Papa Francisco en Navidad: el nacimiento de Jesús trae esperanza en tiempos difíciles
En una misa marcada por la pandemia, el Papa Francisco llamó a no caer en el desánimo
ROMA – En una misa de Gallo marcada a fuego por la pandemia de coronavirus -que obligó a Italia a volver a ser una “zona roja” a nivel nacional, es decir, a un confinamiento total y a unas Fiestas totalmente acotadas-, el papa Francisco llamó hoy a todos los cristianos a no caer en el desánimo, a confiar en Dios y a no temer “no salir del túnel de la prueba”.
La Navidad es la fiesta del amor de Dios por nosotros: el amor divino que inspira, dirige y corrige el cambio, y vence el miedo humano de dejar lo “seguro” para relanzarnos en el “misterio”.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) December 24, 2020
Dos horas antes de lo normal debido al toque de queda vigente en el país por la pandemia -que implica que nadie puede estar circulando después de las 10 p.m., y solo ante unas 150 personas, todas con mascarillas -un número limitadísimo, ya que lo normal es unas 7,000-, Francisco presidió una de las principales misas del año desde el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, en transmisión directa televisiva mundial y por streaming en redes sociales, la nueva modalidad impuesta por la pandemia.
“A menudo se oye decir que la mayor alegría de la vida es el nacimiento de un hijo. Es algo extraordinario, que lo cambia todo, que pone en movimiento energías impensables y nos hace superar la fatiga, la incomodidad y las noches de insomnio, porque trae una felicidad indescriptible, ante la cual ya nada pesa. La Navidad es así: el nacimiento de Jesús es la novedad que cada año nos permite nacer interiormente de nuevo y encontrar en Él la fuerza para afrontar cada prueba”, dijo el exarzobispo de Buenos Aires al principio de su sermón, que giró en torno del significado de la Navidad.
Luego de recordar el “amor incansable” de Dios, “que no cambia, sino que nos cambia” y que “sólo el amor de Jesús transforma la vida, sana las heridas más profundas y nos libera de los círculos viciosos de la insatisfacción, de la ira y de la lamentación”, el papa Francisco reflexionó acerca de por qué Jesús nació en la noche, sin alojamiento digno, en la pobreza y el rechazo, cuando merecía nacer como el rey más grande en el más hermoso de los palacios.
Dios viene a habitar entre nosotros, pobre y necesitado, para decirnos que sirviendo a los pobres lo amaremos. Desde esta noche, como escribió una poetisa, «la residencia de Dios está junto a mí. La decoración es el amor» (E. Dickinson, Poems, XVII). #Navidad
— Papa Francisco (@Pontifex_es) December 24, 2020
Analfabetos de bondad
Subrayó después que el “niño en el pesebre” es un signo para guiarnos en la vida. “Dios está en el pesebre recordándonos que lo necesitamos para vivir, como el pan para comer. Necesitamos dejarnos atravesar por su amor gratuito, incansable, concreto”, indicó.
En este sentido, tras recordar que quien tiene un niño pequeño sabe cuánto amor y paciencia se necesitan, finalmente Francisco abogó por los más necesitados, la gran prioridad de su pontificado.
Solemne, la misa no tuvo el clima festivo que le dan los miles de fieles que suelen llenar la Basílica de San Pedro. Pero contó con lindísimos coros y cantos -gregorianos y navideños- del Coro de la Capilla Sixtina.
Debido a la pandemia de coronavirus, el Papa no impartirá al mediodía (hora local) la tradicional bendición Urbi et Orbi y el saludo navideño desde el balcón central de la Basílica de San Pedro -porque la plaza estará vacía, sin fieles-, sino desde el Aula de las Bendiciones del Palacio Apostólico, en directo por televisión y en streaming por redes sociales.
Por Elisabetta Piqué