Influencias y compadrazgo dejan afuera a los campesinos de recibir las vacunas
En el condado San Joaquín, las dosis contra el COVID eran para los trabajadores agrícolas, pero no les avisaron y se destinaron a los corporativos y sus allegados, según algunos testigos
Marce Robles dice que lo primero que la impresionó al llegar al lugar donde vacunarían a campesinos fue que en la fila casi no había trabajadores del campo.
“Había muchos americanos, señoras que se ve que nunca han trabajado en el campo, jóvenes, también americanos, como de unos 30 años de edad”, dijo doña Marce a La Opinión.
Ni ella ni su esposo sabían que había una jornada de vacunas contra el COVID 19 para trabajadores esenciales. “a mí me llamó el padre de la Iglesia de San Pablo, y me avisó que estaban vacunando, que nada más quedaban dos vacunas, que fuera con mi esposo, porque mi esposo es diabético, o sea que él sí la necesita”.
“La verdad, yo acompañé a mi esposo, pero yo no quería vacunarme, pero cuando llegamos y vimos en la fila que había tantos americanos jóvenes, pensé que si ellos estaban ahí formados, era porque es algo bueno, y ya entonces sí me vacuné”, dijo la trabajadora agrícola.
El contratista Emiliano Hernández dijo a La Opinión que uno de los trabajadores de su cuadrilla de unos 40 campesinos recibió una llamada telefónica “de un amigo, que le avisó que estaban vacunando, que fuera pronto porque nada más quedaban poquitas vacunas”.
“Él fue el único que se vacunó de toda la cuadrilla. A mí me llamaron también ya casi de noche pero les dije que estaba ocupado. Si me hubieran avisado antes, pues sí, hago tiempo y voy por la vacuna”, dijo.
“Pero yo digo que si eran vacunas para campesinos, pues nos hubieran visado; no hubo ningún anuncio en ningún lado, creo que los poquitos trabajadores que fueron, llegaron porque les avisaron así, de último momento”, confirmó don Emiliano.
Como parte de un programa piloto del gobierno de California, había llegado a Lodi un lote de 750 vacunas para trabajadores esenciales del campo y sus cónyuges.
De acuerdo con un dirigente de derechos de los campesinos, Luis Magaña, las vacunas fueron entregadas a corporativos que las aplicaron entre sí y sus conocidos, y casi al final llamaron a campesinos que les son allegados.
En un video que Magaña subió a redes sociales se aprecia que, en la fila para pasar a vacunarse, solo había estadunidenses anglosajones de diversas edades y algunos latinos, pero sin aspecto de trabajar en el campo, más bien citadinos, muchos son sobrepeso.
Magaña dijo que desde la semana pasada “corrieron la voz solo entre los (empresarios) agricultores de que habría un día de vacunación contra el COVID 19 para los trabajadores del campo mayores de 50 años”.
Las vacunas se aplicarían solo mediante cita previa, “pero las citas las hicieron contratistas que trabajan para esos empresarios”. El evento lo convocó la Asociación de Productores de Uva del Distrito de Lodi.
Mientras cientos de empresarios y sus empleados de oficinas, y los familiares y conocidos de ellos hicieron cita de antemano y fueron a vacunarse, los campesinos, que se suponía que serían los beneficiados de la jornada de vacunación únicamente se enteraron literalmente al final del día.
“Al final les sobraron algunas vacunas y se alarmaron porque si no las aplicaban se echarían a perder”, comentó Magaña; fue entonces que los organizadores comenzaron a llamar por teléfono a campesinos y les aplicaron las vacunas que quedaban sin que hubieran hecho cita.
Doña Marce dijo que llegaron pocos campesinos aun al final de la jornada. El trabajador de la cuadrilla de don Emiliano recibió la llamada de su amigo que le avisaba luego de las 6 de la tarde.
Magaña dijo que “el evento fue organizado por las influencias y compadrazgo de las corporaciones vinícolas del condado de San Joaquín y se llevó a cabo en los terrenos de la feria de la uva en Lodi.
El dirigente permaneció en las inmediaciones y documentó la jornada. “Por la mañana llegaron muy pocos trabajadores con citas; en su mayoría los primeros beneficiados fueron los (empresarios) agricultores, sus familias y su personal de las oficinas que sin muchas demoras recibieron la vacuna”.
De hecho en horas de la mañana se presentaron algunos campesinos adultos mayores pero los organizadores les negaron vacunas al decirles que no habían hecho citas para pasar a vacunarse.
“Ya para terminar el día, se dieron cuenta que sobrarían vacunas y desesperados buscaron a cualquier persona que llegara para ponerle la vacuna para que no se perdieran”, dijo el dirigente.
Quienes acudieron a vacunarse a los terrenos del Festival de la Uva de Lodi respondieron a un aviso que recibieron por correo electrónico y que desde su encabezado decía “El evento es para trabajadores agrícolas de San Joaquín mayores de 50 años”.
Pocas de las personas que llegaron eran campesinos o directamente trabajadores esenciales, y muchos eran más jóvenes que la edad que se pidió.
La directora ejecutiva de la Asociación de Productores de Uva del Distrito de Lodi, Amy Blagg, dijo en declaraciones escritas a La Opinión que su organización no fue la única que divulgó la información que les hizo llegar el Comisionado de Agricultura del condado de San Joaquín.
Sin embargo, subrayó que la asociación “compartió esa información con agricultores, empresas agrícolas y contratistas laborales de quienes teníamos direcciones de correo electrónico el viernes por la tarde. Desafortunadamente, con el fin de semana, hubo poco tiempo para correr la voz”.