La contaminación que cruza la frontera entre Tijuana y San Diego
Aguas negras llegan de México al sur de California; ya hay varias iniciativas para arreglar la situación
La agencia ha dado esa misma orden miles de veces en los últimos años, con una advertencia principalmente para quienes practican el surf, de que podrían padecer de infecciones en los oídos, los ojos, la garganta y la piel.
Pero esta vez la contaminación por derrame de aguas negras que cruzan la frontera desde Tijuana llama la atención porque se suponía que después de décadas de tener el mismo problema transfronterizo, las autoridades en Baja California habrían finalmente corregido la situación.
El alcalde de Imperial Beach, Serge Dedina, un experimentado salvavidas que a lo largo de su carrera rescató a cientos de bajacalifornianos en la misma playa, dijo a La Opinión que el problema de los derrames ya alcanza magnitudes en que resulta difícil pensar que se pueda solucionar.
“El hedor en la playa es insoportable, porque los derrames arrastran residuos orgánicos” y aguas negras, que se dispersan en el agua de la playa pero también en la arena, por lo que el cierre es total, nadie entra siquiera a dar caminatas, “ni las soportaría con ese hedor”, declaró Dedina.
En la primavera del año pasado cerraron el acceso al Parque de la Amistad, donde las personas se ven a través de una malla de acero entre ambos lados de la frontera.
Pero el cierre no fue de la patrulla fronteriza por el covid-19, sino de parte de los guardabosques –rangers– de parques de California debido a la alta contaminación por derrames en el Valle del Río Tijuana, que queda en el lado estadunidense de la frontera.
“Era imposible caminar por ahí, cubría un lodo negro obscuro que a simple vista se notaba que estaba muy contaminado”, dijo un patrullero a través del muro de pilares de hacer de 30 pies de alto.
Pero uno de los peores periodos del problema se registró en febrero del 2017, cuando las bombas de aguas residuales de Tijuana se descompusieron y vertieron todas las aguas hacia San Diego.
Pasaron semanas antes de que las autoridades en Baja California avisaran a Imperial Beach sobre el desperfecto. Se habían vertido 140 millones de galones de aguas negras hacia California.
El alcalde Dedina recordó que, para cuando se detuvo el derrame, más de 215 millones de galones de aguas habían cruzado la frontera.
El funcionario recordó que “había una mancha de color café que cubría el mar” desde la frontera hasta el lujoso suburbio de Coronado, frente a la bahía de San Diego; la base de portaviones y nucleares de la marina en North Point.
Varias ciudades demandaron al gobierno federal por esos derrames, entre ellas Imperial Beach, Chula Vista y National City.
El problema de los derrames inició por el crecimiento demográfico en el municipio de Tijuana.
En la década de los años cincuenta las comisiones internacionales de Límites y Aguas (CILA) de los dos países acordaron que del lado de California se utilizarían las aguas que cruzaran la frontera. Tijuana tiene una elevación de 90 metros sobre la frontera de California en esa zona.
Pero conforme creció la población y la producción en Tijuana, las aguas pluviales, de lluvias, no solo cruzaban desechos orgánicos abandonados en las calles y aguas negras, sino también, por un paso pese al muro, toneladas de neumáticos, plásticos y otros desechos.
La basura pasa directamente al Estuario del Río Tijuana, una zona protegida por el estado de California, por flora y aves en riesgo de extinción.
Pero si todo el ambiental fuera poco, el alcalde dice que a eso se suman las pérdidas económicas de la ciudad que tiene al turismo entre sus principales atractivos.
Cada vez que las autoridades de salud cierran la playa, permanece cerrada por lo menos tres días. El año pasado estuvo cerrada 295 de los 365 días del año, aunque es una de las playas favoritas de los surfeadores.
El alcalde Dedina dijo en mensaje de Tweeter esta semana que “aparentemente, la justicia ambiental es una palabra de moda que se aplica en todas partes excepto en el valle del río Tijuana, donde se acepta e ignora el vertido de desechos tóxicos y aguas residuales sobre los niños, la vida silvestre y las playas de los marines”.
Baja California informó que instaló nuevas tuberías y sistemas de bombeo hechos en Estados Unidos que debieron funcionar, pero ahora analiza su esos recursos fueron insuficientes para la cantidad de desechos que cruzan la frontera.
Mientras la playa de Imperial Beach continuaba cerrada esta semana, los dos senadores de California, Diane Feinstein y Alex Padilla, presentaron una iniciativa que, de aprobarse, finalmente resolverá el problema de los derrames.
La iniciativa, Ley de Protección y Restauración del Agua en la Frontera, pide que la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA) y todas las instituciones que de alguna manera se relaciones en la frontera, una esfuerzos para solucionar la situación.
“Las aguas residuales y los desechos tóxicos han cruzad desde México durante años porque las agencias federales no han intervenido para abordar el problema. La gente del sur de California se ha visto obligada a sufrir mientras diferentes agencias federales siguen pasando la pelota. Este proyecto de ley pondrá fin a la confusión al poner a la EPA a cargo de coordinar esfuerzos y solucionar el problema”, declaró Feinstein.
El senador Padilla agregó que “Si bien las agencias federales han ignorado en gran medida este problema, la salud y la seguridad de nuestras comunidades costeras siguen amenazadas. Es por eso que me uno a la Senadora Feinstein para presentar la Ley de Protección y Restauración de la Calidad del Agua en la Frontera para ordenar a la EPA que tome la iniciativa para finalmente abordar el problema de la contaminación del río Tijuana”.
La bancada de congresistas de San Diego informó por su parte que prepara una iniciativa complementaria en la cámara baja para reforzar el trabajo de los senadores.