Toma de posesión de Biden: el excepcional dispositivo de seguridad que militarizó Washington (y por qué se teme un “ataque interno”)
El asalto al Capitolio ha forzado a incrementar la seguridad en la capital de Estados Unidos para evitar nuevos incidentes antes y durante la investidura de Joe Biden.
Cierres de carreteras y de líneas de metro, controles de vehículos, camiones militares, vallas y bloques de cemento para cercar la Casa Blanca y el Capitolio, y más de 25.000 tropas.
El centro de Washington se ha convertido desde esta semana en una zona fortificada para evitar cualquier incidente antes o durante la investidura del presidente electo Joe Biden.
El violento asalto al Capitolio el 6 de enero, en el que murieron 5 personas, llevó a incrementar la seguridad en la capital estadounidense y especialmente del National Mall, el recinto que alberga los monumentos más emblemáticos de la ciudad y donde se suelen concentrar multitudes.
Normalmente, las autoridades dedican meses a preparar un exhaustivo plan de seguridad para la toma de posesión presidencial, que suele ser un día de festividades. Pero este año las medidas serán inéditas, ante la amenaza de nuevos ataques organizados por grupos de extrema derecha.
El acceso a grandes partes de la ciudad ha sido restringido y el Servicio Secreto está coordinando el plan de seguridad, junto a al menos 20 agencias de seguridad y entidades de seguridad pública.
Las autoridades decidieron trasladar a la ciudad 25.000 tropas de la Guardia Nacional de al menos seis estados y el Distrito de Columbia, un número mayor de tropas que las desplegadas actualmente por EE.UU. en guerras en el extranjero, destaca la prensa estadounidense.
Estas fuerzas se sumarán a más de 3.800 policías de la policía metropolitana y 2.200 de la policía del Capitolio, el cuerpo en el punto de mira desde el ataque a la sede legislativa, informa Reuters.
Las autoridades declararon el estado de emergencia en Washington DC, y el resto de territorios del país también permanecen en alerta ante la posibilidad de protestas violentas.
Y es que el FBI ha advertido de la posibilidad de marchas protagonizadas por seguidores de Trumparmados en los Capitolios estatales de todo el país.
Ante este tipo de alertas, algunas aerolíneas, como Delta y Alaska Airlines, han prohibido que los pasajeros que vuelen a Washington DC facturen armas.
Un año de preparativos
El agente Matt Miller, quien dirige los planes de seguridad en nombre del Servicio Secreto, señaló a la prensa el pasado viernes que se llevaba trabajando en la planificación para la ceremonia de investidura alrededor de un año.
Como evidencia de la situación de tensión en la capital, este lunes el complejo del Capitolio fue confinado brevemente por una alerta de seguridad y se suspendió un ensayo de la investidura de Biden.
La policía aseguró que tomó esa medida “por precaución” después de que varios testigos aseguraran haber visto una humareda cercana al complejo, si bien poco después afirmaron que no había ningún peligro para el público.
El presidente electo ha insistido en cumplir con la tradición de jurar el cargo frente al Capitolio, en el exterior, pero el evento de traspaso de poder será muy distinto al de sus predecesores.
Normalmente, el discurso del presidente electo y su investidura suelen ser presenciados en directo por miles de personas en la explanada del National Mall, pero las medidas de seguridad han forzado a cerrar esa zona.
A ello se suman las restricciones por la pandemia, lo que ha llevado a que tan solo se hayan concedido 1.000 entradas para la ceremonia, en lugar de las 200.000 que habitualmente se proporcionan.
Un ataque “interno”
Las autoridades también trabajan para evitar la posibilidad de un ataque “interno”.
Según publica la prensa estadounidense, funcionarios de defensa de Estados Unidos aseguran que el gobierno federal investiga a las 25.000 tropas de la Guardia Nacional dedicadas a garantizar la seguridad durante la investidura.
Esta medida adicional de precaución responde a una creciente preocupación sobre el extremismo en el seno de este cuerpo y se produce después de que se confirmara que diversas personas que participaron en el asalto al Capitolio tenían lazos militares, informó The Washington Post.
Además, el domingo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos informó del arresto de un funcionario de Nuevo México, Cuoy Griffin, por cargos relacionados con el asalto.
Griffin, fundador de un grupo llamado “Cowboys for Trump” y quien, según la acusación, formó parte de la turba que atentó contra el Capitolio pero no llegó a entrar en el inmueble, prometió volver armado.
“Si lo hacemos, entonces va a ser un día triste, porque la sangre correrá desde ese edificio”, señaló en un video publicado en Facebook, según un documento del FBI recogido por Reuters.
Es esa violencia mostrada por los miembros de la turba del Capitolio la que sigue alarmando en el pais, y la que lamentablemente marcará el final de la presidencia de Trump… y el inicio de la de Biden.
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