‘Le pedí a la Virgen de Guadalupe que nos cuide del COVID’
Devotos le piden a la Morenita del Tepeyac por la salud durante su visita a la iglesia de la Placita Olvera
Las imágenes peregrinas de la Virgen de Guadalupe y de san Juan Diego, el indígena a quien se le apareció en el Cerro del Tepeyac, en México el 12 de diciembre de 1531, visitaron este jueves a los feligreses de la iglesia de la Placita Olvera.
Tener salud fue la principal petición que hicieron los parroquianos a la madre de Dios, a quien le imploraron su cuidado durante la pandemia por el coronavirus.
“En mis oraciones le pedí a la Virgen y a san Juan Diego para que intercedan por mi familia y por todos los que están enfermos de coronavirus para que Dios los sane”, expresó Teresa Santiago, una mujer de Oaxaca, quien acudió ayer al rosario y a la misa junto a su pequeño hijo Mariano de León, quien presenta un cuadro de parálisis en el cuerpo.
Desde muy temprano, decenas de parroquianos se formaron sobre la acera de la calle Main para entrar a la iglesia, donde se habilitó un altar provisional para celebrar la eucaristía y ser partícipes de la parada especial de la Virgen.
Pero, antes de ingresar, dos guardias se aseguraronde que cada visitante se desinfectara las manos, usara su mascarilla y respetara el distanciamiento social para evitar la propagación de los casos de coronavirus.
“Nosotros tratamos de mantenernos alejados de la gente y seguimos los protocolos de sanidad que marca el estado”, dijo Ruth Vázquez, una mujer de Lima, Perú, quien acudió al lugar acompañada de su esposo Ignacio y sus hijos Fátima y Ángel.
Las imágenes de la de la Virgen de Guadalupe y de san Juan Diego comenzaron su peregrinaje en diversas parroquias de los condados de Ventura, Santa Bárbara y Los Ángeles, desde el 22 de octubre y las visitas concluirán el próximo 6 de diciembre con una misa y procesión en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Misión de San Gabriel.
La celebración virtual del 6 de diciembre con el tema “Nuestra Señora de Guadalupe: Madre de Sanación y Esperanza” estará disponible en transmisión en vivo y cerrada al público para que las familias puedan participar de manera segura desde casa.
“Hay que ser serios con la pandemia. Tenemos que creer que la enfermedad existe y poner los pies en la tierra para poder cortar los contagios”, declaró a La Opinión el padre Arturo Corral, párroco de la Iglesia Católica Nuestra Señora Reina de los Ángeles (La Placita).
“Si somos personas de esperanza, nuestra fe es lo que nos dará la fuerza para seguir adelante y nos capacitará para ser solidarios unos con otros… Además, la Virgen y Dios nunca nos dejan solos”.
La preocupación y petición de salud de los católicos coincidió con el Dia de Acción de Gracias de un año atípico en el que pocas personas acudieron a misa, y en momentos en que en el condado de Los Ángeles se reportaron, solo ayer, otros 5,087 nuevos casos positivos de COVID.
De acuerdo con cifras oficiales del Departamento de Salud del condado de Los Ángeles, el total de casos acumulados de coronavirus es de 383,27, además de 7,580 muertes reportadas y un total de 1,809 hospitalizaciones.
A nivel estatal, hay 1,158,689 casos acumulados de coronavirus y 18,979 fallecimientos.
“Yo vivo sola en unos departamentos, pero me cuido mucho, sobre todo porque soy asmática crónica”, dijo la madrileña Petri González, una devota de la Virgen de Guadalupe, que ha sido voluntaria en la iglesia de la Placita Olvera por 18 años.
“Cada que vengo a misa me cubro bien la nariz y la boca”.
En dicha parroquia, miembros de la organización sin fines de lucro St. Vincent De Paul organizaron el rosario y la misa al aire libre, además de la distribución de unas 350 despensas y paquetes de comida caliente con pavo, salsa, pan y vegetales que fueron preparados por la chef salvadoreña Ana Galdámez.
“Mi corazón se llena de alegría cuando la gente puede tener un plato de comida caliente”, dijo la mujer.
“La receta que usamos estuvo llena de muchos ricos ingredientes, pero sobre todo lo hicimos con amor al prójimo”.
El milagro de ser mamá
Durante la visita “relámpago” de La Virgen de Guadalupe a la iglesia de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, los fieles también acudieron para cantarle, rezarle, hacerle peticiones y también darle las gracias por los favores recibidos.
“Mi madre nos inculcó a sus hijos el amor a la Virgen de Guadalupe y yo crecí escuchando hermosas historias sobre ella y san Juan Diego”, dijo Elisa Nevárez, una mujer católica nacida en Durango, México.
“Para mí ha sido maravilloso haber estado a sus pies y experimentar en carne propia su grandeza, especialmente porque una madre siempre multiplica su amor por sus hijos”.
En efecto, Elisa narró que ella recibió dos favores de la Virgen de Guadalupe, quien intercedió por ella cuando no podía quedar encinta.
“Hace 24 años nació mi hija Valeria Scarlett. Los doctores me habían dicho que médicamente ya habían hecho todo lo posible y no podían hacer nada más”,
recuerda. “Pero Dios escuchó a su madre y me concedió el milagro de ser mamá”.
Para obtener aquel favor, Elisa dijo que lo logró, “cuando doblé mis rodillas y le dije a mi Dios que aceptaba su voluntad; fue entonces cuando sentí paz en mi corazón… Dos meses después, me pude embarazar”.
Elisa añadió que el milagro se repitió en su vida, después que trajo al mundo a su segunda hija Daniela Melissa, quien ahora tiene 22 años y es contadora pública.
Por su parte, el matrimonio de Ana Ajú, de Guatemala, contó a La Opinión que su hijo Víctor Josué nacería antes de tiempo, debido a un embarazo de alto riesgo, pues ella tenía problemas en el hígado y pidió a la Virgen de Guadalupe que intercediera para que su bebé naciera bien.
“Gracias a Dios mi hijo no tuvo problemas al nacer”, dijo Ana. “Ahora tiene22 años y es parte del ministerio de música en la iglesia de la Placita”.
Su esposo Víctor expresó que, durante la escasez de trabajo en 2008, las casas se devaluaron y tuvo un accidente que lo imposibilitó de emplearse como camionero.
“Estábamos pidiéndole siempre a Dios y nos agarramos de nuestra madre santísima y un día recibimos una llamada extraña” dijo Víctor. “Era un número desconocido y pensé en no responder”.
Sin embargo, Víctor tomó la llamada. Era una persona a quien ellos habían encaminado en la fe.
Llamaba porque tuvo un sueño y les preguntó si tenían alguna necesidad.
Los Ajú requerían $10,000 para no perder su casa y pagar algunas deudas que tenían. Aquella persona les prestó el dinero sin ningún interés y ellos pudieron seguir viviendo en su casa de Alhambra.
“Aquel señor nunca nos pidió nada a cambio por ayudarnos; la Virgen le movió el corazón y para nosotros fue un verdadero ángel caído del cielo”, dijo Víctor Ajú. “Le estamos muy agradecidos a la Virgen por el favor, a Dios por el milagro y a ese señor con quien nos une una gran amistad”.