Honran a la Virgen de Guadalupe y San Juan Diego en la Misión de San Gabriel
A causa del coronavirus, este año la procesión anual contó con la participación de unas 300 personas solamente.
José Juan Morales, un devoto mexicano de la Virgen de Guadalupe regresó a los pies de la “Morenita del Tepeyac” para agradecerle su intercesión por su sanación de coronavirus.
Hace cinco meses, Morales, de 45 años y originario de Acajete, Puebla sintió que le faltaba la respiración. Su esposa Margarita tenía el virus y lo contagio a él y a dos de sus tres hijas.
“Sentí que moría por falta de aire, pero me encomendé a la Virgen de Guadalupe, y Dios obró el milagro para que yo siga con vida”, declaró Morales, quien fue hospitalizado por una semana, y otra semana más fue puesto en cuarentena en un hotel de Pomona hasta ser dado de alta.
Morales fue parte de la comitiva que adornó y transportó en una carroza repleta de rosas las imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego.
El feligrés y centenares de fieles católicos participaron en la edición número 89 y misa anual, celebrada por el arzobispo de la Arquidiócesis de Los Ángeles, José H. Gómez, en una tarima especial que se instaló en el área del estacionamiento de la Misión de San Gabriel.
En su homilía bilingüe, Gómez suplicó a la “Emperatriz de las Américas” que enviara un mensaje de esperanza y sanación por aquellos que están enfermos, los moribundos y por los que han perdido la vida y sus familias, y todos quienes han sido lastimados por la pandemia del coronavirus.
“Le pedimos especialmente su intercesión para traernos la liberación de esta plaga del coronavirus”, dijo el prelado.
A diferencia de los miles que cada año participan en la celebración, este año apenas fueron unas 300 personas las que se congregaron en medio de protocolos de distanciamiento social y uso de mascarillas.
Sin embargo, muchos fieles continúan participando en nueve días de oración virtual y reflexión previos a la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre.
El desfile titulado “Nuestra Señora de Guadalupe: Madre de Sanación y Esperanza”, es la procesión religiosa más antigua de Los Ángeles. Fue establecida en 1931 por católicos mexicanos que huyeron de la persecución del gobierno del presidente Plutarco Elías Calles durante la Guerra Cristera (1926-1929).
Entre la comitiva de más de 30 parroquias de la Arquidiócesis de Los Ángeles se encontraban también la familia de Jesús y Claudia Fernández, junto con sus hijos Andrea y Fabián de Jesús, de 2 años.
“Desde hace 15 años participo en la procesión y siempre le vengo a dar gracias a Virgen de Guadalupe porque gracias a ella, Dios hizo el milagro de que mi hijo estuviera sano”, contó Fernández, a La Opinión.
Los médicos habían diagnosticado que una vena en el cerebro de su hijo estaba tapada y que, quizás, el niño no iba a poder caminar.
“Tres días después que mi hijo fue bautizado, los médicos me dijeron, te puedes llevar a tu hijo, él no tiene nada”.
En estos momentos California vive uno de sus peores momentos en referencia al coronavirus, incluso, a partir del domingo en la noche, la orden estatal ‘Permanecer en casa’ entró en vigor para contener las infecciones del COVID.