‘¿Qué le pasó a Martín Vargas?’: trágico final de inmigrante detenido en Adelanto
Muere en un hospital a donde fue llevado cuando se puso muy malo de COVID
Martín Vargas, un inmigrante de origen mexicano quien emigró al país siendo un niño, terminó sus días en una cama de un hospital del condado de Orange a donde llegó víctima de COVID-19, pero ni su familia ni siquiera su abogada supieron de su muerte hasta una semana más tarde.
“Yo lo reporté como desaparecido. No lo encontraba por ninguna parte. Estaba angustiada porque en el Centro de Detención en Adelanto me dijeron que lo habían liberado y temía que anduviera durmiendo en las calles”, dice la abogada en migración Margaret Hellerstein quien llevaba una petición de asilo político para Martín.
El inmigrante murió a los 55 años de edad el 7 de marzo. Había venido a Estados Unidos a la temprana edad de 3 años, pero en su juventud se metió en problemas serios con la justicia y fue a prisión. Después de cumplir con su condena, en abril de 2019 fue arrestado por agentes de migración y enviado al Centro de Detención de Adelanto donde vivió sus últimos años.
“En febrero teníamos programada una audiencia con el juez para ver si le autorizaban una fianza que le permitiera recuperar su libertad y pelear su caso fuera, pero se canceló debido a que no se sentía bien por las secuelas de COVID”, explica la abogada.
En realidad, Martín contrajo por primera vez el virus en diciembre y pasó entre dos y tres semanas en el hospital.
Cuando fue dado de alta, fue enviado de regreso a Adelanto. “Nunca se recuperó completamente. Me dijo que se sentía mareado, débil y le costaba mantenerse de pie. Desde febrero y hasta que murió en marzo, estuvo entrando y saliendo del hospital”.
Él sufría de varias condiciones de salud como diabetes, alta presión, esquizofrenia, hepatitis C y artritis, lo que lo hacía más vulnerable a COVID, explica la abogada.
“El 27 o 28 de febrero tuvo una cirugía para quitarle presión a su cerebro; el 3 de marzo sufrió un ataque cerebral; y el 5 de marzo, cuando migración vio que su situación era grave, lo liberó para que en caso de fallecimiento no contara como una persona que murió bajo su custodia”.
Martín murió el 7 de marzo, y su familia y defensora se enteraron de su fallecimiento hasta el 15 de marzo.
“Cuando yo llamé al hospital el 7 de marzo no me dijeron que hubiera muerto sino que lo habían liberado. Así que lo estuve frenéticamente buscando por todas partes, en la policía, otros hospitales y hasta puse un reporte de desaparición hasta que días después en la oficina del forense me dijeron que había muerto”.
La abogada Hellerstein dice que lo primero que quisieran saber es por qué murió Martín, qué le pasó y por qué le mintieron cuando llamó para preguntar por él.
“Junto con su familia estamos explorando todas las opciones para averiguar qué fue lo qué pasó con Martín”.
Un vocero del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) declinó comentar sobre el caso y dar detalles sobre su detención, liberación y muerte.
Protesta en Adelanto
Tras conocerse de la muerte de Martín Vargas, un grupo de líderes de organizaciones de fe y comunitarios se manifestaron afuera de la alcaldía de Adelanto para pedirle a los concejales que fijen una posición ante las violaciones a los derechos humanos reportadas en el centro de detención de esa ciudad.
“Estamos pidiendo que se respete la vida de los inmigrantes detenidos. También José Luis Ibarra murió en 2019 a los 27 años, poco después de ser liberado por ICE, cuando estaba en coma en un hospital”, dijo el pastor Guillermo Torres de la organización Clérigos y Laicos Unidos por la Justicia Económica (CLUE).
“Prácticamente demandamos el cierre lo más pronto posible del Centro de Detención de Adelanto por su historia de abuso psicológico, físico y sexual hacia los detenidos”.
Agregó que piden a la administración Biden que base sus políticas de migración en dar la bienvenida, con un camino a la ciudadanía para los inmigrantes, que desaparezca el ICE, cierre las prisiones privadas y destine personal médico y psicológico apropiado en la frontera para los refugiados y solicitantes de asilo.
Darwin Ramos, un inmigrante que estuvo en Adelanto, dijo que es una tortura cuando un paciente entra a la enfermería y la única cosa que te ofrecen es acetaminofeno para todos los males.
“Estuve hospitalizado por 8 días porque el Centro de Detención de Adelanto nunca me dio el medicamento necesario, y solo me hospitalizaron después de que me desmayé varias veces”.
Señaló que los centros de detención no deben continuar operando con ese historial de gente muriendo. “Mi mensaje es claro y preciso. Es tiempo de que las instalaciones de Adelanto cierren”.