Logra residencia tras ser testigo de crimen que pudo costarle la vida
Fue víctima de un intento de asesinato en Long Beach; un vecino fue asesinado y se registraron varios heridos
A Juan Carlos Espinoza García jamás se le cruzó por la cabeza que un tiroteo que pudo costarle la vida, le abriría el camino para salir de las sombras y obtener la residencia en Estados Unidos.
“Cuando años después, mi sobrino que fue herido, me dijo que había iniciado el proceso por una Visa U, que se da a las víctimas del crimen, yo no le creí porque es muy mentiroso. ‘¡Estás loco! Si no he podido arreglar por medio de mi esposa ciudadana’, le dije”.
Pero cuando se dio cuenta que en realidad al sobrino le habían dado la Visa U, fue que incrédulo y temeroso se animó a iniciar el proceso para ver si calificaba para este alivio migratorio que lo perdona todo, aún las deportaciones previas.
Juan Carlos, quien es un inmigrante de Michoacán, México, llevaba 5 años en el país cuando el 21 de julio de 2001, fue a la fiesta de su sobrino en Long Beach.
“Eran como las 11 de la noche cuando estando en la banqueta con otras personas, pasó un carro viejo por enfrente de nosotros, hizo reversa y se paró. Bajó un hombre, cortando pistola. ¡Cuidado!, grité y corrí. Todos corrimos cuando vimos al hombre apuntando con el arma, menos mi sobrino que andaba tomado”.
El hombre que había descendido del auto, le tiró unos balazos al sobrino de Juan Carlos, le pegó de rozón a otra persona y disparó de muerte a un individuo más. “Yo me escondí tras unas matas debajo de las escaleras del edificio, pero el hombre siguió avanzando, como si buscara a alguien. Todo quedó en silencio, mientras yo todo asustado podía sentir su respiración a unos pasos de mi”.
El pistolero abandonó el lugar en el mismo vehículo en el que llegó y donde lo esperaba el conductor. Dejó tras de sí, dos heridos y un muerto; y a Juan Carlos temblando de miedo.
“Duré días traumatizado. Nomás veía a un hombre con las características del que nos había disparado, me detenía asustado. No me animaba a pasar por el lugar”.
Debido a que un vecino llamó a la policía al momento del ataque, los agentes pudieron detener en pocas horas al tirador y al conductor.
“A mi me anduvo buscando mucho un detective para que fuera a declarar a la corte, pero tenía mucho miedo a que las familias de los acusados, nos reconocieran cuando diéramos nuestro testimonio y luego fueran a tomar revancha contra nosotros y a dispararnos al salir de la audiencia”.
Pero en una de esas vueltas, el detective lo encontró justo cuando le decía a un compañero de trabajo, que si iba a buscarlo, le dijera que no lo conocía. “Ya no pude echarme atrás y me vi forzado a ir a declarar, aún con miedo”, dice.
Los culpables del sangriento tiroteo declararon en corte que se equivocaron de calle y no tenían nada en contra de sus víctimas. Fueron sentenciados a una condena de 50 años, y actualmente se encuentran presos.
Cuando años más tarde, el sobrino de Juan Carlos recibió la Visa U, aún incrédulo decidió intentar, a ver si se la podían dar a él. Tenía sus temores porque ya había pasado mucho tiempo después del tiroteo. “Pensé que quizá no calificaría, pero fui a las oficinas de CARECEN, y ellos me ayudaron a conseguir la Visa U y la certificación de la policía”.
Cuando le faltaba un año para vencerse su Visa U, buscó al abogado en migración Sergio Siderman quien lo ayudó a obtener su residencia permanente.
“Cuando te dan la Visa U, te dicen muy claro que cuando falte un año para que se venza, hay que aplicar por la residencia. Si se pasa el tiempo, y uno no hace nada, ya no te renuevan la Visa U ni te dan la residencia”.
En enero pasado se hizo residente. “Me siento más tranquilo en el trabajo; y contento porque desde que uno viene para acá, lo que quiere es regularizar su situación”, dice Juan Carlos, quien tiene 45 años, es padre de 4 hijos entre los 21 y 8 años, y se gana la vida como soldador.
Él había tratado de buscar alivio migratorio, a través de su esposa Verónica Espinoza, que es ciudadana de EE.UU., pero como migración lo había detenido dos veces cuando intentaba reingresar al país, los abogados que había visto le dijeron que no calificaba. “Me arrestaron dos veces al regresar de México. Había salido para ver a mi papá que estaba enfermo; y después volví cuando falleció”.
Ya con la residencia en mano, Juan Carlos está listo para viajar a Jalisco, México donde vive la familia de su esposa.
“Ahora lo que tengo que hacer es portarme bien y ser una buena persona para calificar para la ciudadanía en 5 años”.
Visa U y Residencia
El abogado Siderman quien logró la residencia para Juan Carlos, dice que es posible que pueda solicitar la ciudadanía en tres años, y no en cinco años, debido a que su esposa es ciudadana, y a los cambios en las políticas de migración que se están dando.
“Después de obtener la Visa U, es un proceso bastante fácil, solicitar el ajuste de estatus a través de la forma I-485. Quizá la parte más difícil es lograr la certificación policiaca que se requiere para la Visa U, pero una vez conseguida, la residencia se obtiene sin problema tres años después”.
Recuerda que la Visa U, es un alivio migratorio que normalmente perdona deportaciones y detenciones previas.
“El mensaje más importante para quien ha sido víctima o testigo de un crimen, es que traten lo más pronto posible de obtener la certificación policiaca, la cual es un requisito para la Visa U“, precisa.
Aunque no hay un límite de tiempo para calificar para la Visa U, el problema que se presenta, es que después de 10 años de ocurrido un crimen, la policía suele deshacerse de los archivos sobre todo cuando no es muy serio.
“Si es un crimen serio, la documentación que lo pruebe se puede encontrar en las cortes, pero si fue un delito menos grave, puede que ya no se encuentren los reportes. Entonces obtener la certificación se vuelve complicado, y hay que buscar al policía que llevó el caso para ver si guardo un reporte o se acuerda de los hechos. Lo mejor es solicitar la certificación durante los siguientes 10 años después de un crimen”.