La aviación moderna también se hace en México

Desde México se hacen  aeronaves ejecutivas y privadas, así como de pasajeros para compañías como Boeing, Aernnova, Airbus Group, Bombardier, Safran México, entre otras.

Liliana Ramírez con su asesor de postgrado Omar Jiménez.

Liliana Ramírez con su asesor de postgrado Omar Jiménez. Crédito: Liliana Ramírez | Cortesía

MEXICO.-  Mucho ha pasado con los aviones que México fabrica para el mundo desde la inauguración en 1998 de una planta en el estado de Querétaro para la hacer turbo propulsores, desde la llegada de General Electric al siguiente año y hasta fechas recientes con la generación de talento súper especializado como Liliana Ramírez.

Esta mujer de 37 años, es una ingeniera aeroespacial  que en los últimos meses sorprendió por una novedosa aportación a la generación de materiales compuestos: el “carbón-carbón” que mejora el sistema de propulsión de lanzadores orbitales y suborbitales.

“El carbón carbón es un material que nunca se había usado en México, sino en China y con otras recinas. Antes, eran metálicos y el precio era mucho más elevado”, advierte en entrevista con este diario para explicar el nivel de profesionalización de la ingeniería mexicana.

El transporte aéreo de las últimas décadas alrededor del globo terráqueo debe mucho a los engranajes de los aviones que se diseñan y fabrican en este país. Se trata de una industria que saltó de la manufactura básica a la fabricación de aeroestructuras, sistemas y equipamiento, motores, mantenimiento, procesos especiales, reparación y mantenimiento.

Desde México se hacen  aeronaves ejecutivas y privadas, aeronaves de pasajeros para Boeing, Aernnova, Airbus Group, Bombardier, Safran México, GE, Hyrsa Aerospace, Zodiac Aerospace, Bell, ETU Aerospace, Altas, Soisa Aircraft Interiors, Fokker GKN Aerospace México  entre otras compañías. Además, especialidades en diseño e ingeniería  y diseño de componentes para motores, de acuerdo con el Anuario Económico del estado.

En el  caso de Boeing, por  ejemplo, el 65% de las piezas de los aviones Boeing provienen de proveedores ajenos a la marca y la mayoría se encuentra en Querétaro, una razón por la cual en los últimos días se celebra el retorno  del  Boeing  737 que estuvo  involucrado en dos accidentes mortales.

Ese avión es un emblema del avance de la aeronáutica en Querétaro porque a través de la empesa Safran se fabricaban álabes de motor, una estructura compuesta por miles de delgadas fibras tejidas hasta formar un pequeño “tapete” cubierto con una resina para ventiladores de los aviones.

Estos no son cualquiera ni nada sencillos . Cada avión contiene entre 700,000 y dos millones de piezas manufacturadas y diseñadas en México por lo cual, la industria local cree que está lista para volar sola con su propia marca.

Prototipos de aviones en la Universidad Aeronáutica en Querétaro
Prototipos de aviones en la Universidad Aeronáutica en Querétaro

“Contamos con los cimientos para dar pie a la creación de la primera gran empresa aeronáutica de capital mexicano” aseguró Juan Carlos Corral, presidente del Aeroclúster de Querétaro, un conjunto de firmas especializadas que promueven el crecimiento sustentable de la industria aeroespacial.

“Creo que México y en particular Querétaro está en una posición ideal  y  estamos viendo cómo se puede materializar, es una idea para la cual se tienen que aunar muchas voluntades políticas, empresariales, de negocio y en eso estamos”, precisó.

El Aeroclúster de Querétaro está integrado por 85 empresas y organizaciones: 32 empresas de procesos especiales; fabricantes de equipamiento original; cinco de mantenimiento, reparación y operaciones; 12 centros de investigación y diseño; 19 de servicios especiales,  seis proveedoras de materia prima y siete instituciones académicas.

Estas empresas generan más de 8, 500 empleos relacionados con la industria aeroespacial, los cuales han permitido desarrollar un ecosistema altamente competitivo hacia  Norteamérica, Francia, España, Alemania y Reino Unido en Europa.

EL TALENTO

Si alguien puede dar fe  de la  importancia del entorno en la formación de talento es la industria aeronáutica mexicana. Liliana Ramírez jamás hubiera imaginado que su inteligencia para la ciencia y la ingeniería la llevarían un día a ser un elemento de innovación en el mundo espacial. Pero lo es.

“Soy 100% queretana  y ahí es algo natural para los estudiantes  pensar que pueden ser parte de la aeronáutica”, cuenta.

