se aprovechen de mi nobleza”.

Finalmente estuvo satisfecho con el precio, pero en días recientes no sabe qué pensar. Las 1,900 hectáreas de terreno que vendió se encaminan a ser uno de los capítulos más complicados de la historia moderna de México y eso que la zona ya estaba caliente por otro tema: el crimen organizado que rondaba constantemente el lugar, entre las balaceras e intimidaciones.

LA NACIONALIZACION

Tras la compra de los terrenos a Miguel Terán y otros pobladores, Bacanora comenzó a moverse en los espacios políticos en busca de alianzas para la explotación. Las encontró durante el sexenio de Felipe Calderón cuya administración entregó los permisos para extraer el litio del yacimiento de Sonora.

Con Enrique Peña Nieto se adecuó la ley para evitar reclamos constitucionales sobre el uso del suelo y el subsuelo como propiedad de la nación y así comenzaron las apuestas  y el interés de otras empresas.

Según datos del Servicio Geológico Nacional también mostraron su interés: las canadienses Organimax Nutient, Radius Gold, Infinite Lithium, One World Lithium y Zenith Minerals; las inglesas Alien Metals, Bacanora; las mexicanas Alejo Monsiváis y Litio Mex, y la española Sutti Mining.

Todas han buscado financiamientos, un comprador o socio. La mayoría hace exploraciones básicas, excepto Bacanar Lithium, en Sonora, que ya está lista para la explotación, y Organimax Nutrient, dueña de 15 salares de potasio y litio que abarcan alrededor de 420,000 hectáreas en Zacatecas, San Luis Potosí y Coahuila aún en exploración.

El negocio parecía próspero  para la iniciativa privada. El año pasado Bacanar informó en un comunicado de prensa que vendería su participación de 50% en Deutsche Lithium GmbH, en Alemania,  para centrar sus esfuerzos en el proyecto mexicano.

Pero llamó la atención del actual gobierno mexicano cuando la firma Mining Technology ubicó en diciembre pasado al proyecto Litio de Sonora como el yacimiento en desarrollo “más grande del mundo”. En Bacadéhuachi, detalló Mining, hay alrededor de 243 millones de toneladas de minerales de donde se podrían extraer unos cuatro millones y medio de toneladas de carbonato de litio para las baterías de los celulares.

El primero en exponer públicamente el interés del Estado por el litio fue Francisco Quiroga, quien era entonces titular de la ahora extinta Subsecretaría de Minería.

“Estamos buscando cómo subirnos a la tendencia para que México se inserte exitosamente en una cadena de valor”. También aseguró que el gobierno respetaría los contratos otorgados en este sector y ayudaría a impulsarlos como en el caso de Bacanora.

Poco después desapareció la subsecretaría de Minería y el tema pareció quedarse sin cabeza hasta que el senador Alejandro Armenta, integrante del grupo parlamentario de Morena presentó  una iniciativa… ¡ para nacionalizar el litio!

La propuesta del legislador —uno  de los más cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador— pretende mediante una reforma al artículo 27 constitucional que se declare al litio como propiedad “imprescriptible de la nación” no sujeta a concesiones.

“Es fundamental que el litio tenga la categoría de un bien de la nación”, expuso. “La Constitución contempla como bien público todo lo que está en el suelo y en el subsuelo, pero no dedica un apartado específico para el litio como sí lo hace para el petróleo y los hidrocarburos”.

Armenta propone la creación de un “ente de la administración pública federal del Estado mexicano con autonomía para que desarrolle, para que regule, para que promueva la inversión pública y privada”.

Esto es: una empresa paraestatal con el nombre de Litiomex.

Sería la tercera compañía de energía en manos del Estado mexicano además de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que actualmente se encuentran en números rojos y en condiciones precarias “por saqueos de los gobiernos del pasado”, según cuenta la administración actual.

“México ya no es una colonia ni es un país de conquista, por lo menos no lo vamos a permitir nosotros en el Senado de la República. El litio es de los mexicanos y lo vamos a defender, por eso esta iniciativa es a favor de México, a favor del desarrollo de nuestro país”, insistió el senador Armenta en espera de eco.

El proyecto que se prevé exitoso.

“El presidente actual es un creyente del control del Estado en la economía. Lo ha manifestado en múltiples ocasiones y lo demuestra cada día con sus políticas y sus apuestas por el rescate de Pemex y la CFE, al hacer a un lado a la iniciativa privada”, advirtió Ricardo Ferrer, analista económico de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“La iniciativa del litio la hace un legislador de Morena y probablemente ya tiene el visto bueno de López Obrador”.

PROS Y CONTRAS

A 1,400 kilómetros del yacimiento de litio en Sonora, se encuentra una de las compañías más prósperas del planeta que podría estar interesado en comprarlo, advirtió en su momento el subsecretario Quiroga: Tesla Motors, la  fábrica de autos eléctricos más grande del mundo que actualmente produce alrededor de 3,000 baterías de litio al día en el desierto de nevada.

Pero necesitará más, según cálculos de la propia empresa reportados al diario estadounidense Financial Times: alredor de 24,000 toneladas al año que México podría surtir a través de las nuevas reglas del Tratado de Libre Comercio.

Hasta ahora, la producción de baterías de litio para auto se encuentran en manos de China, Japón y Corea que no cuentan con suficientes reservas en su territorio por lo cual apuestan cada vez más en la búsqueda del mineral en Latinoamérica, principalmente en Argentina y Bolivia.

En Bolivia intervino hace una década el presidente Evo Morales para nacionalizarlo, pero la industria no ha resultado tan boyante como se calculaba.

El mundo de la comercialización y los negocios suena mejor en la teoría y. en el caso el litio, no es la excepción. Incluso la petrolera BP que busca mudarse hacia los “Minerales Clave para la Transición Energética” tuvo pérdidas

“El litio es un material potencialmente valioso cuyo precio se desplomó a raíz de una fiebre que motivó fuertes inversiones durante la década pasada, mismas que elevaron la producción a un punto que rebasó la demanda y por ende el precio del litio”, recordó  Jonathan Torres, Analista financiero de la agencia financiera Bloomberg.

“BP perdió 66% de su valor desde su máximo de 2018 por ello”.

La nacionalización del litio se inscribiría entre los esfuerzos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para recuperar la soberanía energética, pero, eventualmente podría revertirse y generar pérdidas tanto por las indemnizaciones como por la falta de mercados.

Aún con los riesgos, el senador Armenta insistió en que es “bienvenida” la inversión extranjera, pero “no para que se lo lleven el litio como si fuera arena de río”.

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