Administración Biden logra que México, Guatemala y Honduras desplieguen mayor vigilancia contra inmigrantes
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirma acuerdos para incrementar la operación de militares y policías
Los esfuerzos del gobierno del presidente Joe Biden para detener la inmigración hacia los Estados Unidos están dando los primeros resultados, aunque se trata de estrategias de vigilancia, más que de atención a las causas de que las familias decidan dejar sus tierras de origen.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirmó que las negociaciones con México, Guatemala y Honduras derivaron en el despliegue de más militares y policías en las distintas fronteras, a fin de evitar movilizaciones masivas de inmigrantes, conocidas como caravanas.
“Ha habido una serie de discusiones bilaterales entre nuestro liderazgo y los gobiernos regionales de México, Honduras y Guatemala. A través de esas discusiones, hubo un compromiso… de aumentar la seguridad fronteriza”, confirmó Psaki en conferencia de prensa.
La portavoz no precisó cuándo se hicieron esos acuerdos y si la vicepresidenta Kamala Harris, responsable de atender las causas que originan la migración de los países del Triángulo Norte, fue quien logró esos compromisos.
“México tomó la decisión de mantener 10,000 soldados en su frontera sur, lo que resultó en el doble de interdicciones diarias de migrantes”, indicó. “Guatemala envió a 1,500 policías y militares a su frontera sur con Honduras y acordó establecer 12 puestos de control a lo largo de la ruta migratoria. Honduras incrementó a 7,000 policías y militares para dispersar un gran contingente de migrantes”.
Psaki justificó que las negociaciones “ocurren a varios niveles” y mencionó a la asesora de la Casa Blanca para atender la frontera, Roberta Jacobson, como parte de esos esfuerzos.
“Hemos tenido a Roberta Jacobson trabajando… para ayudar a tener estas discusiones con la región sobre los pasos que se pueden tomar para ayudar a reducir la cantidad de migrantes que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México”, precisó.
A Psaki se le insistió si los acuerdos sobre el despliegue de mayor vigilancia en las fronteras son recientes. Ella confirmó que sí.
“Creo que es, es justo decirlo, pero también diría que a menudo estas discusiones están en curso durante un período de tiempo y tienen lugar en varios niveles del gobierno”, insistió.
Aunque dio cifras precisas sobre el despliegue de militares y policías, la portavoz dudó sobre cómo los gobiernos aliados de EE.UU. implementarán sus planes.
“Tendría que hablar con estos países sobre cómo se implementarán. Creo que el objetivo es hacer más difícil el viaje y hacer más difícil cruzar las fronteras”, justificó.
Esfuerzo diversificado
La semana pasada, la vicepresidenta Harris tuvo su primer diálogo con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, pero antes la exembajadora en ese país, Jacobson, se había reunido con autoridades mexicanas, incluido el canciller Marcelo Ebrard, para establecer lineamientos que ayuden a detener la inmigración.
Los esfuerzos de la Administración Biden están diversificados con oficiales de la Casa Blanca y personal especializado del Departamento de Estado, como el enviado especial del Triángulo Norte, Ricardo Zúñiga, a quien el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, rechazó recibir.
La vicepresidenta Harris también tuvo un diálogo telefónico con el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei.
El plan de Harris para la región no ha sido revelado, pero los nuevos esfuerzos de vigilancia en fronteras de Centroamérica y México podrían reducir la inmigración con respecto a marzo, cuando se registró un incremento del 100% de niños solos y de 71% de adultos.
La mayoría de las personas, un 60%, fueron deportadas. El 29% son personas que reingresaron a EE.UU. tras ser expulsadas, indicó la Administración Biden.