Entre los latinos, los centroamericanos están entre los más afectados del coronavirus
El médico Don García de la Clínica Monseñor Romero dijo que a los centroamericanos ‘nos está matando la pandemia y a nadie parece interesarle’.
La pandemia ha impactado a los latinos de Los Ángeles más que a cualquier otro grupo étnico, pero los inmigrantes centroamericanos llevan la peor parte, de acuerdo con datos oficiales.
“La pandemia nos está matando, y a nadie parece importarle”, dijo a La Opinión el doctor Don García, director médico de la Clínica Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
Los centroamericanos angelinos se contagian a un ritmo que es más del doble de la media en el condado, lo que se refleja en fallecimientos.
El condado de Los Ángeles reconoce que tiene un promedio de contagios es de 16 por ciento, “pero nuestro promedio es del 40 por ciento, cuando menos, y no baja; va en aumento”, expresó en tono de angustia el doctor García.
De acuerdo con datos oficiales del condado de Los Ángeles, el 68 por ciento de los residentes centroamericanos carecen de seguro médico, el 46 por ciento de la comunidad centroamericana en Los Ángeles “no tuvo los servicios de salud que necesitó en los últimos 12 meses”, es decir a lo largo de toda la pandemia.
“Lo difícil de digerir es que si el propio condado sabe esto, ¿por qué no está haciendo nada ahora mismo para ayudarnos?”, reprochó el doctor García.
Algunas de las soluciones más impactantes del condado contra la pandemia en el condado de Los Ángeles en medios locales son inútiles para la comunidad centroamericana pobre que atiende la Clínica Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
Mientras que en algunos noticieros nacionales se ven tomas filmadas con drones de largas e impresionantes filas de vehículos formados para que los conductores y sus pasajeros pasan a vacunarse, “los centroamericanos no pueden llegar siquiera a donde les podrían hacer la prueba para saber si tienen COVID 19”, dijo el doctor García.
“Por lo general son familias pobres que no tienen vehículo, tendrían que llegar a cualquier lugar en transporte público, pero la mayoría son trabajadores esenciales, y no solo son esenciales, tampoco pueden faltar al trabajo” porque, por su condición socioeconómica, “literalmente no pueden dejar de ganar el pan de cada día”, reveló el director médico.
De acuerdo con datos oficiales del condado de Los Ángeles, el 44 por ciento de la comunidad centroamericana vive por debajo del nivel federal de pobreza y otro 34 por ciento es pobre apenas por arriba del nivel federal.
El 48 por ciento de los centroamericanos angelinos no terminó la preparatoria, otro 21 por ciento alcanzó a terminarla. Solo el 11 por ciento ha cursado estudios superiores.
“La pobreza de nuestros inmigrantes centroamericanos contribuye a que la pandemia nos esté matando”, dijo el doctor García, “y le repito, parece que no le interés a nadie. Hasta ahora solo usted, La Opinión, se ha preocupado por preguntarnos por qué los centroamericanos llevamos la peor parte de la pandemia”.
José Alberto, un inmigrante guatemalteco del Este de Los Ángeles, perdió en diciembre a una pareja de tíos víctimas del COVID 19.
“Se enfermaron casi juntos, casi al mismo tiempo. Primero falleció mi tía y como a los cuatro días mi tío. Agobia mucho que no tuvimos para una funeraria. Todavía no sabemos bien qué vamos a hacer”, dijo el inmigrante.
Otras personas en su casa tratan de encargarse de los trámites. José Alberto dijo que “yo no puedo faltar al trabajo, es decir que sí puedo, ¿verdad?, pero no puedo dejar de ganar lo que necesitamos”. Es trabajador esencial en un supermercado.
Al preguntarle al doctor Mario Rosenberg, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) por qué la comunidad centroamericana angelina ha sido tan impactada por la pandemia, respondió que “en pocas palabras, por la enorme disparidad”.
“Los centroamericanos tienen menos acceso a servicios de salud, tienen una amplia población de trabajadores esenciales, y por el nivel de sus ingresos tienen que vivir en núcleos más numerosos, de varias familias juntas, lo que aumenta las posibilidades de contagio”, dijo el doctor Rosenberg a La Opinión.
El doctor García, en la Clínica Romero, coincide. La clínica atiende principalmente a la comunidad entre Pico Rivera, Westlake y el Este de Los Ángeles, pero recibe pacientes de bajos recursos en un radio más amplio.
“Todos los días llega a la clínica más gente de la que podemos atender. Queremos ayudar a todos, pero tenemos poco personal médico y menos recursos. Vienen a la clínica porque nosotros no somos como esos grandes negocios de hospitales del oeste del condado, que si no tienes seguro, no te atienden, se olvidaron de su juramento”, expresó el doctor.
El director médico dijo que ahora que Los Ángeles se convirtió en el epicentro de la pandemia, “el verdadero epicentro es esta área del condado y nuestra comunidad centroamericana, y lo que vemos a diario es que a nadie parece interesarle”.
El doctor García recordó que “de aquí salió Xavier Becerra, tenemos que informar de alguna forma a Xavier de lo que está pasando, no queremos comprometer a nadie, es solo que nuestra situación es desesperada”.
“Se está repitiendo la historia de la pandemia de viruela del año 1520, cuando los españoles blancos se aislaron y se salvaron y dejaron que nosotros nos muriéramos”, advirtió el profesional.
“Como entonces, como a nadie parece importarle nuestra suerte, tal vez la única ayuda que nos queda, como en 1520 sea esperar un milagro de la Virgen de Guadalupe”, dijo el doctor García.