A ella se lo sugirió un amigo en cuanto terminó la preparatoria. Empezó por estudiar la ingeniería en materiales en el Instituto Tecnológico de Querétaro e hizo su proyecto de titulación en el Instituto Politécnico Nacional sobre materiales ferroeléctricos. Ahí descubrió su interés por la aeronáutica y la investigación.

Para el proyecto de carbón de Liliana Ramírez se involucró la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), el Centro Nacional de Tecnologías Aeronáuticas, el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial, el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica y el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional.

La academia regional  se tomó muy en serio la importancia de formar profesionistas acordes con las necesidades de la industria aeronáutica nacional que fue creciendo poco a poco hasta que en 2018 la fabricación de equipo aeroespacial del país captó 3,137.9 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa, según datos de la Secretaría de Economía federal.

De este monto, 31.0% se dirigió a Querétaro, el estado con mayor capital foráneo en esta actividad, de 21 entidades que registraron recursos. Le siguieron Baja California (20.2% del total), Chihuahua (19.7%) y Nuevo León (12.9%), Sonora (7.2%), Tamaulipas (3.7%) y San Luis Potosí (2.1 por ciento). hasta  y desde  2011  se enfocó en carreras totalmente desconocidad.

La  Universidad Aeronáutica de Querétaro (Unaq)  creó las ingenierías en Aeronáutica en Manufactura, Diseño Mecánico  Aeronáutico y  Electrónica y  control de Sistemas de Aeronaves. Tiene tres áreas para técnicos universitarios en mantenimiento: en aviótica, en planeador y motor y una maestría en ingeniería aeroespacial que fue la que cursó Iliana Ramírez para dar un salto cualitativo  en  la familia.

“Mi papá es un obrero y mi mamá es una enfermera. Nadie antes se había interesado en mi familia por la ciencia  y la ingeniería”, advierte. “A veces me siento como los aviones: volando a contracorriente”.

Liliana Ramírez durante el proceso de investigación
Liliana Ramírez durante el proceso de investigación

Pero cada  vez son más los estudiantes involucrados. La Unaq ha realizado 38 proyectos de investigación aplicada para instituciones y empresas del sector aeronáutico desde 2011 a la fecha.

La mayoría de los proyectos están enfocados al desarrollo de motores híbridos, simuladores de vuelo, aeronaves no tripuladas, comunicaciones satelitales, mejora de tecnología, prototipos de aviones ligeros  y en el desarrollo de patentes con diversas compañías, entre ellas, la Fuerza Aérea Mexicana.

“Todos quieren eliminar la dependencia económica y tener autonomía para no depender de otros”, detalló Federico Pérez, secretario en la Unaq.

TIEMPOS RECIOS

La técnica de carbón- carbón de Liliana Ramírez causó revuelo porque los costos de muchas operaciones se reducirían si en lugar de utilizar metal, utilizan la resina endémica de México. El proyecto se estaba  popularizando, lo presentó en Australia y había sido aprobado por la Federación Internacional de Austronautas para presentarse en Dubai  en 2020 pero  todo se pospuso hasta octubre próximo, si la vacuna controla al coronavirus.

Liliana se quedó a la espera como ahora  lo  está la industria aeronáutica que ha sido de las más afectadas por los estragos de COVID-19.

La caída en las operaciones aéreas impactó fuertemente al sector y en México se perdió el 6%  de los empleos a nivel nacional. El secretario de Desarrollo Sustentable (Sedesu) en Querétaro, Marco Antonio del Prete, dijo que en el  estado la empresa Safran despidió a 350 y la canadiense Bombardier a 2,500 empleos en su división de aviación.

Hasta entes de la pandemia, la industria aeronáutica del estado reportaba 12,000 empleos, de los cuales 9,500 eran aportados por empresas e instituciones asociadas al Aeroclúster de Querétaro.

Liliana  está consciente de ello. En la investigación sucede lo mismo. A ella le suspendieron una beca que ya tenía para un doctorado en ingeniería  aeroespacial en  Estados  Unidos o Reino Unido y sólo resta  esperar un nuevo repunte en los vuelos que, por lo demás se prevé fuerte, una  especie de renacimiento en el turismo, el comercio, el espacio.

Y todo requrirá del transporte aéreo del que ella es parte como es parte de la industria aeronáutica mexicana que se dice preparada para volver a la carga con todo. Aunque en los hechos, nunca se ha detenido para volar.

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