Congresistas republicanos rechazan el proyecto de reforma migratoria de Biden
Por Sahil Kapur - NBC News
WASHINGTON – El ambicioso plan de inmigración del presidente Joe Biden se ha topado con una rápida resistencia por parte de los principales republicanos en el Senado, incluidos algunos que defendieron un plan similar hace ocho años.
Los activistas de inmigración elogiaron ampliamente la propuesta legislativa, pero los principales legisladores del Senado de ambos partidos expresaron su escepticismo de que pueda ser aprobado, al menos sin que sufra cambios sustanciales.
Los senadores creen que es poco probable que la propuesta obtenga los 60 votos necesarios en la Cámara Alta para superar el filibuster (un procedimiento político usado en el Senado para bloquear leyes o nominaciones no deseadas por parte de quienes constituyen la minoría). Biden necesitaría al menos 10 votos republicanos a su favor, ya que el Senado actualmente está 50-50.
El senador republicano por Florida Marco Rubio, una figura clave en la reforma de 2013 impulsada por los ocho senadores conocidos como Gang of Eight (La Banda de los ocho) que fue aprobada por el Senado pero murió en la Cámara de Representantes controlada por los republicanos, calificó la propuesta de Biden como una iniciativa sin posibilidades de éxito.
“Hay muchas cuestiones que creo que podemos trabajar en cooperación con el presidente electo Biden, pero una amnistía general para las personas que están aquí ilegalmente no va a ser una de ellas”, dijo en un comunicado el martes, un día antes de la toma de posesión.
El senador Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, dijo que duda que el plan de Biden pueda aprobarse, y lo describió como “hacia la izquierda” de la legislación de 2013 que él ayudó a elaborar, argumentando que incluye menos disposiciones para reforzar la seguridad fronteriza.
Graham, quien adoptó una postura de extrema derecha durante la Administración Trump, dijo que el resultado más probable que ocurra es un acuerdo menor respecto al Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) de 2012, que el presidente Barack Obama instauró de manera unilateral.
“Creo que probablemente la posibilidad en un Senado dividido 50-50 sería una especie de acuerdo sobre DACA”, dijo Graham el jueves. “La reforma migratoria integral va a ser difícil de pasar dado este entorno, pero creo que es posible lograr DACA”.
Rubio y Graham son los dos miembros republicanos restantes del grupo que elaboró el proyecto de ley de 2013, lo que hace que su resistencia sea una alarma importante para Biden.
Su plan propone aliviar las restricciones de asilo, y otorgar un camino de ocho años a la ciudadanía a los aproximadamente 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos, después de ser sometidos a verificaciones de antecedentes penales y pagar sus impuestos.
El plan de Biden también propone cambiar la palabra ‘alien’ por ‘no ciudadano’, un paso simbólico para reconocer el papel de los inmigrantes en la historia de Estados Unidos.
De los 13 senadores republicanos que votaron por el proyecto de ley de inmigración de 2013, solo quedan cinco: Rubio, Graham, John Hoeven, por Dakota del Norte; Susan Collins, por Maine y Lisa Murkowski, por Alaska.
Este proyecto se presentó tras la reelección de Obama, cuando la élite republicana decidió que el partido necesitaba adoptar una política de inmigración más liberal. Pero Donald Trump cambió este enfoque en su campaña presidencial de 2016, que movilizó a los votantes conservadores en torno a una plataforma antiinmigración.
El brazo de campaña del Partido Republicano en el Senado, que se centra en recuperar a la mayoría en 2022, rápidamente apodó el plan de inmigración de Biden como “amnistía y fronteras abiertas”.
Incluso si los 50 demócratas se unieran para apoyarlo, encontrar 10 republicanos que también apuntalen el proyecto de ley sería una tarea abrumadora.
“No creo que se logre ni el apoyo de uno”, dijo un asistente del Partido Republicano no estaba autorizado para hablar sobre las perspectivas del plan, argumentando que el camino hacia la ciudadanía es “un problema” para los republicanos.
El asistente sugirió que el plan de Biden es un intento de aplacar a los progresistas, no una cosa de “tómalo o déjalo”. Agregar disposiciones fronterizas podría ayudar, pero puede que no sea suficiente, agregó.
El líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, criticó el plan de Biden este jueves y lo calificó como “una propuesta masiva de amnistía general que atentaría contra la aplicación de las leyes estadounidenses y al mismo tiempo crearía enormes incentivos para que la gente venga corriendo de manera ilegal”.
El senador Josh Hawley, republicano por Missouri, dijo que tiene “preocupaciones muy serias” sobre la política de inmigración de Biden. Hawley está retrasando una votación en el Senado para confirmar que Alejandro Mayorkas se convierta en secretario de Seguridad Nacional, y dice que Mayorkas primero debería explicar cómo haría cumplir las leyes de inmigración.
Los senadores Tim Scott, por Carolina del Sur y Ben Sasse, por Nebraska, dijeron este jueves que estudiarán el plan más de cerca antes de dar una opinión.
Entre los demócratas en ambas cámaras del Congreso, el plan de Biden fue recibido con grandes elogios.
“Yo personalmente apoyaría a todos los elementos que contiene”, dijo la senadora por Hawaii Mazie Hirono.
Algunos demócratas quieren que el plan sea más progresista.
La representante Pramila Jayapal, demócrata por Washington, calificó la propuesta como “muy, muy sólido”, pero dijo que quiere más disposiciones relacionadas con la detención de inmigrantes.
“Es maravilloso tener un presidente que finalmente mira a los inmigrantes de manera positiva”, dijo.
¿Y si los republicanos bloquean el proyecto de ley en el Senado?
“Se reforma el filibuster si los republicanos se niegan a aceptar”, dijo Jayapal.
Un alto funcionario demócrata dijo que los republicanos no parecen tener el apetito político por una reforma migratoria amplia y dijo: “No sé cómo se podría lograr el apoyo de 10 (senadores republicanos)”.
El funcionario dijo que un filibuster contra a la reforma migratoria, así como otras prioridades demócratas (como proteger los derechos de voto) daría más lugar a un debate dentro del partido sobre la abolición de la regla de los 60 votos.